La voz de alarma surgió en Foronda, un concejo en el municipio de Vitoria en el que a finales de septiembre el PNV celebraba el Alderdi Eguna, o Día del Partido. Allí, el lehendakari Urkullu, ante la senyera y teniendo en cuenta las elecciones catalanas, se refirió al Gobierno de España y pronunció la frase: “Tienen un problema en Cataluña y lo tienen también en Euskadi”.
—Urkullu, Manantial divisorio socialista— me dijo al teléfono un sacerdote que vive en el País Vasco al que acudo cuando busco comentarios sobre lo que ocurre en su tierra.
Después, tras explicarme la noticia que la Agencia EFE daba desde Vitoria el 27 de septiembre sobre el Alderdi Eguna, me recomendó que echara un vistazo a la “Crítica a las Etimologías de apellidos Vascos” de Narbarte, que viera el significado de “Urkullu”, y que después le llamara para continuar la conversación.
Busqué el libro en Google, localicé el apellido en el apartado de “Apellidos con base latina antroponímica”, y me enteré que etimológicamente, para Narbarte, Urkullu es un “Manantial divisorio”. También vi que en la crítica se citaban dos términos: “horquilla” y “tenazas”.
Con lo conocido, llamé al sacerdote. Éste, tras citar el tándem con el que el PNV y el PSE han controlado el poder en Euskadi, con el paréntesis PP-PSOE que dio el puesto de lehendakari a Patxi López, hizo una afirmación que no sonaba a apuesta:
—Ahora alguien va a mover el nogal para que caigan las nueces.
—¿Para el PNV?— pregunté.
—Principalmente para el PNV. Pero, ojo a esto: Ya verá como alguien más se apunta a la recogida. Convendría estar atentos a lo que pase en el PSOE, porque en Euskadi el PNV y el PSE llevan mucho tiempo a pachas.
Atento, sí. Y teniendo presente la frase de Xavier Arzalluz a la que él se refería: “Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces y otros las recogen para repartirlas”.
Casi de inmediato, apareció el movedor del nogal: una mujer. Fue Susana Díaz con unas declaraciones raras: “Hay comunidades peor financiadas que otras…, hay que modular el Cupo Vasco…, la solidaridad tiene que ser igual para todos.”
Ahí estaba. Al zarandeo de Urkullu respondía la andaluza. Ésta movió el árbol, quizá sabiendo lo que hacía, en beneficio propio de cara a su colocación ante la Secretaría General del PSOE, y de su región económicamente deprimida. O ignorándolo, porque en esas latitudes las decisiones y suposiciones no son acertadas siempre.
Pero no sólo la andaluza. Después se lanzaron en tromba muchos: Ximo Puig, Idoia Mendía, Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara…
Con la precipitación que le caracteriza, muy acusada cuando se trata de vigilar a Susana Díaz, también Pedro Sánchez se aplicó a mover un ramaje entramado que no se quedó en el problema que Urkullu atribuía al Gobierno.
Puestos a zarandear, el problema había que magnificarlo. Y Sánchez lo hizo: Mentando la bicha, “el cupo vasco”, la financiación, el concierto económico, los foros navarros, la solidaridad interterritorial, la realidad económica catalana y hasta la reforma de la Constitución.
Los foros navarros. Los navarros, de UPN, socialistas, populares… Sólo los navarros, con Uxué Barkos de presidenta, parecieron no ocuparse del nogal.
Algunos, muchos, creyeron que el problema se reducía a lo que destapaba Urkullu. Y a ello respondieron. Una postura clara fue la de Xosé Luis Barreiro, que a una de las frases de Urkullu (“No permitiré que se toque el concierto, porque eso sería cruzar una línea roja”) contestó con el artículo socarrón en La Voz de Galicia “¡Qué listiño me es Urkullu!”. En él, definió lo que parecía una afrenta: “Pero él (Urkullu), en cambio puede pedir soberanías, fórmulas de adhesión, una nueva nación y una diferente concepción del Estado que le garantiza el concierto y le paga los excesos del cupo sin que ni el Estado ni los ciudadanos podamos retrucarle. Porque el listiño de Urkullu cree que el hecho sustantivo es Euskadi y el adjetivo es España y, para no parecer tonto de capirote, necesita que todos los seamos por él”.
Otros, desde otras posiciones, entendieron el asunto como una incursión por unos lodos procelosos que lastrarían a los que se metieran en ellos. E intentaron aprovechar la ocasión para reunir en el barro a los próximos al nogal vasco. Ésa fue la postura, entre otros, del Gobierno y el Partido que lo sustenta, Ciudadanos y alguien más. Era una ocasión para barrer para adentro y mostrar el berenjenal al que se había lanzado el PSOE. Y se aprovechó.
Como Xosé Luis Barreiro, la mayoría sólo había entendido que lo que agitaba Urkullu era “El problema que tiene España en el País Vasco”. Pero había algo más que un problema-señuelo usado como anzuelo. Detrás asomaba una jugada de mucho mayor alcance, con intereses personales, de grupos varios, y partidistas.
Es la que creyó encontrar el cura vasco pensando en el tándem PNV-PSE que justificaba los zarandeos de Urkullu, que hacía posibles las sacudidas de Susana Díaz, Pedro Sánchez y algunos varones socialistas, y que evidenciaba la ceguera del PP en el Gobierno y los que entendían lo que estaba ocurriendo como él.
La jugada, en política maquiavélica y de diseño precioso, tenía una doble vertiente con ventajas en dos sentidos:
- Robustecer el tándem PNV-PSOE, como horquilla y tenaza, para asegurar colaboración tras las Elecciones Generales, en las que los partidos nacionalistas, como el PNV, tendrán una fuerza considerable para conseguir el Gobierno de España.
- Y avivar la gresca entre los socialistas Pedro Sánchez y Susana Díaz en beneficio propio (Urkullu, el PNV y el PNV de Urkullu) y, también, mejorar la posición de un tercero que no quiere aparecer en discordia, pero que obtendrá beneficios y una posición inmejorable si, tras las elecciones y el posible encontronazo, se abre el melón sucesorio en la Secretaría General del PSOE.
En último caso, como insinuó el cura vasco, la medida es doblemente útil:
Por una parte, porque siempre cabrá disculpa entendiendo lo iniciado por el lendakari como lo ha hecho el diario El País: “Urkullu avisa al PP y PSOE de que se abstengan de tocar el Cupo vasco”.
Por otra, porque, convertido Urkullu en manantial divisorio socialista, el PNV estará en una posición privilegiada para negociar en el futuro con el que finalmente triunfe en el PSOE…
Quizás el tercero en discordia. O no.