Toni Cantó: tres veces valiente

Toni Cantó: tres veces valiente
Miguel Manrique
Por
— P U B L I C I D A D —

No me gusta la participación ni de actores ni de artistas en política. El arte es la representación de la realidad por medio de los sentimientos, mientras que la política debe ser territorio únicamente de la razón; o por lo menos tendría que ser así.

Pero con artistas como Mario Vargas Llosa, por ejemplo, hago una excepción. ¿Por qué? Porque el autor de Pantaleón y las visitadoras, se mudó de lo sentimental a lo racional, convirtiéndose en todo un intelectual con el objetivo de presentarse a la presidencia de su país natal, Perú. Para ello hizo un curso intensivo en Economía, Derecho Administrativo, relaciones internacionales y otras disciplinas, dado que el sólo talento literario no le daba para tanto. Vargas Llosa perdió las elecciones y los peruanos al que hubiera sido un excelente Jefe de Estado.

Con el actor Toni Cantó hago otra excepción. Sin llegar a ser un intelectual, como el Nobel hispano-peruano, el valenciano es tres veces valiente. Lo es porque, primero, no es de izquierdas; segundo, por tampoco serlo en el mundo del espectáculo y tercero, por significarse en contra del racismo separatista catalán.

En la España de las últimas décadas es obligatorio ser de izquierdas. Es como una religión. De la misma manera como antañazo (gracias Francisco Umbral por el palabro) si no ibas a misa, te confesabas, comulgabas y demás, eras criticado por todo el mundo, señalado con el dedo, castigado en el colegio y hasta en casa. Ogañazo (este es mío) no te castigan en ningún sitio o no te señalan con el dedo. Pero basta con una leve estirada de labios, un golpecito con el codo y susurrar “ese no es de izquierdas”, para marcarte indeleblemente; o lo comentan en voz alta, sentándote en el banquillo falsamente progresista en todo tipo de reuniones y saraos. No necesitan para nada decir que eres un “facha” o franquista. No. Con sólo excluirte de la cofradía izquierdista, ya eres un apestado, ya luces suficiente sambenito para ser quemado en la hoguera del supuesto progresismo.

Sucede que Antonio Cantó García del Moral, comete la terrible herejía de no ser de izquierdas en una España que te obliga a ello. No ha sido diputado por el PSOE ni de Podemos, como sería lógico y natural en un actor como él, sino de Unión, Progreso y Democracia y posteriormente de Ciudadanos, partido por el que ha sido diputado tanto en las Cortes Valencianas como en el Congreso de los Diputados.

Pero no termina aquí su valentía (o terrible crimen, según se mire) sino que no es de izquierdas en donde más hay que serlo: en el mundo actoral español. No hay actor o actriz que no se “precie” de ser de izquierdas; es algo tan connatural en el mundo de la interpretación que lo de Cantó es todo un “caso”, pues hasta se permiten compadecerlo, “comprenderlo”, tenerle lástima, no entendiendo cómo un actor ha rodado tan bajo militando en partidos de derecha. ¡Qué es esto, por Dios! ¿Se habrá vuelto loco? ¿Estará enfermo? No lo entienden, se hacen cruces, se rasgan las vestiduras, se echan ceniza en la cabeza.

No contento con ello, el actor de Valencia, territorio “dels Països Catalans”, tiene la desfachatez de no ser partidario del racismo que intenta llevar a cabo ese hitleriano proyecto: el catalán. Como profesional del espectáculo y valenciano, tenía la obligación de pertenecer a formaciones como Esquerra Republicana de Catalunya, Esquerra Unida del País Valencià, o al Podemos local; o a Compromís, auténtico Caballo de Troya del primero de los partidos nombrados para apoderarse de Valencia y Baleares. Cantó tuvo la osadía de afiliarse a la iniciativa que un día tomaron en Barcelona un grupo de intelectuales para enfrentarse al racismo regionalista: Ciudadanos.

Después de la debacle de la formación de Inés Arrimadas, Cantó intentó ir en la lista del Partido Popular para las elecciones a la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo. No lo logró por una irregularidad administrativa; es lo de menos. No será diputado madrileño, pero su valentía tres veces puesta de manifiesto estará siempre ahí. A lo mejor este mal le servirá como bien, para que sus colegas actores y actrices le perdonen el abyecto delito de no ser de izquierdas; y hasta vuelvan a llamarlo los mandamases, bien pensantes “progresistas” ellos, para trabajar en películas o presentar programas de televisión.

1 Comentario

  1. La pregunta que me hago es…si tantos años conviviendo en su ciudad con gobiernos de derecha…le benefician a ud,. como defensor y divulgador de sus ideas??? gracias

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