Otoño nos ha traído una película de Icíar Bollaín, Maixabel, cuyo esposo fue asesinado en un atentado. En la película, Maixabel y el asesino, conversan sobre el hecho en un diálogo constructivo y positivo.
No ha sido la primera vez que en la guerra fratricida hubo un muerto, una viuda y un encarcelado. Años atrás el médico puericultor Santi Brouard, que ayudó a nacer a miles de niños en los años sesenta y setenta, partidario de una salida pacífica y dialogada al conflicto vasco, fue asesinado por los GAL en su consulta, dentro de su casa. En este caso, enemigos de ETA eran atacados por fuerzas colaboradoras del bando contrario a ETA, con el mismo resultado.
La viuda de Santi Brouard, Teresa Aldamiz, filipina de nacimiento, pero lekeitiarra de sangre, ha derramado sus lágrimas y contado su dolor en poesía, envuelta en un riguroso silencio y ausencia por los dimes y diretes que las luchas de aquel tiempo generaban entre tirios y troyanos.
Maixabel y Teresa Aldamiz, ya difunta, son hoy día la imagen prehistórica y mitológica de Mari de Anboto, la única diosa del pasado que viajaba en una nube de nombre Amillena sembrando la paz y la reconciliación entre todas las personas.
Como Maixabel y Teresa Aldamiz, Vasco Núñez de Balboa abrazó en la primera vuelta al mundo a todos los pueblos y continentes en un gesto de paz. Como él, Fray Juan de Zumárraga llevó a América el primer burro que aliviaría a los y las campesinas cargando los pesos de leña y alimentos y herramientas, que antes tenían que llevar los humanos a sus espaldas, y fundó la primera universidad en América, en Méjico. Al igual que otros vascos que han cubierto el planeta de nuevas ciudades, y han llevado la paz y prosperidad a todos los rincones.
Pero ni por esas: el mundo parece empeñado en pregonar la figura de un pueblo violento que tiene la manía de arreglar sus problemas a tiros y con sangre.
Y en esas estamos, pacíficos por Mari de Anboto, respondemos a la violencia con gestos por la paz como en aquellos tiempos, cuando el ermuarra Miguel Ángel Blanco.
Con permiso, ahí van estos versos de Teresa Aldamiz:
Eres Mari que vuelve, que baja del Anboto
Teresa Aldamiz Mendiguren (Manila, 1928 – Bilbao, 2012)
Traes contigo la paz, justicia, amor
Teresa, ¿serás tú la Euskadi que soñaba?
Flores, color, cantares, y bregas y sudores
Chirimiri envolviendo mil coplas y plegarias
Euskadi marinera, abierta al mundo, jaranera
Teresa, ¿qué quisieron romper cuando te hirieron?
¿Qué proyecto abortar, que versos ensuciar?
¿Por qué?, ¿quién fue?, ¿qué diablo los movió?
Así resucitada del dolor, poeta y bella
Bebes con risa franca el agua fresca de la vida
Y anuncias de la Euskadi de mañana la nueva primavera.