Sánchez está decidido a poner en marcha la subasta total de las leyes y del Estado entre sus socios como último intento de resucitar la legislatura a cambio de sus votos. La estrategia no es otra que reformar a la carta asuntos de esenciales como Presupuestos, financiación, vivienda, ley mordaza, secretos oficiales y hasta la excarcelación de los presos etarras para neutralizar su extrema debilidad en el Parlamento.
Pese a ello, el nacionalismo vasco del PNV es la única fuerza que jura apoyo eterno al Gobierno -o como diría Romanones, hasta las cuatro de la tarde- a cambio de desarrollar su estatuto para convertir Euskadi en una nación. Semejante táctica la secunda también EH Bildu, aunque a condición de derogar la ‘ley Mordaza’ y su sustitución por otra de «libertad y seguridad ciudadana”. La formación abertzale liderada por Otegui se atribuye además la excarcelación de presos de ETA -sin arrepentimiento- que el PP rechaza al considerarla un trueque de “presos por Presupuestos”, o lo que es igual, un plan de concesiones del gobierno en todos los frentes a cambio de garantizarse su apoyo en el Congreso.
Con la amenaza de Puigdemont de “mantener en tensión al Estado”, Sánchezda nuevos pasos para fortalecer el bloque de la investidura y conseguir apoyos suficientes a su Plan de Regeneración Democrática e incluso a los PGE 2025. No es esta la hoja de ruta de Junts, que ultima su cónclave congresual para finales de octubre con el aviso de que su estrategia es la “confrontación” y no la colaboración del independentismo para sostener a un Gobierno que incumple sus acuerdos.
Tanto el lehendakari Pradales, como su superior jerárquico en el PNV, Ortuzar, reiteran el mantra nacionalista contra el Estado para acaparar más poder. Su objetivo es blindar el autogobierno hasta conseguir una “Euskadi global”, para lo que aseguran contar con la connivencia de los “actores políticos mayoritarios” de Madrid. El partido jeltzale del “Dios y la ley vieja” del ‘aranismo’, se compromete a mantener sus dos años de gracia firmados con el ejecutivo -en noviembre de 2023- para continuar invocando el “derecho a decidir”, siempre que Sumar no haga políticas extremistas de izquierda.
El enfrentamiento POSE y PP ya es total por el plan de Vivienda y la financiación que el ejecutivo pretende imponer como un “trágala” a las 14 comunidades ‘populares’, que estas rechazan de manera rotunda tras la acusación de regiones “insumisas” por parte de la ministra Rodríguez.
Estrategia de acoso del Gobierno
Lo que también arrecia de manera virulenta es el acoso del gobierno -por tierra mar y aire (Fiscalía, abogacía del Estado, querellas partidistas)- contra la judicatura que investiga las causas abiertas a de la mujer de Pedro Sánchez y, en especial, contra el juez Peinado por mantener abiertos varios frentes contra el criterio de la Fiscalía que pide el archivo de la causa. Un consejo de ministros sincronizado afina el argumentario del descrédito baja la batuta de la portavoz, Pilar Alegría, que acusa al magistrado de llevar «seis meses pedaleando en la nada» convencida además de que la justicia y la verdad pondrán las cosas “en su sitio”. El sustituto de Escrivá, por su parte, convierte su departamento en apenas un mes, en el Ministerio de la Contra Judicial, haciendo buena la máxima de anteponer a los asuntos internos la estrategia de salpicar de fango y exabruptos varios a la oposición y continuar sembrando dudas sobre la judicatura que investiga al entorno del presidente. Un mes después de la advertencia de la presidenta del Tribunal Supremo y del Poder Judicial, Isabel Perelló, de que “ningún poder del Estado puede dar indicaciones, ni instrucciones a los jueces”, los ministros Puente y Bolaños comparten también la consigna del “blanco y en botella” de los señalamientos, mientras Marlaska califica de “salud democrática” las críticas que se puedan dirigir al poder Judicial desde el Ejecutivo.
Tribulaciones de Feijóo que sube en las encuestas
El PP de Feijóo anda más que atribulado tras su improvisada campaña ‘progresista’ para no quedarse atrás en las medidas que pretende arrebatar a la izquierda. Llamase semana laboral de cuatro días -no incluido en el programa electoral-, la “autentica” ley de vivienda para construir 200.000 casas anuales o su ley de Conciliación Familiar, la más ambiciosa de la democracia. El líder de la oposición auto enmienda a su propia formación, a la vez que marca distancias con Vox, dispuesto a abrir una “nueva etapa” incluso en las relaciones con los sindicatos, con los que fija una ronda de contactos para dotar de mayor consenso, profundidad y contenido a su agenda social. Sus iniciativas, registradas ya en el Parlamento, provocan el rechazo de la formación de Abascal, quien avisa que no dará sus votos gratis. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, lidera la revuelta de los ayuntamientos contra el cupo catalán con el compromiso de llevarlo al Constitucional y hasta el Consejo de Europa, al considerarlo una “puñalada al municipalismo”. Las encuestas siguen dando ganador al PP con hasta 159 escaños y la posibilidad de gobernar con Vox, con 124 diputados del PSOE.
La guerra también divide al Gobierno
El polvorín y la guerra abierta en Oriente Próximo mantiene la tensión internacional y sus posibles ramificaciones bélicas e incluso económicas, con rescoldos hispanos donde los socios de coalición enmiendan al gobierno. Todas las formaciones de Sumar con su máxima dirigente a la cabeza, la vicepresidenta Yolanda Díaz, elevan las críticas exigiendo al propio ejecutivo “máximas sanciones” y la ruptura de relaciones con Israel por su estrategia “genocida” contra la población palestina y por ser un “peligro para la paz”. Mientras el portavoz, Iñigo Errejón, exige suspender todo intercambio comercial con la Unión Europea, su antigua formación va mucho más lejos al acusar a Sánchez de no haber tomado “ni una sola medida”, y hasta IU exige la ruptura de relaciones diplomáticas. Impertérrito, el presidente del Gobierno hace un llamamiento a la responsabilidad de todas las partes para evitar una escalada de violencia «de consecuencias imprevisibles» para la paz en la región y en el mundo.