El PGE del actual Gobierno de Pedro Sánchez está recibiendo muy escasos elogios de las bancadas del PP, Ciudadanos y demás allegados. Parece que la derecha prevé, caso de aplicarse esos presupuestos, el desastre económico para España.
¿Para qué España? ¿Para la de los ricos o para la de los pobres? Porque parece que no es muy fácil al mismo tiempo sacar a los pobres de la miseria, y satisfacer los deseos de los pocos ricos con los que contamos en esta nuestra Piel de Toro.
Rebuscando en Internet bajo el título de «Nivel de pobreza en España en 2018», pueden leerse algunos datos relativos a este tema:
1) 10,2 millones de españoles viven por debajo del nivel de la pobreza.
2) Mientras mejora la economía (no sabemos a qué economía se refiere el estudio, ni a qué porcentaje de ciudadanos beneficia esa mejora) el nivel medio de los salarios en España se sitúa por debajo de los salarios del año 2009. Entretanto, la productividad del trabajo ha mejorado desde 2012 en un 6%, pero el coste de los salarios ha crecido un 0,6%, 10 veces menos que la mejora de la productividad, y los beneficios empresariales han aumentado en un 200,7%.
3) Los jóvenes que alcanzan su primer empleo perciben ingresos inferiores en un 33% al nivel de los salarios de los jóvenes en 2008, y por otra parte los contratos a tiempo parcial han crecido en un 54% con relación a otros tipos de contratos.
4) Los ingresos fiscales proceden en un 83% de las rentas salariales, del IVA, y otros impuestos pagados por las familias. Mientras tanto, los impuestos de sociedades solo aportan el 12% de los ingresos de los susodichos ingresos fiscales.
Hay más datos negativos. Por ejemplo, que cientos de miles de pensionistas y las viudas salen a la calle todas las semanas en toda España reclamando unas pensiones dignas, que muchos niños están mal alimentados, etc, etc…
Al parecer, el proyecto de Presupuestos del Gobierno de Sánchez intenta subir el salario mínimo a 900 euros mensuales, aumentar la aportación de las empresas a las arcas del Estado y otras reformas que acercarían el nivel de renta y de bienestar de los pobres al de los más ricos.
Lo cual, en opinión de algunos «entendidos», acarrearía una debacle y provocaría la fuga de capitales al extranjero, el frenazo de la creación de empleo, mayor pobreza para los pobres, etc, etc… Hasta el FMI previene a España de que si no se aseguran nuevos ingresos a las arcas del Estado no se pueden conseguir esas mejoras en el nivel de vida de los pobres… Y que si vamos camino de Venezuela, y de Grecia, y de…
O sea, que hay que seguir con la corrupción de siempre, con los recortes, con la precariedad en el empleo, con… Y que lo que importa es España, y que todos somos «mucho españoles», y que «España va bien» tal como va…
¿Qué España? Porque hay algunos que avisan, con aquella canción de Víctor Manuel, el que tenía un abuelo minero del carbón allá por Mieres, que «¡aquí cabemos todos, o no cabe ni dios!».