Puigdemont ganador

Carlos Miranda
Por
— P U B L I C I D A D —

Mientras el Ministro de Cultura, Urtasun, que no quiso condenar en el Parlamento Europeo el atentado de Hamas del 7 de octubre pasado, avisa que va a por la mal llamada “Fiesta Nacional” con pocas probabilidades de salir victorioso, el que torea de verdad es Puigdemont desde Waterloo, lejos del coso de la Carrera de San Jerónimo.

Cuando el separatismo estaba en momentos bajos, juzgado, condenado o fugado, ocurrió un milagro. Dios se hizo catalán y su enviado, Sánchez, como el genio de la lámpara de Aladino, dispuesto a complacer todos los deseos separatistas a cambio de supervivencia. Como un Lázaro cualquiera, el independentismo fue resucitado por Sánchez con indultos y pactos con los independentistas. Uno a cero para Puigdemont.

En segundo lugar, está resurrección, acompañada luego de acuerdos para seguir en la Moncloa, no sólo ha paralizado los esfuerzos para extraditar y juzgar a Puigdemont en España como había prometido Sanchez antes de caer del caballo camino de Monserrat, sino que, asimismo, ya lo imposibilita para el futuro.

Su defensa alegará ante cualquier juez frente a una hipotética futura petición de extradición que la motivación es solamente política: cuando sus votos fueron necesarios no favoreció España su extradición. Si se pide de nuevo será, pues, por un motivo político torticero. Gracias a la resurrección el residente de Waterloo será intocable a futuros y si no vuelve a España será reelegido continuamente en su escaño del Parlamento Europeo. Su lujosa residencia pagada por cualquier burgués separatista catalán. Dos a cero.

Resucitada la independencia y su gran gurú a salvo para siempre, viene lo siguiente: apretar a fondo lo de la amnistía. Ya vendrá luego un referéndum de independencia. Por ahora Puigdemont necesita una amnistía a prueba de cualquier juez. No puede arriesgarse a volver y que una imperfección en la ley permita que sus huesos den en una cárcel. Si lo consigue será un héroe y Sánchez un ingenuo engañado por un trilero de altos vuelos a pesar de Bolaños.

Si no lo consigue, da igual. Sánchez le ha blanqueado y el monclovita será vilipendiado por los separatistas por no haber cumplido su palabra con Puigdemont. Sánchez parecerá un Boris Johnson manipulado por Farage antes de tirarlo a una papelera como si fuese un kleenex sin más uso. Tres a cero. Puigdemont ganador. El genio loco, pero sabio, en Waterloo. El aprendiz brujo en una Moncloa inundada.

Así las cosas, Sanchez ha de hacer todo lo posible para obtener la amnistía que le exige Puigdemont para salvar la cara, aunque se le ponga como se le ponga, pensara Puigdemont, a pesar de que no se dé cuenta de ello ni tampoco sus seguidores y aduladores. En Waterloo Wellington batió a Napoleón y Puigdemont a Sánchez.

¿Y España en todo esto? ¿Y los españoles? A Puigdemont le trae absolutamente sin cuidado. Lo dicen y repiten constantemente los suyos. ¿A Sánchez? Cualquiera que sea la respuesta saldrá ganando Puigdemont por parecer más listo. Hay, pues, que pensar que a Sánchez le duele España, pero hay quienes lo dudan.

¿Y en Cataluña? Algún analista considera que si Illa y el PSC ganan las elecciones catalanas a finales de año será la prueba de que mentir y desdecirse fue acertado para los sanchistas. Una forma de ver las cosas, pero Puigdemont libre en España y dispuesto a reincidir o libre en Europa y santón adorado en el exilio de Waterloo más que un simple fugado gana en todos los tableros. El daño ya está hecho. Probablemente Puigdemont no dejará caer a Sánchez al que considerará, hay que pensar, un vasallo útil para toda la legislatura, si bien Turull, un colaborador de Puigdemont, amenaza con apearle de La Moncloa. Así va, por ahora, la íntima alianza de Sánchez con Puigdemont.

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