Los hechos catastróficos de al menos el último quinquenio, en el que hemos padecido: el intento de independencia con los graves altercados en Cataluña de orden público y convivencia, la moción de censura, la corrupción por doquier, un Gobierno con presencia comunista, la pandemia, la guerra en Ucrania y una extradición de facto de el Rey Emérito, han dejado una situación política al menos delicada y una situación económica francamente mala.
Se necesita múltiples acuerdos en muchas materias: desde un nuevo acuerdo constitucional que recoja al menos, la paridad de género en la sucesión de la corona y deshacer la inviolabilidad del Rey en asuntos no de Estado, revisión de algún punto del Estado de las Autonomías, unos acuerdos en asuntos de máxima relevancia en política exterior que afectan a la guerra actual y al conflicto del Sahara y el Magreb, unos acuerdos económicos para la lucha contra la crisis económica en al menos asuntos de inflación, empleo y gestión de fondos europeos, solucionar los nombramientos en el Consejo del Poder Judicial y otros Organismos Institucionales.
Creo que hay un número suficiente de temas, a los que pueden añadirse sin duda muchos más como por ejemplo pueden serlo Educación y una reforma penal, de acuerdo que lo penal debe llevar una intención de conseguir la reinserción del penado, pero atendiendo que hay casos que la Sociedad no tolera el no cumplimiento de las penas totales, y pactos entre los dos grandes partidos para permitir en determinadas ocasiones el Gobierno del más votado, sin tener que recurrir a minorías extremistas, y por último las políticas expansivas en gastos de defensa.
La situación es idónea para un pacto, y además el momento parlamentario temporal es el propicio, a año y medio de la finalización de la legislatura, se podrían preparar los consensos constitucionales en este o menor tiempo, acordar los pactos económicos incluidos los de rentas, gobernando con mayoría cualificada, mayoría que aprobaría las reformas constitucionales, y las posteriores convocatorias de elecciones y referéndum de aprobación de las reformas, y posterior aprobación por la siguiente Cámara.
La nueva mayoría debía ser la que condujese una consensuada política exterior y el relanzamiento económico del país aprovechando la política europea de ayudas a nuestro país, y la lucha contra la estanflación que tan dañina puede resultarnos.
Podemos discutir si debe ser un Gobierno de coalición PSOE-PP, si de liderarlo el actual Presidente o un independiente como la hace Draghi en Italia, pero no cabe duda que cualquiera de estas colaboraciones sería positiva para España, como lo está resultando el Presidente italiano en su país. Es difícil encontrar un Draghi, pero se puede buscar, a mí aunque nunca le voté, podría gustarme un Felipe González para llevar a cabo una segunda transición. Ojalá los líderes lo vean igual y sean capaces de llegar al máximo número de acuerdos por España, y se olviden de ser ellos, los que piensen primero en sus intereses de permanecer o alcanzar el Palacio de la Moncloa.
Cuando la Constitución ha quedado hecha jirones y apenas es una sombra democrática, se habla de nuevo de «pactos constitucionales». ¿Entre quienes? ¿Precisamente entre los que la han violentado, sesgado, interpretado y manipulado a su conveniencia?
No seamos ilusos (aunque comprendo que es lo más cómodo) y saquemos de nuestras mentes las ideas rancias de supuestas «derechas» o «izquierdas». El mundo circula por otros derroteros a los que se siguen amarrando muchos.
Hoy es globalismo totalitario (nazismo en versión tecnológica) o racionalismo desconfiado. El primero cuenta con el poder del capitalismo salvaje y la distopía de los iluminados que se llaman de izquierdas como tontos útiles. El segundo sólo cuenta con el conocimiento y la razón, frente a la «zombificación» social.
¿Donde qeda el pacto constitucional?
Un saludo.