Parlamentarismo, zafiedad y chantaje al Estado

Luis Carlos Ramírez
Por
— P U B L I C I D A D —

La consolidación parlamentaria del ya líder de la oposición preocupa a las bancadas de la izquierda, en la que puede ser la legislatura más inestable de las últimas décadas. La fallida investidura de Feijóo da paso al candidato socialista empeñado en sellar el voto independentista para renovar el mandato ‘cuanto antes’. El secesionismo cierra filas con la amenaza de plantar al nuevo candidato si no pacta el referéndum y pone fecha a la amnistía ‘a partir de 2013′.

Sánchez le llega la hora de retratarse —tras parapetarse en el burladero y utilizar a todos los subalternos posibles, provocadores y zafios dentro y fuera del hemiciclo— para encarar una de las mayores afrentas de la democracia. Desde que perdió las elecciones, el presidente del Gobierno en funciones mantiene la sonrisa descompuesta tras la consolidación de su némesis política —el espíritu Feijóo— y el chantaje de un independentismo que marcará su deriva futura si se atreve a dinamitar la Constitución.

2.500 años atrás los mortales dominados por la soberbia ya eran castigados por la diosa de la venganza y la justicia, según dejo escrito el gran Sófocles, en la Tebas del rey Edipo para redimir el asesinato de su padre junto al incesto maternal.

Feijóo se consolida, Sánchez tiene prisa

La altura parlamentaria del ya líder de la oposición, consolida a un Feijóo solvente, experimentado y con sentido de Estado que preocupa a las bancadas de la izquierda, en la que puede ser la legislatura más inestable y convulsa de las últimas décadas. Su fallida investidura —con voto nulo por equivocación del diputado de Junts, Eduard Pujol— y la pretensión de llegar al gobierno más pronto que tarde, da paso al candidato socialista preocupado por sellar el voto soberanista de un fugado de la Justicia que exige cobrar por adelantado su propia inmunidad, además de la excarcelación y salvación de todos los muñidores del procés.

A estas alturas, ni el partido socialista que pretende reeditar el gobierno, ni siquiera algunos de sus socios ocasionales e interesados, dudan de que la concesión de la amnistía y el referéndum de autodeterminación pueden ser un calvario parlamentario con fecha de caducidad.

Amenaza secesionista

Consciente de que el tiempo apremia, el secesionismo cierra filas y amenaza con plantar al nuevo candidato si no pacta la consulta y pone fecha para aplicar la amnistía, ‘a partir de 2013’. El ejecutivo advierte que no dará un solo paso que lleve al referéndum, lo que puede conducir a la “repetición electoral”.

La referencia no es otra que la ley orgánica de amnistía presentada conjuntamente por Junts, ERC y CUP, y rechazada por la Mesa del Congreso en 2020. La iniciativa precisa que “la amnistía debe abarcar “los hechos, acciones y omisiones de intencionalidad política vinculados al ejercicio del derecho de autodeterminación de Cataluña, tipificados como infracción penal o administrativa, que hayan tenido lugar desde el 1 de enero de 2013 a la entrada en vigor de la ley”. El Gobierno debe “garantizar”, además, la “no reiteración de acciones judiciales o administrativas para perseguir acciones destinadas a organizar un nuevo referéndum”.

ERC avisa que el perdón por lo ocurrido en 2017 debe sentar las bases para que se produzca otro 1-O, es decir, “para votar”, según Rufián. Su líder republicano, Junqueras, advierte que no es cuestión de tiempo, sino de contenidos, pese su “absoluta convicción” de que la amnistía “ya está pactada” para sacar a los presos de la cárcel y borrar lo que, según él, no es delito. La portavoz de Junts, por su parte, Nogueras, advierte que no aceptará “un parche” para apoyar al Gobierno, sin existir las condiciones de un “gran acuerdo”.

Para que no haya duda, también el presidente de la Generalitat recalca que si Sánchez quiere ser presidente deberá “comprometerse a pactar un referéndum antes de 2027”. Aragonés se jacta de que en los próximos meses recibirá “al presidente Puigdemont” en el Palau, como ya hizo con los presos tras ser indultados indultos.“Serán libres después de seis años de exilio y sufrimiento, que culminarán con el fin de la causa general contra el independentismo”, apostilla el dirigente catalán.

El abertzalismo vasco, representado por Bildu y PNV, rivaliza igualmente por radicalizar sus advertencias en busca de votos para derogar el ‘régimen del 78’, instaurar un nuevo modelo territorial del Estado e incluso suprimir la inviolabilidad del Rey. La primera iniciativa legislativa del socio de gobierno prioritario, Sumar, va dirigida a suprimir los delitos de enaltecimiento del terrorismo, las injurias a la Corona y contra el sentimiento religioso. El Psoe insiste que, en Cataluña, como en el conjunto de España, “solo cabe el marco constitucional”, mientras rechaza de plano la propuesta del PP de crear el delito de «deslealtad institucional» y volver a endurecer el de malversación.

Gobierno cercano 

Tanto los socialistas como su principales socios de coalición, Yolanda Díaz, dan por sentado que habrá nuevo gobierno “dentro de poco”, tras “derrotar la propuesta reaccionaria de PPVox, y el pacto con ERC, Junts, Bildu y PNV. La intención del nuevo candidato es cerrar la investidura en octubre, antes de la jura de la Constitución por la princesa Leonor. La heredera del trono cumple su mayoría de edad el 31-O, de ahí el consenso entre Congreso, Gobierno y Casa Real para cumplir el precepto institucional. La designación del nuevo presidente tendría lugar en las dos últimas semanas de mes —del 16 y el 27 de octubre— con el propósito de conseguir al menos 178 votos, superando la mayoría absoluta de 176, en la primera votación del Congreso.

‘Macarrismo’ parlamentario

El hemiciclo de la nueva legislatura revive los insultos y hasta el pataleo para reprobar al socialista Oscar Puente —a quien el podemita Pablo Iglesias califica de ’macarra’— tras acusar a Feijóo de “blanquear a los enemigos de la democracia”. El líder popular rechaza participar en un nuevo «club de la comedia», reprochando la ‘anomalía democrática’ de Pedro Sánchez de ser el primer presidente perdedor de unas elecciones que aspira a renovar el cargo mientras renuncia a debatir con el candidato alternativo.

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