
Mientras Sánchez se dedica a darle gusto a Puigdemont por lo que probablemente indultará a Laura Borrás, la antigua Presidenta de Junts del “Parlament” condenada por corrupción, Papá Noel, el de Lafayette Square en Washington, que en anteriores personificaciones ayudaba bondadosamente a Europa, salvándola del nazismo y del imperialismo comunista ruso, anda enfadado y de ello no se libra España. Trump dijo que éramos de los antioccidentales BRICs no por creer que España lo sea, sino por entender que actuamos como si lo fuésemos.
Un “mensajito” a Sánchez y a Albares al que no parece que el nuevo Secretario de Estado americano, Marco Rubio, se haya precipitado en llamar a pesar de que telefoneó enseguida a medio mundo, y eso que es de origen cubano, aunque contrario a la dictadura en la Perla del Caribe y otras como la nicaragüense y la venezolana. Igual hay ninguneo por nuestro amor bolivariano y por no gastar lo necesario en la defensa de Europa.
El “Joker” reinstalado en La Casa Blanca no le va a hacer caso a nuestro Presidente del Gobierno protagonista de magia escapista en Paiporta. Y eso que tenemos dos bases importantes en las que acogemos a fuerzas y efectivos de los EEUU (que Marruecos quisiera quitarnos), aliado importante, pero al que nuestra “progresía”, y, a veces, “regresía”, gusta criticar solo porque es el “puto amo”, según el “diccionario elegantorus” de un ministro del Gobierno socio-comunista (+independentistas) que el llorado Alfredo Rubalcaba resumió como Frankenstein en lugar de llamarlo Frente Popular.
Papá Noel trasformado en Joker está enfadado porque dice que los europeos vivimos seguros sin poner suficiente de nuestra parte; por ponerle más aranceles a productos americanos que EEUU a los nuestros; por tener una burocracia excesiva aplicando normas que coartan la inventiva, la iniciativa y la implantación de compañías americanas en Europa. Su Vicepresidente Vance va más lejos aún, pasándose innumerables pueblos, acusando a los europeos de haber perdido los valores tradicionales de nuestras democracias cuando fue Trump quien fomentó el asalto al Capitolio.
Sin perjuicio de que Trump exagere, o no tanto, tampoco es que vaya totalmente descaminado en algunas cuestiones. No es insultándole como los europeos mejor se entenderán con él, una necesidad inevitable. El Papá Noel navideño deja regalos y, como Ratoncito Pérez, no solo quiere que seamos buenos y que hagamos bien nuestros deberes, también que le dejemos galletas y un vaso de leche.
Ahora toca integrarse más en Europa, contribuir a su defensa (imprescindible para nuestra cacareada autonomía estratégica) y a la aliada en justa proporción, así como a la reconstrucción de Ucrania (y de su defensa) que, si bien se dejará algunos despojos en manos de Moscú que eran rusos como Crimea o prorruso como el Donbas, conservará el 80 % de su territorio y su libertad ante una Rusia que la quería toda para sí. Quedará enmarcada en el ámbito occidental que es lo que no quería el Kremlin que sale perdiendo de esta guerra sin perjuicio de que volverá a una relación normalizada con el mundo occidental si bien reinará una justificada desconfianza militar dado el habitual imperialismo territorial ruso. Habrá que reimponer las medidas de confianza de finales de la Guerra Fría.
Para ser un jugador en la primera liga mundial, en lugar de pigmeos que se ofuscan cuando no les atienden, la Unión Europea debe transformarse rápidamente en un Estado Federal con disuasión nuclear. Las cifras globales económicas de la UE dan para ello. Solo falta la voluntad política.
Los ciudadanos europeos han de exigirlo a nuestros gobernantes adormilados en su búsqueda del Grial. Se reunieron ahora en Paris unos pocos países de la UE (Fr, Al, It, Es, Pb, Dk) con la Presidenta del Comisión, el del Consejo y el Secretario General de la OTAN (aún la defensa de la UE), además del Reino Unido que ya ha dicho que está dispuesto a enviar fuerzas militares de interposición a Ucrania. Una interesante mezcla (UE, Alianza y RU) para fomentar una reacción europea al ninguneo de Trump. Veremos si la UE consigue influir de un modo realista en la solución ucraniana y se convierte en un Estado Federal, manteniendo la, ahora, delicada relación transatlántica, rechazando asimismo el imperialismo ruso.
Sin embargo, esta reunión ha sido una decepción mostrando demasiada disparidad de opiniones salvo la necesidad de invertir más en defensa. No basta. Trump y Putin se frotan las manos y en Arabia Saudí quieren decidir sin Ucrania su futuro. El agresor con quien mayor ayuda militar presta a Kiev. Esta guerra ha de terminar, pero obviar en su solución a Ucrania y a Europa no es realista tampoco. La UE debe afirmarse y ser valiente.