Y mira que no faltaba casi nadie, en el VIII Congreso del Partido Popular en Navarra. Ahí llegó el líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, la presidenta saliente, Ana Beltrán —a quien muchos afiliados navarros no han perdonado que se fuera “a hacer los Madriles” y su proximidad con Pablo Casado—; el presidente de Unión del Pueblo Navarro, aún mayoritario en la Comunidad Foral, José Javier Esparza; los disidentes expulsados de UPN por indisciplina, Sergio Sayas y Carlos García Adanero; la senadora exCiudadanos Ruth Goñi… Lo que venía a ser el todo Navarra político, y todos atentos a ver que se vislumbraba en el evento de lo que pueda ser el futuro —ya más que inmediato— de la coalición constitucionalista de centro-derecha que ganó las últimas elecciones autonómicas, Navarra Suma.
Pero, oye, Navarra Suma brilló por su ausencia. Salvo en el informe de gestión del Secretario General de los azules, José Suárez, que afirmó que la coalición había supuesto para el PP una disminución de ingresos y limitaciones en cuestión de comunicación e iniciativa, que habrían lastrado el funcionamiento de la formación, allí nadie nombró a la coalición formada en 2019, que obtuvo en las últimas autonómicas forales un 36,52% de los votos.
Lo cual que parece que, para los comicios de mayo, la reedición del acuerdo entre UPN, PP y Ciudadanos vaya a ser más que complicada. Que, a lo peor, Navarra (ya no) Suma.
Para empezar, Ciudadanos se encuentra al borde de la extinción, con sus rostros más identificables a la greña de eso que han llamado refundación, y pudiera quedarse en “refundición” definitiva. El líder local de la formación naranja, que estaba invitado y la organización del Congreso del PP afirmaba que había confirmado su asistencia, debe ser el único político que aún no se ha enterado de que, contra lo que afirmaba en tiempos Alfonso Guerra, ahora el que no sale en la foto es el que no se mueva; algo que han entendido bien Begoña Villacís y la senadora navarra Ruth Goñi.
Para seguir, los diputados nacionales expedientados de UPN por saltarse la disciplina parlamentaria, para ver si infligían así la primera derrota de Sánchez en la Cámara Baja y los sacaban a hombros, andaban como perrillos sin amo, dando con la patita en la puerta del PP, para ver si su carrera política tiene un asomo de continuidad.
Esparza, el líder de UPN, no quiso hablar con la prensa, un poco convidado de piedra por las fuerzas de las circunstancias. O de hielo, porque la gelidez del saludo —si llegó a eso— que le dirigió Sayas al encontrárselo a la entrada del salón donde se celebrara el Congreso, congeló lo que ya era en Pamplona una mañana fría de narices.
Tampoco el candidato electo del PP de Navarra, Javier García, mencionó a la coalición en ninguno de sus dos discursos, el de aceptación de la candidatura y el de su elección. Pero sí aludió al lema del Congreso, “Unimos”, afirmando que “es una declaración de intenciones. Vamos a sumar —dijo— en base a nuestras siglas”. O sea, como que la intención del PP sería abortar Navarra Suma y hacer algo así como una coalición electoral PP-UPN, o UPN-PP, vaya usted a saber.
Feijóo tampoco mencionó el tema y, cuándo atendió a este periodista a la salida del evento, tan solo explicó que “no era el momento de planteárselo. Hoy era el momento del PP de Navarra”. Pues no sé a qué esperan, unos y otros. Al final, el mejor análisis me lo hacía un militante de base, de un pueblo de la Ribera navarra que, tras echar de menos que Feijóo no abordara temas como las pensiones o la emigración (“es un poco blando”, me decía), afirmaba: “es que hay que ser más firme, y no solo con lo de Pedro Sánchez y Bildu. Hay que decir las cosas claras y en alto, como hace VOX”. A mí me dio que pensar. Espero que lo hagan también los responsables políticos de ese espectro que Feijóo llamaba “foralista, autonomista y constitucionalista”, no se si abriendo un poco la puerta a Sayas y Adanero…