Los 426 golpes

Por
— P U B L I C I D A D —

En este último período político no se nos ha ahorrado ningún acíbar, destilado en las fábricas en que se afanan nuestros demonios fratricidas. La unidad y cohesión nacional; la “Memoria Histórica”, seleccionando sólo las malas memorias, desenterrando restos de infelices españoles para arrojárselos a otros infelices españoles (supongo que nadie podría sentirse feliz salvo los que desempeñan el papel de justicieros, ya sin riesgo alguno y quizá con algún estímulo). El agravio es un activador del voto del agraviado y del que sufre contagio. Maltrecho nuestro crédito exterior y en particular en Europa, administrando Ángela Merkel palmadas animosas a Zapatero que le hunden políticamente, al tiempo que se traducen en paletadas de pobreza sobre los españoles más pobres.

Ahora el gobierno meritocrático ha decidido suprimir los 426 euros que restaban a los que ya no tienen nada. Bueno, a muchos de ellos aún les queda la cola de las entidades de beneficencia sobre todo privadas, para alimentarse y … poder volver al día siguiente

Así un día y otro, en la cola… algunos llevan meses, quizá años.

Noticias. A Felipe González le contrataron con 126.000 euros para funciones de intermediación y vende joyas. Los derrotados políticos catalanes percibirán sustanciosas indemnizaciones; los sueldos de los políticos y sus privilegios de presente y de futuro se airean ante el estupor del país. La Banca no puede perder; las Cajas aseguran prejubilaciones sustanciosas después de habernos esquilmado. Nadie instalado en aquello que roza el mundo político, el mundo de lo público (en el que son determinantes los partidos políticos), nadie se va al paro.

Todo sigue igual después de los 426 golpes.

Los sindicatos con sus liberados blindados o semi-blindados; la Patronal con sus dotaciones públicas y altos salarios; los Partidos Políticos con sus subvenciones. Todo inalterable menos la cola del paro y del infortunio que crece y crece…

En el caso de que no se haya notado, debo confesar que estoy cabreado, del todo cabreado, de día y de noche, hasta la náusea y que en esta conspiración contra los pobres el vomitivo mayor lo constituye la conducta de Zapatero, hiriendo, sajando, cortando y agrandando las más terribles heridas en nuestro tejido social.

¿Cómo un Jefe de Gobierno que se dice socialista puede decidir la comisión de semejante carnicería social sin desmayarse de vergüenza? ¿Cómo puede aguantar sin dimitir, aquel que presumía de una salida social a la crisis, de la que saldríamos todos juntos y enteros merced a sus previsoras y potentes políticas sociales?

Pero existen más interrogantes que hacen relación a nuestro pulso moral, a una necesaria capacidad de indignación que parece exangüe. No se explica que no haya sido clamorosamente rechazado y abucheado por todos los socialistas, todos los populares y todos los ciudadanos, poniendo si es preciso sitio a La Moncloa hasta que esta canallada sea reparada y en su lugar paguemos medio punto más cuantos podamos hacerlo en un impuesto especial y se rebajen un tanto los haberes de los miles de asesores del Gobierno, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos que desorientan, desorganizan y desmoralizan a nuestros millones de funcionarios; y se rebajen algo más los estipendios de los 80.000 cargos públicos, sus dietas y franquicias y se moderen las subvenciones a los partidos políticos al menos en un 50%, así como a los sindicatos y se supriman del todo, a cero, las asignaciones directas o indirectas a las organizaciones empresariales.

Yo creo que, si hay un infierno para penar crímenes sociales estará muy concurrido y en el centro, rutilante, entre todos, se verá a un Zapatero anhelante, no de perdón, sino de una palmadita, de vez en cuando, de la Merkel que para colmo se llama Ángela.

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