El fugado ex presidente de la Generalitat, todavía en busca y captura, se convierte en cancerbero de la gobernabilidad de España. El presidente más polémico de la democracia se apresta a liderar por segunda vez un parlamento fragmentado entre los dos grandes bloques a derecha e izquierda. La amarga victoria de Feijóo le sitúa en una difícil encrucijada con escasa capacidad de llegar a la Moncloa. Las consecuencias para la XV legislatura serán mayor inestabilidad, polarización y un enfrentamiento continuado de las bancadas, con proclamas de “no bloquear” y “no pasarán”. La mayoría absoluta del PP en el Senado será un contrapeso coyuntural. Por primera vez, el partido perdedor (PSOE) deja de felicitar al ganador (PP).
El presidente más polémico y con menos escrúpulos de la democracia se apresta a liderar y gobernar por segunda vez un parlamento fragmentado a cal y canto entre los dos grandes bloques a derecha e izquierda (46,4% frente al 48,5%), con apenas un 2% de diferencia. El segundo partido en votos y escaños tras el PP (136 y 33,1%), el PSOE (122 y 31,7%), intentara repetir un nuevo bloque investidura con el concurso ’progresista’ de Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG, y la exigencia del fugado Puigdemont (JUNTS) que, paradójicamente, tiene la llave de la gobernabilidad de España.
La amarga victoria de Feijóo, -la quinta después de sus cuatro mayorías absolutas en Galicia- sitúan al líder del PP en una difícil encrucijada tras no cumplir sus propias expectativas, con escasa capacidad de llegar a la Moncloa gobernar. Pese de ello, el presidente popular recuerda que ha ganado las elecciones con 136 escaños y más de 8 millones de votos, por lo que iniciará el diálogo con las restantes fuerzas políticas, con intención de formar Gobierno y evitar que España sufra bloqueos. Su eventual socio parlamentario, Abascal, no duda en culpar a los populares del “fracaso de la alternativa” por desmovilizar al electorado conservador, obviando la pérdida de 19 de sus 52 escaños y sin lograr el “resultado decisivo” al que VOX aspiraba para negociar con el PP.
Los 169 escaños de PP y Vox serían más que insuficientes para alcanzar la mayoría absoluta de 176, a pesar de la suma de los dos diputados de UPN y CC. Por su parte , los 172 votos favorables de PSOE y Sumar, estarán necesitados del apoyo o la abstención -en segunda vuelta- de Junts para poder lograrla con el resto de socios. Un bipartidismo, más enfrentado que nunca, gana terreno al concitar 258 parlamentarios en el congreso, el 73% de la cámara baja.
El cancerbero de España y el gobierno de perdedores
Con su remontada en Cataluña, Sanchez está a punto de consumar la segunda versión del gobierno Frankenstein, corregido y ampliado, con el concurso de otras cinco formaciones. Para ello deberá firmar un rosario de exigencias, incluida la celebración de dos referéndums de autodeterminación en Cataluña y Euskadi, anunciadas por Bildu y ERC. En la ecuación entraría también un PNV que ya consiguió blindar su ‘cuponazo’ con Rajoy -en palabras del extinto Rivera– para exigir otra lluvia de inversiones y prebendas como el cumplimiento total del Estatuto de Guernika, la caja de la Seguridad Social o incluso la excarcelación de presos.
El fugado ex presidente de la Generalitat, todavía en busca y captura judicial, se convierte en el cancerbero de la gobernabilidad de las dos Españas con la advertencia de que “no” hará presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada. El presidente de JxCAT lleva tiempo pregonando la exigencia de un indulto o la amnistía, en caso de una condena por la declaración unilateral de independencia de 2017. El independentismo catalán ha perdido 700.000 votos y nueve escaños en el Congreso, la mayoría del partido de Junqueras (400.000), 145.000 de Junts y otros tantos de la CUP que abandona la cámara baja. El líder de EH Bildu advierte, por su parte, que, si depende de su formación, PP y Vox “no gobernarán el Estado español”. Otegi se muestra dispuesto a construir una alternativa para “hacer camino otros cuatro años”.
Las consecuencias para la XV legislatura, si llega a ponerse en marcha, no serán difíciles de imaginar: más inestabilidad, mayor polarización y un enfrentamiento continuado de las bancadas de izquierda y derecha, entre proclamas de “dejar gobernar” y el “no pasarán”. La mayoría absoluta del PP en el Senado será un contrapeso coyuntural entre las cámaras, aunque sin consecuencias legislativas.
Un presidente sin principios
Tras proclamar el “fracaso” del bloque “involucionista”, Sánchez resurge de nuevo políticamente y consigue blindar su liderazgo en el PSOE. El líder socialista refuerza su imagen a lomos de un resultado con el que no solo resiste y bloquea un cambio de Gobierno, sino que crece en votos y escaños. Su remontada frena así cualquier movimiento interno en su propia formación. No todo vale en nuestra monarquía parlamentaria, en la que desde 1977 se han sobrepasado demasiadas líneas rojas con tal de mantenerse en el poder.
Casi todos nuestros gobernantes, han tenido que pagar no pocos y elevados peajes para mantenerse en la Moncloa sin la necesaria mayoría absoluta para pilotar la gobernabilidad. La ciudadanía lleva tiempo refutando las exigencias presupuestarias o ideológicas de partidos nacionalistas, soberanistas, independentistas o regionales para apoyar a los distintos presidentes. El único partido que permitió gobernar a Felipe González sin exigir nada cambió fue la Agrupación Tinerfeña de Independientes, del diputado Luis Mardones, que permitió la estabilidad de la legislatura de 1989, aunque el artífice se llevó el reproche de su propia formación por no poner negro sobre blanco las exigencias insulares cual beneficio de inventario político.
Por cierto, es la primera vez en nuestra democracia que el partido perdedor de las elecciones deja de felicitar al ganador y se erige como paladín ideológico de la mitad del Parlamento para pilotar una frágil mayoría con el riesgo de implosionar en cualquier momento.
Cada día cobran más vigencia las advertencias del disidente y escritor checo, Vaclav Havel, que llego a ser presidente de su país:
«Todavía no sabemos poner la moral sobre la política, la ciencia o la economía. Aún no somos capaces de entender que la única espina dorsal de nuestra obra es la responsabilidad. La responsabilidad ante algo más elevado que la familia, la empresa o el beneficio. Si subordino mi conducta política a este imperativo que media la conciencia humana, no puedo causar mucho daño.»
Vaclav Havel
Seguirá Sánchez. El precio: la amnistía para el futuro procesado Puigdemont en España. Pedirá elreferéndum, para animar el circo mediático, pero sabe que no se lo darán. A cambio, amnistía que es mejor que indulto, pues al ser un olvido por el delito cometido, no quedan antecedentes ni sanciones civiles. El pueblo no sabe de estas diferencias…ni le importa.