La burocracia infinita

Burocracia infinita. Escrivá y los bulos.
Abel Cádiz
Por
— P U B L I C I D A D —

Es difícil que alguien con mentalidad burocrática sea capaz de combatir la burocracia. Pongamos que hablo de Escrivá, ese ministro de gesto desencajado y desaforado ademán que ignora a quienes se quejan de plazos exagerados para conseguir una cita en la Seguridad Social. ¡Son bulos! —exclamó un Escrivá iracundo en el Congreso de los diputados. Pero más allá de la crítica lo cierto es que para un jubilado que ha de esperar tres meses a tramitar su pensión, la viuda que pretende lo mismo, el parado que precisa sus papeles, estos plazos inauditos dejan de ser bulos porque los viven como propia certeza, en muchos casos angustiosa. Es el eterno problema de la burocracia, el «¡Vuelva Usted mañana!», la frase que inmortalizó Mariano José de Larra en el siglo XIX y que vuelve a repetirse agravada en el siglo XXI, porque lo que ahora escucha el sufrido ciudadano es «¡Venga dentro de tres meses!».

La burocracia es un problema antiguo y general, pero hay países que la han combatido con éxito. Uno de los gurús más reconocidos del pasado siglo, Peter Drucker, considerado el padre de la dirección moderna, dejó escrito un excelente catalogo de ideas en su afán por impulsar en las organizaciones la búsqueda de la excelencia. Su mirada era global cuando la globalidad como visión política apenas se iniciaba.  No dejó de referirse al caso de España, a la que consideraba un ejemplo de burocracia paralizante. Achacó su origen a Felipe II al que considera el verdadero inventor de la burocracia para poder administrar desde su palacio un inmenso imperio en el que no se ponía el sol. Y siendo Drucker estadounidense, el ejemplo de país eficiente lo encontró en Holanda, donde se oye el dicho de que «si Dios hizo el mundo, Holanda la hicieron los holandeses», ya que gran parte de ella ha sido robada al mar.

Otro caso interesante de crítica a la burocracia, acompañada de brillante pedagogía se debe a otro gurú del Management, en este caso el inglés Northcote Parkinson, cuyas observaciones a mediados del siglo XX se convirtieron en una gran aportación para la eficiencia de las organizaciones, que se conocen como las Leyes de Parkinson. Su autor sostiene que la burocracia tiende a expandirse de forma innecesaria; los jefes desean cada vez más subordinados y tienden a crearlos. A su vez, estos tienden a llenar el tiempo de la jornada laboral generando más burocracia. Parkinson ridiculizó con éxito las prácticas que vio en los organismos oficiales y en no pocas empresas. Ello movió a los directivos más responsables a corregir modelos ineficaces de gestión, pues se había probado que la efectividad de los equipos humanos está determinada por la forma en que se les dirige y una gestión rutinaria que renuncia a la innovación, lo que hace inútiles muchos puestos de trabajo, genera disfuncionalidad y se manifiesta en baja productividad.

Dejo que me interpele el lector ¿a qué viene una perorata sobre organización? Escrivá es un político y hace tiempo que en la política española se ha renunciado a la excelencia curricular. ¿Cabe, acaso, sorprenderse de un ejemplo por la ineficacia que muestre un organismo público? Se achaca al presidente Rodríguez Zapatero una reflexión compartida con su mujer: “te sorprendería saber que cualquier español podría ser presidente de gobierno”.  Quién lo dudaría ante la foto del actual gobierno Frankenstein. Ocupar un despacho ministerial no implica capacidad directiva. ¿Por qué vamos a esperar transformaciones que eviten costos de la enorme máquina burocrática al contribuyente? En el caso que aquí se trata, la solución al colapso de la Seguridad Social lo va a resolver Escrivá incorporando tres mil funcionarios interinos que se añaden a los mil y pico que ya se contrataron. Con tales refuerzos la nómina total alcanza los 25.000 efectivos. Entretanto, cientos de PYMES están recibiendo estupefactos el documento que pone fin a un expediente —dicen que iniciado en el año 2018— según el cual han de hacer una transferencia de 0,02 euros (lo escribo en letra para que no se crea que se trata de un error: dos céntimos de euro). Son varios casos que estos ojos míos han visto en una Gestoría. Se trata de revisiones que prueban la existencia de dichas deudas a saldar por tales importes. ¿No es maravilloso como ejemplo de burocracia que ignora lo que es eficiencia? Expedientes documentados que concluyen con una exigencia a la pyme: haga una transferencia inmediata de dos céntimos de euro; en cuanto al jubilado que quiere percibir su pensión, no se preocupe le daremos cita para septiembre.

2 Comentarios

  1. La burocracia es un cáncer que mata a la democracia, ya que invierte los papeles del «soberano» y lo convierte en «súbdito»obediente.
    En otros tiempos, antes de que la ingeniería social y la propaganda política aplastaran al «citoyen» (todavía en Francia se mantiene), éste era consciente de que no habría «poderes del estado» si así los constituyentes lo establecieran.
    En relación con el comentario de Olga:sólo en Madrid hay alrededor de 45.000 reclamaciones/año en el sector de la Sanidad, según cifras oficiales (habría que conocer las que no están registradas y porqué motivos). Todavía no se han aclarado muchas cosas.
    La realidad es que estamos en un sistema político «peculiar» donde el ejecutivo ha copado o capturado los demás poderes y éstos han aceptado mansamente su «dependencia» orgánica de quien les paga la nómina. Ahí está el poder: en el reparto de dinero…. Puro clientelismo.
    Y luego hablan de «derechas» o «izquierdas» para desviar la atención…
    Un saludo.

  2. Totalmente de acuerdo; soy paciente de cáncer de piel, operada 4 x. Pido cita con dermatólogo a través de mi médico de familia urgente y me dan cita 17/6/2024…no es broma desgraciadamente. Inaceptable y ningun bulo..

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