Recientemente, debido a ciertas declaraciones en el ámbito político, se ha puesto de moda y se encuentra en el centro de muchos debates la frase «Inmunidad de Rebaño».
La ‘inmunidad de rebaño’ es un término que se refiere a un método indirecto de protección individual. Este sucede cuando un amplio porcentaje de la población es inmune a una enfermedad y, por lo tanto, los que no la han pasado aún tienen menos probabilidades de contraerla.
Actualmente vemos como a la sociedad se nos representa en infinidad de ocasiones como a un “rebaño”, inmune o no, de ovejas, obedientes y sumisas, en gran parte aduladoras de personajes que se nos presentan como líderes de proyectos irrealizables que nos llevaran al bienestar total, apostamos a caballo ganador, así, sin más, y claro a algunos, el afán desmedido del éxito y la notoriedad, les ilumina la posibilidad de participar y hacer suyos tales éxitos y si le dan la oportunidad de recoger algunas migajas del pastel, pues miel sobre hojuelas.
Lo que no nos han explicado es si a la política se le puede aplicar el término ‘inmunidad de rebaño’. No necesariamente debemos entender este término como algo que afecta a la salud como consecuencia exclusivamente de un virus o enfermedad, también podemos catalogarlo como una actitud vírica que lleva a un grupo de personas, del mismo o diferente pensamiento, a unir sus esfuerzos para conseguir, por medio de cualquier procedimiento, un privilegio que beneficie sus ambiciones a costa del resto de los mortales, a pesar de que a estos los lleve a corto y medio plazo a padecer consecuencias fatales para la salud y el bienestar general.
Debe quedar claro que el término ‘rebaño’ nos lo han presentado siempre formado por inofensivas ovejas, obedientes e indefensas, pero no, visto lo visto, podría perfectamente estar formado por otro cualquier ser, racional o irracional, y no tienen por qué ser de inofensivas criaturas, también puede ser de seres malignos o hambrientos, dispuestos a sobrepasar los límites de lo correctamente establecido para satisfacer sus necesidades.
La clase política ha pasado a formar un rebaño y no precisamente de ovejas, con total inmunidad (o Inmunidad política del rebaño). Es una verdadera vergüenza el bochornoso e irresponsable comportamiento que estamos viviendo como consecuencia de la actitud de la que están haciendo gala ante el desconcierto generado por la pandemia y la falta entre todos ellos de acuerdos para la gestión en la forma de combatirla. El esperpéntico espectáculo al que asistimos diariamente a través de los medios es desalentador, la frustración nos está generando una ansiedad y una inseguridad enfermiza.
La incompetencia, el desconocimiento sobre la forma de gestionar esta gravísima situación y la falta de recursos que están demostrando, está dejando bastante claro que son un auténtico rebaño inmune a responsabilidades y que por lo tanto no les duelen las consecuencias que está generando esta pandemia.
El uso fraudulento de los datos y de la epidemia, lanzándosela unos contra otros, con el único fin de obtener redito político, y no para fines humanitarios nos deja una sensación de impotencia sin límites, de una perplejidad absoluta, la miseria que exhiben de una forma partidista y ambiciosa en una situación como esta, que está generando un caos económico y un coste en vidas y de afectados con graves secuelas per se; la situación resulta ya difícil, imposible de asumir por una sociedad sobrepasada por la indefensión y el desconcierto, una sociedad que solo ve los negros nubarrones que se ciernen sobre el futuro más inmediato de sus vidas.
¿Es el objetivo llegar a un nuevo enfrentamiento entre españoles? ¿Se trata de saldar viejas rencillas y odios personales? ¿Vamos a permitir con nuestra pasividad que se repita la historia que tan afanadamente tratan de juzgar hoy? ¿Realmente hay algún ingenuo que crea que estas graves deficiencias se resuelven cambiando de color como si fueran cromos y no atacando decididamente una seria reforma de las instituciones y del sistema? ¿Vamos a dejar que la ambición y la notoriedad de unos pocos nos arrastre a la ruina nuevamente?
Muchas preguntas que necesitan urgentes respuestas, se hace inevitable un serio, profundo, objetivo e imparcial análisis de que nos ha traído hasta aquí, porque ha fallado estrepitosamente esa transición tan cacareada como un éxito político de confraternización entre vencedores y vencidos, (los que de verdad sufrieron la confrontación dejaron de lado sus diferencias con una generosidad enorme y sin ánimo de revancha por un futuro mejor) y que ahora, cuarenta y pico años después, se trate inmisericordemente de juzgar. Apelo a la sensatez y a la concordia a esos grupos de ciudadanos que demostrando un hooliganismo exacerbado en la defensa a ultranza de sus colores no escatiman recursos para echar gasolina a la hoguera lamentablemente.
Ante la incapacidad de anteponer a su ambición llegar a acuerdos puntuales que sirvan para corregir la tendencia negativa de la situación y encontrar soluciones que eviten en lo posible la paralización de la economía del país, lo único que se les ocurre es pasar la pelota a los juzgados, otro tema que hay que tratar con detenimiento pues ya es grave la situación en la que están sumergiendo a la justicia en general.
De seguir en esta circunstancia en vez de acudir a urgencias en busca de soluciones terminaremos por acudir a los juzgados a que los jueces resuelvan nuestros problemas de salud.
Creo que queda claro que escribo estos renglones bajo los efectos de una impotencia e indignación difícil de digerir, no me lleva en ningún momento el ánimo de hacer una crítica basada bajo el prisma de creencias e ideológicas políticas y coloristas obsoletas, no creo en ellas, solo reflejar el efecto que bajo mi punto de vista y mi entendimiento, esta “Elite”, esta “Casta” o, esta “Banda” (como alguno de ellos mismos ya han denominado) sea como sea, estos personajes que en teoría nos representa, están generando una situación que ya nos resulta difícil entender, calificar y aclarar a donde realmente nos están llevando.
Insisto una vez más en la participación activa de la sociedad para contrarrestar esta inercia suicida de los partidos políticos y sus representantes. Hay acciones que pueden permitir corregir esta deriva, la no participación en las elecciones es una de ellas, la abstención es una muestra de rechazo a lo ya establecido, es la forma más clara y contundente de rechazar las propuestas que nos hacen y que chistosamente nos confirman que los programas se hacen para no cumplirlos.
Esto no es una arenga revolucionaria, es una protesta en toda regla que apela al sentido común en evitación de que nos lleven a la ruina moral y económica, donde los que más tenemos que perder como siempre somos los ciudadanos de a pie.