La vimos nacer, la acunamos algunos en aquella consulta popular que la avaló. Pero antes asistimos al embarazo de aquella España con tantas zozobras, intentos de golpes de Estado, disparos en el techo de las Cortes, procesos 1001 y procesos de Burgos, atentados de estos o aquellos, legalización del Partido Comunista en un Sábado de Gloria, etcetera etcetera…
Hubo una campaña previa para ambientar el día de las votaciones, y un sí claramente mayoritario a la Constitución.
Curiosamente, aquella campaña no despertó entre los activistas de la política el dinamismo que se había producido antes de poner en marcha el proceso para las votaciones. Fueron pocos, y muy idealistas, los que se echaron a la carretera a dar mítines de pueblo en pueblo, de aldea en aldea, de barrio en barrio, para pedir el SÍ a la Constitución.
Quizá algunos recuerden que los más entre los activistas de la víspera prefirieron hacer su campaña A LA CONQUISTA DEL SILLÓN. Había que estar bien situado en la línea de salida, a la hora del pistoletazo.
Es lo que hubo, en opinión de algunos que lo vivieron, y sigue siéndolo «es lo que hay». Nuestra política de hoy es una lucha por los sillones y los privilegios de los cargos políticos, y las necesidades y problemas de loa ciudadanos no cuentan demasiado en los objetivos de muchos políticos.
Todos se apuntan hoy a formar parte del gobierno de Andalucía, los que antes decían que debía gobernar el partido más votado ahora se desdicen, se llaman a derecho, y los que quedaron primeros en los resultados intentan seguir en el poder mediante alianzas con estos o con aquellos…
Y los que antaño lucharon para conseguir un SI rotundo a la Constitución, posiblemente han desaparecido de la escena porque no presentaron factura por los servicios prestados, y tuvieron que mendigar puestos de trabajo de tres al cuarto.
Por ahí andan los entendidos inventando razones o sinrazones del fracaso o del triunfo electoral en Andalucía. Todos muy doctos, muy pedagogos, muy entendidos. Por favor, dejen de llorar los que se sientan perdedores, dejen de felicitarse los que se sientan ganadores, aplíquense desde ya mismo a construir una Comunidad de Andalucía próspera y un gobierno eficaz.
Y todos, tomemos nota de lo que hay, de lo que sienten los ciudadanos españoles o andaluces, de las salidas que necesita España para afrontar un futuro problemático, un paro demasiado alto, unos recortes exagerados, una mayor unidad dentro de la diversidad de España, tantos y tantos problemas que hay pendientes de solución.
