Fallida pinza a tres en el Congreso

Pinza a tres en el Congreso
José Luis Heras Celemín
Por
— P U B L I C I D A D —

La pinza a tres, o pinza de tres dedos, explica quien las hace y vende, permite la fijación de una pieza. Las estándar son adecuadas para la manipulación de piezas en un entorno limpio. Hay otras, las estancas, que son apropiadas para lo mismo en entornos muy sucios y exigentes. En el entorno del Congreso de los Diputados, hay piezas que parece pequeñas, aunque no lo sean, capaces para resistir cualquier tipo de hábitat, sucio o limpio.

Como en la actividad política poco ocurre por casualidad y la Mesa del Congreso de los Diputados tiene las facultades que el Reglamento de la Cámara le otorga, había que ver, y si fuera posible disfrutar, la ‘pinza a tres’ preparada en las preguntas hechas al presidente del Gobierno en la Sesión de Control. En el pastel, además del interpelado, había tres actores, cada uno de su grupo: Mertxe Aizpurúa (EH-Bildu), Aitor Esteban (PNV) y Cuca Gamarra (PP). El orden de presentación de preguntas fue EH-Bildu, PNV y PP. Aunque después, por hábito y decidido por la Mesa que controlan los grupos que sostienen al Gobierno, se invirtiera. En consecuencia, fijación de pieza, Pedro Sánchez, y tres pinzas. En principio, pudiera suponerse que los interpelantes aunaran afanes para que Sánchez, sometido a control, se explicara. Pero la política, que posibilita cualquier cosa, cambió la pieza. De resultas, la fijada fue Gamarra, quedando libre, como pinza, el presidente del Gobierno. Pellizco de monja contra Cuca, apuntó alguien. Como resultado, el entorno limpio, que es propio, a veces (pocas), en el parlamento, cambió. 

Nos encontramos, así, en un ambiente nuevo en el que Sánchez, Esteban y Aizpurúa adoptaron el rol que les convino. Gamarra, hasta hoy Cuca y menuda, sin darse cuenta, o dándosela, se erigió en un bastión tan sólido como inesperado: Problemas tras la guerra. Inflación. Aumento de precios; ¿qué propone para salvar la situación? Sánchez, a la defensiva, usó la guerra: Putin lleva más de un mes preparándola. Esta guerra va a sacar lo mejor de nosotros mismos. Esbocé un plan que quiere ser abierto. Espero sus propuestas. Los precios de la energía se deben a Putin. Apelo a todos los Grupos parlamentarios. Gamarra, en réplica, fue contundente: Nos exige lo que le niegan sus socios ¿Cuáles son sus propuestas? Hoy, para la industria, en el precio de los carburantes el 50% son impuestos; ¿va a bajarlos o sigue obsesionado con la recaudación? Ya le conocemos, usted es el presidente de las mil coartadas. Primero pandemia, hoy la guerra. Mientras, mantiene en el gobierno a los que apoyan a Putin. Tenemos el peor gobierno en el peor momento. Su credibilidad está por los suelos por sus cálculos electoralistas. Piense en nosotros para políticas de Estado, pero no tome decisiones y expulse del Gobierno a Podemos, a los que dicen que el PP y PSOE son partidos de guerra. Sánchez, dolido y denunciado, acusó la afrenta: ¿Para qué utilizo la guerra y la pandemia? Respeto para el gobierno de España que se enfrenta a la guerra y a la pandemia. Sin apoyo del principal partido de la Oposición, como siempre. 

Fueron cinco minutos, sólo. En ellos, Gamarra rompió la ‘pinza a tres’ preparada. Sánchez no supo encontrar argumentos y se escudó en Putin, autor de todo mal y maldad; y en la pandemia.

Para usar la pinza, suavizándola a favor del Gobierno al que sostiene, el PNV, con Aitor Esteban, trajo a colación, ¿ahora?, los abusos policiales contra Mikel Zabalza. Sánchez, víctima dolida de Gamarra, recordó: «En un Estado de Derecho hay consecuencias policiales». Esteban, otras veces perspicaz, perdió la razón; y el oremus: Se lo pido a un Gobierno que presume de memoria democrática. Es necesario que ayude. Colabore para conocer la verdad.

Siguió la pregunta de Aizpurúa. Ésta, cabal y cauta, interpretó su papel: Aumento de precios de materias primas y carburantes; ¿qué medidas tomará? Sacrificio de trabajadores… Sánchez, medroso, volvió a cobijarse en la guerra: Si la UE no reaccionara frente a Putin, el sacrificio sería mucho mayor. Lo que se está poniendo en cuestión es la seguridad europea, el orden institucional y la seguridad en Europa; si Putin triunfa sería altamente fragilizada. El coste de no actuar sería mayor del que vamos a sufrir. A partir de ahí, el gobierno de España ha de, primero, trasladar el mensaje de la UE. Segundo, advertir de duras sanciones económicas al régimen de Putin. Tercero, trabajar a nivel europeo para amortiguar consecuencias. Remató Aizpurúa, cómoda, con un alegato acorde con su estatus: Medidas para protección social. Freno a precios energéticos. Control a las eléctricas. Si lo hace, contará con nuestro total apoyo.

En resumen, Sánchez presidente de las mil coartadas auxiliado por el PNV y EH-Bildu. Y Gamarra ilesa ante la fallida pinza a tres en el Congreso.

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