¿Es el PSOE independentista?

“El derecho de autodeterminación de los pueblos de España” (Suresnes.1974)

Juan Laguna
Por
— P U B L I C I D A D —

La situación dejada por las elecciones regionales al parlamento de Cataluña, trae de nuevo al debate público una cuestión que, desde el congreso de Suresnes, ha sido objeto de toda clase de polémica, tanto en las filas del partido, como en la percepción del mismo. La existencia de una buena parte de la militancia partidaria de la unidad de la nación, ha chocado siempre con otra más “pragmática” y darwiniana de adaptación a cada momento donde lo más importante era el poder.

Algunos autores se han dedicado a tratar de comprender y destripar estos bandazos, buscando en ello claves filosóficas y políticas para sobrevivir en la confusión ideológica y política. Fue en el teatro Jean Vilar de la ciudad francesa cercana a París, donde se planteó la cuestión de la organización territorial del Estado, teniendo en cuenta el patrocinio y apoyo de EE.UU. para reorientar y tutelar un partido de acuerdo con los intereses USA (“Transición 1974/1982: La CIA toma el control del PSOE” y “La CIA en España.- Alfredo Grimaldos). Se trataba de hacer “un partido más vistoso en lo externo y manejable en lo interno”.

Por ello el PSOE gozó de una cierta “manga ancha” durante el régimen de Franco, que facilitó la llegada a Suresnes de quienes estaban llamados a sustituir a los “históricos (como Rodolfo Llopis) con la protección del Servicio Central de la Presidencia del Gobierno (servicio de inteligencia de Carrero Blanco). Mientras que a los socialistas no se les detenía dejándolos moverse a sin dificultad, los comunistas eran perseguidos por los mismos servicios. Así el periódico “elDiario.es” publicaba en su momento: “Felipe González, el socialista aupado por Carrero Blanco y la CIA” que gritó aquello de “hay que ser socialista antes que marxista” y que llevó a cabo un giro copernicano al servicio del capitalismo de EE.UU y de Alemania desde su apuesta por la OTAN. Desde entonces han estado siguiendo dócilmente las doctrinas del antes llamado “imperialismo yanqui” y sus intereses sociales, políticos, militares y geoestratégicos favorables al “divide y vencerás”.

Un antiguo agente del SECED describía así al nuevo líder socialista: “el sevillano parece apasionado e idealista, pero es frío. Hay en él algo falso, engañador. No es un hombre de ideales, sino de ambiciones…”. Habría que añadir el pragmatismo para transformar, retorcer y manejar a su antojo los viejos ideales y principios socialistas para ponerlos al servicio del dinero. Para ello se lo apoyó política y económicamente y en la mente de todos estaba el nombre del canciller alemán Willy Brandt y Josefina Arillaga de la fundación Ebert (partido socialdemócrata alemán) “ligada en España al jefe del sindicato vertical y ministro de Trabajo José Solís Ruiz” cuyas bases socialistas eran ya indiscutibles.

Un detallado análisis de la posición del PSOE sobre la organización territorial del estado es llevado a cabo por Andrea Geniola: “El XXVII congreso reafirma el objetivo de la instauración de una república federal. El PSOE fija una posición sobre la cuestión nacional y la organización del Estado en 1974 en su congreso de Suresnes: la instauración de una república federal. El principal partido histórico del socialismo español se declara a favor del derecho de autodeterminación de las llamada nacionalidades y el estado federal…….” (aquí la inclusión del término “nacionalidades” es una novedad en el texto constitucional, como algo táctico al que seguiría el concepto “nación de naciones…”).

“La efectiva descentralización política del Estado hacia su federalización, es un elemento esencial en el proceso hacia una sociedad autogestionada…. La articulación del estado sobre la base del derecho al ejercicio de la autodeterminación nacional de los pueblos y el establecimiento desde el momento de la ruptura de instituciones autonómicas en las nacionalidades, para que pudiera ser ejercido el derecho a la autodeterminación”. (Declaración sobre principios y perspectivas estratégicas de la Conferencia Socialista Ibérica y Manifiesto de Alternativa Democrática.- Baron 1975), año en que Felipe González advertía de la “vigilancia contra la demagogia independentista”.

“Los posicionamientos sobre autodeterminación están en la propaganda militante del PSP (Tierno Galván). No obstante hay que decir que las referencias a “autodeterminación” y “estado federal” en el año 1982, habían desaparecido del horizonte programático del nuevo PSOE en ese “periplo semántico que sufre el concepto… con un uso inestable y a menudo ambiguo, ya que se presenta siempre como un punto de partida irrenunciable en el proceso democrático”. Así, en 1977 se decía que “el derecho a la autodeterminación de los pueblos debe ser concretado por las nacionalidades y regiones del Estado Español”. Nacionalidades y regiones que la propia Constitución de 1978 dejaba en el aire en su artº 143.1: “….las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y ls provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en comunidades autónomas”.

 Cabe añadir que: “una parte importante de la izquierda antifranquista, trabajó como agente objetivo de desnacionalización y deslegitimación del estado nacional” (Blas Guerrero).

“El debate se trasladó a los expertos. Así los catedráticos Martínez Cuadrado y Tomás y Valiente insistieron en la conveniencia de definir a España como “nación, mientras que para Modesto Seara el término autodeterminación implica también el derecho a la secesión”. Algo que choca inevitablemente con el artº 1.2 de la propia Constitución: “La soberanía nacional reside en el pueblo español (no en los pueblos españoles), del que emanan los poderes del Estado. (todos los que surgen de la organización política y administrativa del mismo como son las comunidades autónomas). Más claro, agua.

El PSOE está en su derecho a utilizar tácticamente unos principios y los contrarios (siempre lo ha hecho) con tal de mantener el poder, pero ya no cuela esa estrategia presuntamente ideológica con que envuelven la mercancía. El PSOE será independentista o no, según convenga a quienes de verdad tienen el poder mundial y manejan sus hilos. Igual que los demás.

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