Parecía que la noticia de la mañana iba a venir de las filas socialistas. José Manuel Franco, Secretario General del PSOE de la Comunidad de Madrid, estaba anunciado en la tribuna de Nueva Economía Fórum; e iba a ser presentado por el Secretario General del PSOE Pedro Sánchez. Tras la Navidad y con Sánchez casi mudo, las purgas y dimisiones socialistas podían ser noticia. También los motivos del último cortejo del PSOE a Podemos, el coqueteo entre ellos, y unos brotes verdes capaces de ilusionar al maltrecho socialismo madrileño. Pero…
Todo cambió. Por algo ajeno; y por lo que es hoy el socialismo. Copando protagonismo y llenando titulares, aparecieron dos hechos relevantes: Los mensajes de Puigdemont a Comín, reconociendo la derrota del Procés frente a Rajoy en Cataluña, que había conseguido y adelantaba en Telecinco Ana Rosa Quintana. Y la presencia de la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya SS, en la tribuna de Nueva Economía en Valencia para presentar a Isabel Plácida Bonig y canalizar los impulsos de los populares valencianos.
En esta situación, como expresión de lo que es hoy el socialismo, apareció el Secretario General del PSOE. Para una presentación que resultó, sino fallida, deslucida. Y es que Sánchez, en vez de presentar al orador lo convirtió en espectador. Para presentarse él mismo, con unas reflexiones que ocultaban (condenaban) al Secretario General madrileño tras obviedades: Si la salida (al procés) es Puigdemont, es que no hay salida. Independentismo dividido e independentistas enfrentados. Se aplaza la sesión (del Parlament), para después. El que en política no hace nada no es nada. España necesita un proyecto común. Contra irresponsabilidad, reivindico cordura. No tiene razón el independentismo.
Acabó, amable, yendo al rescate de Franco: Amigo y buena persona.
Tras él, el secretario General del PSOE madrileño, sin reponerse del desplante y antes de salir por peteneras, recurrió a leer: “Agradezco que me presente”, dedicado a quien no le había presentado. Siguió con unas frases de relleno: Agradecimiento de asistencias, disculpa de ausencias, cita a un metafísico (Gabilondo), intención de hacer un discurso para compartir. Y la definición de su propósito: “He venido a hablar de Madrid…, a adquirir compromiso de unidad y coherencia, y a manifestar que no sobra nadie”. Fue el prólogo a unos datos económicos y sociales que darían paso a la crítica: “La derecha lo presenta mal”. ¿Para quien el bienestar si una camarera de piso cobra 75 céntimos por arreglar una habitación y gana 2 euros a la hora?. “La política de la derecha, PP y Ciudadanos, es florero e impostura”. Tocaba hablar de Madrid. Empezó con unas ideas: “Debemos aportar soluciones”, “Abrimos las puertas”, “Obligación de recuperar Madrid para los ciudadanos”. Después, el centro de un mensaje en el que primaron las intenciones y faltaron las propuestas de un Programa de Acción que no llegó a formular.
A falta de propuestas, esbozó objetivos para el ámbito autonómico madrileño divididos en 4 ejes:
- Volver a ser. Crecer. Recuperar el orgullo de vivir en Madrid. Código ético.
- Madrid como centro económico con crecimiento sostenible.
- (Fomentar) Pequeño comercio. Territorio en equidad. Igualdad de género y jurídica. Mejorar la autonomía de las mujeres.
- Enriquecimiento de convivencia. Recuperar la cultura. No tenemos una Consejería de Cultura. Estatuto del Artista.
Y una atención a la actualidad nacional: (Frente al) “órdago de Cataluña, todos debemos contribuir para volver a la buena senda”. “Las Comunidades autónomas han de tener como responsabilidad la gestión de los servicios públicos”. “Aspiramos a liderar…, Financiación…, Solidaridad con el resto y competencia para atender…, Fiscalidad al servicio colectivo”.
Terminó recordando la propuesta socialista para la reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma (julio 2016); y la frase “Madrid para los madrileños”.
En el discurso, no hubo más. Por eso, las frases decepcionadas de la audiencia, unas socialistas (críticas o tristes) y otras no: Franco y Peter Pan; y Peter Pan contra Franco. Pongamos que no habla de Madrid. Ni de Tomás Gómez. Ni de lo que pasa en el PSOE de Madrid. Ni de la limpieza de corrales en Madrid. Pedro Sánchez con cara de guardián enfurruñado. Unidad de las izquierdas sin cortejo al novio, o novia, de Podemos. Ha venido rendido; o a rendirse. Pedro no aparta, quita sitio. Mucho peloteo es síntoma de debilidad. De aquí a Carmona, tres pueblos y dos abismos. El PSOE apoya a Ahora Madrid y no habla del Ayuntamiento de Madrid.
Al terminar, en el turno de preguntas, la prensa trato de sacar algo más. Y salió: Francamente sorprendido. El PSOE tiene cientos de candidatos que harían una magnífica gestión. Cantera más que suficiente. Decidirán las bases. Una posibilidad para ganar en Madrid es que en torno a las ideas y propuestas socialistas se sumen otros. Aquí está Sánchez, presentándome. El candidato a lo que sea, será el que sea, y será un buen candidato. ¿Yo? Compromiso con el partido. Ángel (Gabilondo) será lo que él quiera, porque lo van a querer los militantes. Que Pedro sea presidente del Gobierno. Que explique Cristina Cifuentes (los papeles del Canal de Isabel II). No somos comparsas (en el Ayuntamiento de Madrid), colaboramos en la gobernabilidad como creemos. Ahora no estamos para grandes cambios. No es necesario cerrar la escuela (taurina). Vamos a salir a la calle con todas las consecuencias.
Hubo también una pregunta a Pedro Sánchez sobre la importancia de Madrid. Y una contestación: “El protagonista es Franco”.
FOTOS: Nueva Economía Fórum