El Orient Express de Cristina Cifuentes

Cristina Cifuentes Mentirosa compulsiva en el Orient Express
Marta Pastor
Por
— P U B L I C I D A D —

¿Han leído ustedes “Asesinato en el Orient Express” de Agatha Christie?… Pues si no lo han hecho, les recomiendo que lo hagan, porque ilustra perfectamente lo que le ha pasado a Cristina Cifuentes.

Ayer fue cuando Cifuentes anunció su renuncia, que no dimisión. Hasta ahí, ya ven, se le nota la soberbia y volvió a hacer eso que le sale tan bien: mentir. De las mentiras que conocemos: “Tengo un máster”, “Las cremas aparecieron en mi bolso por error” o “Dimito para defenderos de la izquierda radical”, hasta las que aun no conocemos. Cristina Cifuentes no es precisamente una cleptómana, pero si es una mentirosa compulsiva que lo hace con tal desparpajo y soltura que verdaderamente Pinocho se ha convertido en un aficionado en comparación con ella.

De los másteres a las cremas. Vaya sarta de invenciones emitidas en directo. En un mundo globalizado y digitalizado la imagen vale más que mil palabras, y algunos se apalancan videos durante siete años y los usan por goteo, según convenga en cada momento, hasta que al final cuando el video toma toda la dimensión de su utilidad lo hacen público. Entonces termina de servir, saca a la rubia de la coleta de la presidencia de Madrid, y vemos sus mentiras en directo y sin pudor, dándonos a los ciudadanos vergüenza ajena.

Tal vez el problema de Cifuentes es su colección de heridos sin rematar, que renqueando por los pasillos del poder, se han puesto de una manera, tal vez casual, de acuerdo para acabar con ella. Los muertos vivientes del Partido Popular de Madrid que siempre fue un problema para el Partido Popular. Ahí estaban también esta vez. Ya desde los tiempos de Alianza Popular, Madrid daba quebraderos de cabeza, y desde entonces se fue gestando el macramé de pequeñas y grandes corruptelas, con ese hilo pegajoso del que está hecha la podredumbre melosa de la corrupción y que termina atrapando a todos y a todas, y que por supuesto también atrapo a la dama de blanco.

Ella ahora gime y parlotea, enloquecida, hablando de linchamiento, acoso, derribo personal y extorsión, pero olvida o quiere olvidar, que ella ha sido una maestra de esas artes, con la amenaza siempre en la boca, dejando a periodistas sin trabajo, cerrando puertas a todo aquel que osara a mencionarle algún tema que no fuera de su agrado, despidiendo a esposas de antiguos colaboradores de otros presidentes de la comunidad, volviendo la espalda a aquellos que a pesar de conocer sus carencias la encumbraron, saltando de un bando a otro según le conviniera en cada momento, haciendo leña de los arboles caídos, muchos compañeros suyos de todo, y cuando digo de todo, quiero decir de todo, y sobre todo haciendo gala de que el poder lo tenía ella ahora, y con ese poder iba a hacer lo que le diera la gana.

Recuerdo ahora como en septiembre de 2016 Cifuentes pedía públicamente a Rita Barberá que abandonase su escaño por haber sido investigada por corrupción, sin que ni siquiera hubiera condena. Increíble pero cierto, así se escribe la historia La boca llena de la palabra honestidad, como si ella fuera la medida de las cosas, pero su baremo, su regla de medir estaba torcida, porque ella estaba allí, al lado de González – – del que más cerca estuvo en todos los sentidos-, de Esperanza, de Granados, de Blesa, de Arturo Fernández etc, etc, como colaboradora necesaria con sus silencios y alguna otra cosa más, mientras el “negocio de Madrid” se hacía con pingues beneficios, engrosando las carteras de algunos, y ella, entonces, callaba, asentía y se aprovechaba de la situación.

A Ratchett, en asesinato en el Orient Express lo asesinaron entre todos. Agatha Christie dota a cada uno de los personajes de una razón para acabar con la vida de Ratchett. En este episodio reciente de la historia de Madrid, también hay muchos personajes con motivos más que suficientes para acabar con Cifuentes. De hecho es lo que ha pasado, y al igual que en la novela de la Christie, al final nos queda un punto de lastima, incluso por los asesinos…

Antes de acabar les recuerdo un dato: En toda la Comunidad de Madrid la presunta malversación de fondos públicos asciende por casos de corrupción a más de 656 millones de euros. Ahí es nada.

Son las once de la mañana. No llueve en Pozuelo y la temperatura exterior es de 18 grados.

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