El cadáver de Bibi

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— P U B L I C I D A D —

“Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo” señala un dicho, aunque algunos recordarán que, con Samuel Becket, Godot nunca llega.

Benjamín (Bibi) Netanyahu siempre estuvo afectado por la muerte heroica de su hermano en el rescate de los rehenes israelíes secuestrados en un avión que llevaron a Entebbe (Uganda) unos terroristas palestinos. Bibi deseará liberar a los secuestrados por Hamás, pero tendría que llegar a un alto el fuego definitivo con los terroristas. Su prioridad es otra: destruirles. No obstante, dos dudas socavan este propósito.

No es realista pensar que Hamás será totalmente destruido. Sus milicianos, unos 30.000, están sufriendo innumerables bajas y el desmantelamiento de infraestructuras subterráneas a las que se acceden incluso desde hospitales, pero su total destrucción es cuestionable.

Otra cosa es que los israelíes crean que están comprando unos próximos años de tranquilidad mientras los terroristas se recomponen. ¿Qué otra cosa, pensarán, se puede hacer con Hamás, que controla Gaza, si no renuncia a su terrorismo alimentado por Irán a diferencia de Al-Fatah que gobierna en la Cisjordania palestina y lo abandonó?

La otra duda es si Netanyahu no está ganando tiempo solo para él. Con las aguas calmadas tendrá que responder de tres cosas. Primero de unas acusaciones de corrupción. Luego de cómo no se pudo evitar la operación terrorista del 7 de octubre. Fallaron la información previa y la protección ante un posible acto terrorista para torpedear un venidero reconocimiento diplomático de Israel por Arabia saudí.

Asimismo, está la repercusión de esta guerra en la población palestina que rondará ahora más de 35.000 muertos. Una crueldad imputable también a Hamás pues sus milicianos se parapetan tras ella. Israel tiene derecho a defenderse, pero supera importantes líneas rojas que indignan a la Comunidad Internacional.

El cadáver político de Bibi pasará algún día, pero no está claro que llegará una solución del conflicto palestino. Seguirán los esfuerzos por una convivencia entre judíos y palestinos. Los saudíes acabarán reconociendo a Israel porque los acuerdos Abraham, herencia de Trump asumida por Biden, se erigieron sobre un hartazgo de dirigentes árabes que no ganan nada negando a Israel con un apoyo inquebrantable a los palestinos, incluidos los terroristas.

Saben que para la paz lo primordial es la renuncia al terrorismo. Luego vendrían las concesiones israelíes, importantes, para la convivencia. Llegaría una reconstrucción de Gaza y un necesario impulso a la economía palestina por los países árabes ricos. No puede ser que solo la Unión Europea sea la que reconstruya lo que otros destruyen, como Rusia en Ucrania. Así podrán reconocerse mutuamente y en paz un Estado palestino e Israel.

Mientras tanto, están los oportunistas que mienten como Yolanda Diaz que abogó por la desaparición de Israel al utilizar el eslogan terrorista “Una palestina libre del rio al mar”. Del Jordán al Mediterráneo conlleva la desaparición de Israel. Una frase inicialmente empleada también en el museo Reina Sofía para una exposición palestina. Yolanda sólo rectificó cuando Felipe González subrayó, caritativamente, su ignorancia.

El reconocimiento del Estado palestino es otro engaño oportunista. La Autoridad Palestina es de hecho un Estado y su reconocimiento como tal no va a corregir su ineficiencia y su corrupción, pero puede constituir ahora un aliciente para el terrorismo de Hamás que lo agradece, así como la decisión de Sánchez de no participar en la protección del tráfico marítimo en el Mar Rojo.

Nuestra política en el Oriente Medio ha pasado de equidistante a pro-palestina y, actualmente, anti-israelí con una escenografía humillante para Israel. Su cercanía a Marruecos no preocupa y la fuerza del “lobby” judío mundial no impresiona. Para Sánchez, en vísperas de las elecciones europeas, solo debe contar su suerte. Pensará que mejora poniendo en unas picas las cabezas de Israel y Argentina.

En su gobierno populista también anidan partidarios de Putin que le afean un compromiso con Ucrania de ayuda militar mediante un acuerdo con opacidad incluso para Yolanda. ¿Será Sánchez un autócrata cualquiera? Antonio Elorza lo considera también un estímulo para la extrema derecha: “Hiperliderazgo” en The Objective.

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