El presidente del Gobierno ha hecho de la mentira compulsiva su particular forma de gobernar, a la que se suman la estulticia y la provocación, haciendo buena la máxima de Baltasar Gracián de que “una sola mentira destruye toda reputación de integridad”. Sánchez ha tergiversado con creces la benevolencia del jesuita aragonés al negar las consecuencias de sus embustes en una sociedad desesperada y descreída de toda la clase política nacional.
Los últimos engaños y afrentas del inquilino de la Moncloa han venido a cuenta de la entrega de la alcaldía de Pamplona a Bildu —contradiciendo una vez más su palabra— y equiparar el franquismo con del tercer Reich provocando el rechazo de la mayoría del Parlamento europeo. El líder del partido conservador, Manfred Weber, ha advertido que Sánchez “está descalificado para cualquier cargo europeo” en el futuro, tras su retórica pregunta de devolver a las calles de Berlín los nombres de los líderes nazis. De puertas adentro, pocos dudan ya que el siguiente pago al independentismo vasco -a cambio de su apoyo a la investidura- será euskaldunizar Navarra y excarcelar a los presos ETA.
Frentismo y puentes rotos
La política y las instituciones tienen demasiado frentismo y puentes rotos que incluso disparan las amenazas entre instituciones. A las habituales disputas de gobierno y oposición —la última a cuenta de los pactos en la capital navarra— se suman las guerras incruentas a izquierda y derecha —Podemos contra Sumar y Vox contra PP— e incluso la voladura de puentes entre el poder ejecutivo y el judicial, tras los ataques y la dura diatriba del independentismo contra “togados franquistas indecentes» a los que pretende «juzgar» de inmediato y cesar. Para el presidente del Supremo y del Poder Judicial, se trata de un señalamiento sin precedentes, “inadmisible” en un Estado de Derecho que “no se corresponde con la separación de poderes». Lo que en el Parlamento se considera ‘lícita’ libertad de expresión, en la calle se tornan ‘amenazas’ de Vox contra el presidente del Gobierno y su partido que el Psoe lleva a los tribunales por delito de odio.
Egolatría y esperpento nacional
Con el país dividido y una abrumadora mayoría en contra del perdón al secesionismo, Sánchez hace mutis del foro parlamentario para defender su medida estrella de la legislatura con la que amnistiar a quienes tejieron una red contra el Estado, incluso para delinquir económicamente. El presidente del Gobierno y sus ministros hacen lo que les pide el cuerpo en un aquelarre de culto al líder más ególatra y narcisista de los últimos tiempos. El inquilino de la Moncloa se ha convertido ya en el primer mandatario con dos libros hagiográficos, a mayor gloria de un liderazgo controvertido, cuya hemeroteca no resiste ni un resquicio de virtud o ética política: “Mis padres me enseñaron que lo más importante es sostener la palabra”.
El negación misma de miembros del gabinete como Montero, Ribera o Puente llega al extremo de ocultar el privilegio de una negociación bilateral con Cataluña para condonar su deuda gigantesca, el caos de los trenes de cercanías y hasta la ‘bondad’ de los impuestos a las empresas energéticas que ahora se pretenden “reformar”.
Amnistía, acoso y lawfair
La Amnistía —rechazada por un 60 % de ciudadanos y hasta la mitad de los votantes socialistas— camina ya por el sinuoso laberinto legislativo para su previsible aprobación no antes de Semana de Santa. La tramitación exprés del Congreso —en apenas un mes— será frenada en la cámara alta por la mayoría del PP que confía en la Unión Europea para tumbar la norma e incluso en las alegaciones prejudiciales de los tribunales hispanos. Según Feijoó, la medida es un “fraude de ley”, además de inconstitucional, que denunciara hasta “revertirla” también en el TC. El líder popular advierte que nadie puede esperar de su partido que «agache la cabeza» cuando en España se está «jugando la democracia».
Los partidos beneficiados, tanto Junts como ERC, arremeten contra jueces, policías y periodistas, que deben ser “juzgados y cesados” por «atacar a Cataluña». La portavoz del partido de Puigdemont, Nogueras, tilda de “togados franquistas” y «personajes indecentes y oscuros» a magistrados de los tribunales juzgadores como Marchena, Lamela, Lesmes o Pérez de Los Cobos, además de defender la independencia de Cataluña como única vía para «separarse de esta porquería”. Puigdemont, por su parte, avisa a Sánchez de «consecuencias desagradables» si no cumple los acuerdos suscritos con Junts, tras ultimar una reunión, aún sin fecha fija ni lugar, y pedir una foto conjunta de “rehabilitación” para “profundizar en la resolución del conflicto político» como un paso más en la «normalización de relaciones».
Las formaciones independentistas ultiman las enmiendas para “mejorar” la ley y blindar las causas por terrorismo de procesados de Tsunami Democràtic y los Comités de Defensa de la Republica (CDR) . Además, tejen otro retoque legislativo para amparar a “víctimas de montajes policiales” e incluso a los miembros de la familia Pujol, como viene reclamando el patriarca y molt honorable ex President de la Generalitat. El Psoe pone pie en pared advirtiendo que las causas por terrorismo sin sentencia firme no pueden ser amnistiadas. Aragonés presiona a Sánchez con el compromiso de un referéndum que tendrá que cumplir y “nos aseguraremos de ello”.
La ley de Amnistía se tramitará en la comisión de Justicia para sortear al letrado que la rechazó por inconstitucional. En paralelo, la cámara da vía libre a tres comisiones exigidas también por el independentismo vasco y catalán para investigar supuestos de lawfar o guerra judicial sobre el caso Pegasus de «espionaje a líderes políticos y activistas, otra sobre la denominada operación Cataluña, y las actuaciones del Ministerio del Interior durante los gobiernos del PP y una última tercera sobre el CNI por los atentados de Barcelona en 2017.
Sánchez-Feijóo, mesa de la discordia
La mesa de negociación entre el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición se tambalea tras el “pacto encapuchado” del PSE con Bildu. Lo que los socialistas defienden como acuerdo con un “partido progresista democrático”, Feijóo lo eleva a la categoría de “indignante” consecuencia de los pactos entre Sánchez y la formación de Otegi que lleva “etarras” en sus listas electorales. Peligra así el reencuentro estratégico y ocasional prenavideño entre ambos líderes, para constituir una mesa de dialogo rechazada por el PP, que el ejecutivo reduce a la renovación del Consejo del Poder Judicial, el artículo 49 de la Constitución para suprimir el término disminuido y la financiación autonómica.