Los últimos periplos electorales nos han dejado numerosos datos y por tanto conclusiones a cerca de las pretensiones preelectorales de los partidos y de las posibilidades aritméticas existentes poselectorales que son a la postre las únicas derivadas posibles de los gobiernos a formar.
En los últimos años ha habido dos intentos fundamentados en las previsiones electorales como fruto de las encuestas realizadas, que ilusionaban con el sorpaso de Podemos al PSOE en 2016 y de Ciudadanos al PP ahora en 2019. Los dos intentos resultaron de momento fallidos, y en lo que respecta a Podemos, casi podríamos decir que definitivamente fallidos. Podemos creyó adelantar al PSOE si repetían elecciones 2016, fusionados además con IU, y rechazó la investidura de Sánchez apoyado por Ciudadanos y Coalición Canaria, el resultado fue negativo a corto plazo y catastrófico a largo plazo.
Por su parte Ciudadanos ha tratado de adelantar al PP entre los procesos electorales andaluces, nacionales y europeos, municipales y autonómicos. El resultado ha sido de fracaso en los últimos y veremos las consecuencias futuras. Intentar dar el sorpaso en unas elecciones que coinciden con las municipales, como ha sido este mayo, es un fracaso anunciado si no se tiene una estructura sólida de partido a lo largo y ancho de toda España. Las europeas se han visto afectadas para mal de Ciudadanos por no presentar muchísimas candidaturas municipales en toda España, los electores les gusta mayoritariamente escoger la misma papeleta para europeas que para municipales y/o autonómicas, de ahí una razón vital para el incumplimiento de objetivos de Ciudadanos. Además crear expectativas dudosas suele ser bastante peligroso, porque convierte un aceptable resultado en malo, y en política es importante parecer que se gana.
Podemos o la izquierda resultante será irrelevante si no entiende su papel de muleta para el PSOE, con posibilidades de gobiernos municipales y autonómicos y con soporte programático en generales. Ciudadanos u otros liberales tenderán a ser irrelevantes sino simultanean y alternan los apoyos a conservadores y socialistas, y miden escrupulosamente donde y con quien pactan en los diferentes territorios, que no todos son iguales.
Dicho esto, y dada la relevancia que Ciudadanos tiene en la investidura de Presidentes y Alcaldes, en la posterior confección de Gobiernos y en el posterior éxito de los mismos en un futuro, voy a comentar mi posicionamiento en los mismos.
Primero a nivel Nacional, C’S debería prestar el apoyo necesario a Sánchez para su investidura que no tenga que depender de nacionalistas ni secesionistas y que no sufra la presión de Podemos en la aplicación de políticas económicas. Si pasado el primer momento por el cambio de criterio y después de las sentencias en el juicio del procés podría estudiar su implicación en un Gobierno de Coalición con PSOE, que de estabilidad y prosperidad a España, todos se lo valoraríamos.
A nivel autonómico debe valorar que Madrid es mucho Madrid para entregarlo a populistas y debería apoyar Gobiernos del PP en la Capital y la Comunidad, aunque salga inicialmente del Gobierno, ya entrará en ellos a lo largo de la legislatura, sobre todo en la capital que no admite repetición de elecciones. Murcia puede ir en la misma dirección, sobre todo después de haber sido archivadas las causas de los políticos populares procesados.
En Castilla y León tienen una posibilidad de regenerar tantos años rodillo y quizás todos entenderían que pujasen por la Presidencia de la Comunidad con el apoyo del PSOE. En Aragón en la Comunidad no tiene juego ya que el PAR no apoyo un Gobierno con VOX, y con el apoyo a Lambán podría obtener la alcaldía de Zaragoza, además Lambán no es un sanchista practicante.
Barcelona capital del mal el menos y la Alcaldesa en funciones, Colau, es menos mala que el secesionista Maragall, apoyo sin condiciones como dice Valls. En el resto de municipios donde son decisivos, aplicar criterios locales que apoyen a unos y otros según su eficacia mostrada anteriormente y propiciando los cambios regeneracionistas donde se necesiten.
A Ciudadanos le queda acertar en estos pactos, que luego vendrán cuatro años de tranquilidad electoral y donde los electores tendrán el suficiente tiempo para valorar lo trabajado y conseguido, de lo contrario asistiremos a la vuelta al bipartidismo que hemos tenido durante décadas para bien o para mal.