Acción: Trámite de tres decretos-Leyes, sostén del Gobierno. Enero 2024. Escenario Senado. Dramatis personae, por importancia: Paky Lluc, o Francina Armengol (presidenta). Paladín (Puchy Carles). Galán (Presy Pedro). Primera Vice (Mariaguesú Montero). Vice dos (Yoly Díaz). Portavoz gobierno Mary PAC (Pilar Alegría Continente). Ministro Bolaños, sinónimo de bolas, trolas. Más ministros, unos recitando ideario, otros haciendo bulto. Oposición (Feijóo PP, Abascal Vox, UPN, CC, y más). Pregonero PSOE (Hipocorístico vasco Frantzistko López, Patxi). Más voceros: Rufián Erc, Nogueras Junt’s, Esteban PNV, Lilith Verstrynge resto podemita, abertzales y otros). Figurante Santos Cerdán. Y los actores de tapadillo discretos, que hubo y siguen.
El real decreto ley en España ‘es una norma jurídica con rango de ley, propia de países con monarquía parlamentaria, que emana del poder ejecutivo y es dictada en caso de extraordinaria y urgente necesidad’. Usada en enero, periodo vacacional navideño, es difícil de entender la premura extraordinaria que ve el Gobierno para los decretos leyes que pretende aprobar. Buscando porqués, que parecen imposibles, aparece, de refilón, el apellido de un ministro, Bolaños, con opiniones mutantes, de un día a otro, con una ese que primero inquieta y después alarma: Sospecha.
Bolaños, como ministro produce sospecha, como palabra es sinónimo de bolas, mentiras, trolas, engaños, patrañas y embustes. Siendo posibles algunas trolas, sin entrar en ellas, lo lógico y patente entre sospechas es ver qué hace el Gobierno y los que lo mantienen. Aparecen el concepto y palabra ‘Discreción’. Como parte de un ideario salido en Ferraz o Moncloa, que tapa, confunde y ensucia. La discreción, en sentido estricto, define ‘sensatez para formar juicio o tacto para hablar u obrar’. Impuesta, por ideario o conveniencia política, es otra cosa: Un artificio, no demócrata, que tizna y manipula una realidad que la sociedad tiene derecho a ver clara. No hay grupo político o gobierno, el que tenemos, los pasados y los que vengan, que en democracia pueda usar la discreción para ocultar nada a la sociedad ¿Embrollos discretos? Ni uno, aunque se pretenda beneficio para todos. Por eso, con Bolaños o sin él, importa ver qué hay alrededor.
Elenco teatral, dramatis personae. Preside el Congreso, desplazado por obras al edificio del Senado, Francesca Lluc Armengol Socias, sumisa al rol Francine en perjuicio parlamentario. Lucen y deslucen, en ese orden, el paladín Carles Puigdemon, papel artístico Puchy Carles, que parece conduce y doma al presidente Sánchez, ataviado galán Presy Pedro. Siguen las vicepresidentas primera y segunda, Montero y Diaz, que podrían alumbrar algo, pero, discretas, siguen a sus riñas: La primera, manda en economía como puede, sin la fama y preparación de su antecesora, pero con la misma tarea frente a la ministra de Trabajo que sigue, vice greñuda, bordeando decretos. La segunda, víctima de sus calvarios ideológicos, esta vez obsequia con silencio. Podría contar qué pasa, la portavoz del gobierno Mary PAC (Pilar Alegría Continente) que debiera estar para eso pero, discreta, no calla y habla de otros temas. Al lado, la Oposición y voceros rascan, algunos lo que quieren, otros lo que pueden.
A esta situación, oscurantista, se ha llegado por la decisión controvertida de una parte del PSOE, que tolera a Pedro Sánchez en un afán impropio de lo que debe procurar una organización que fue, puede volver a ser y hoy parece que no es, partido político apto para servir con limpieza desde el gobierno. Puede ser tarde, pero no es imposible. Sin subterfugios, pactos conocidos. Hay que conocer la lealtad y falsedad que mueven intereses de grupos y personas. También distinguir entre los que están al sol que más calienta, enfrente, o no, de los independentistas de siempre o de ocasión. No hay más: Avenencia o bronca.
El poder en democracia es y nace del pueblo, no sin él ni a sus espaldas, La sociedad debe saber qué pasa y en qué trampean los que parlamentan en nombre del pueblo, si lo hacen. Tres decretos para marcan posición y ver qué se decide. Al margen el interés de políticos caciques. En eso estamos: ver si se cuenta con la sociedad o si alguien la suplanta. Mientras tanto, como aviso, una crónica discreta desde el Senado.