El debate abierto por la nueva presidenta de México siguiendo el monotema de su patrocinador López Obrador, empeñado en que el rey de España pida perdón por la conquista, me induce a extraer de mi libro “La historia del poder” el relato de la conquista de México. Si los mandatarios mejicanos fueran personas leídas, que al menos hubieran profundizado en la historia, lo que deberían hacer es felicitarse porque fueran españoles los que fundaron una nación con el mestizaje de dos sangres. Basta señalar que el mismo Cortés tuvo un hijo con Malinche y casó a sus capitanes con las mujeres del México conquistado.
¿Le cabe alguna duda a López Obrador sobre cuál habría sido el destino de aztecas, tlaxcaltecas, totonacas, si los conquistadores hubieran sido ingleses? El ejemplo lo tienen mirando al norte, donde aún quedan algunas reservas indias aisladas. ¿Mezclar sangres? Por favor, que aún hay clases, le dirían a López Obrador.