Trumpismo made in USA y rebelión made in Spain

Luis Carlos Ramírez
Por
— P U B L I C I D A D —

Ocho años y dos mandatos después, Estados Unidos está a punto de reelegir al presidente más “demagogo, incendiario e insultador”, -al decir del ex alcalde de Nueva York, Michael Blomberg-, que podría tensionar no solo una sociedad ya dividida en dos, sino desestabilizar la geopolítica internacional.

En España, los afectados por la devastadora catástrofe valenciana estallan contra el Rey y los presidentes del Gobierno y de la Generalitat, tras la demora en anunciar las alertas y el cicatero retraso de ayuda a los millares de afectados. Una movilización popular sin precedentes desborda el sectarismo y la ruindad después de desplazar al Ejército a cuenta gotas para socorrer a los ciudadanos atrapados en el infierno valenciano. La rebelión ciudadana les estalla a las más altas autoridades en la cara ante la sensación de un Estado fallido cuyos protagonistas continúan a la greña y además llegan tarde a la solución de los problemas. El mayor «miserable» catalán, en palabras de Garcia-Page, -que todavía permanece en busca y captura tras huir a Waterloo-, continúa chantajeando al gobierno en su intento de zafarse de los delitos de terrorismo y malversación.

Incertidumbre electoral made in USA

Salvo milagro o promesa revulsiva de última hora -como el exabrupto mitinero de la “basura puertorriqueña”-, la falta de carisma de la candidata demócrata y los errores de una campaña en la que se ha resistido a diferenciarse de su protector Joe Biden, la sitúan en un falso aparente empate técnico, insuficiente para pasar a la historia como la primera mujer al frente de la mayor democracia de occidente. Hasta cinco presidentes –Adams, Hayes, Harrison, Bush (hijo) y el propio Donald Trump– consiguieron llegar a la Casa Blanca con menos votos que su rival, al aplicar el denominado ‘the winner-takes-all’ de un sistema electoral donde el ganador se lleva todos los delegados en los Estados de la Unión.

Preocupación aliada, rearme europeo

La incertidumbre del resultado mantiene en vilo a las grandes potencias y a los aliados internacionales, además de a la OTAN, junto al bloque indo-pacifico de Japón Corea del Sur. La UE se prepara para el que sería su peor escenario económico con el retorno del irascible candidato republicano, que amenaza con la subida de aranceles o abandonar a Europa en el apoyo a Ucrania tras la invasión rusa. El escenario catastrófico sería que Washington retirase todo su apoyo a Kiev y comenzase a levantar sanciones al Kremlin y a la órbita de su líder. Trump ya ha amenazado con “desengancharse” de la Alianza y retirar tropas del territorio europeo, sugiriendo dejar de defender a los aliados que no gastan el 2% de su PIB en defensa (entre ellos, España), como marca el compromiso de la OTAN. Todo ello llega en un momento en el que la UE debate su modelo de defensa y seguridad, y cómo movilizar un presupuesto millonario para costearla. La Comisión Europea trabaja ya en una propuesta a los Estados miembros que presentará en sus primeros 100 días de mandato. 

Promesas de Trump

Harris y Trump, demócratas y republicanos, tienen recetas económicas opuestas en casi todo, desde la política fiscal a aranceles, pasando por la inmigración, energía, sanidad, vivienda, regulación y hasta el papel de la Reserva Federal. La incertidumbre es cuánto subiría Trump esos aranceles y a qué productos, tras insinuar un aumento del 12% -lo que supondría hasta 180.000 millones al bloque comunitario- y el 60% para las importaciones procedentes de China.

Trump: proteccionismo que puede volverse contra Estados Unidos

Si Donald Trump gana las elecciones, además de este potente refuerzo del proteccionismo comercial, se compromete a llevar a cabo la mayor deportación de migrantes en la historia, con un enfoque en los más de 10 millones de residentes en situación irregular. Con su lema «hagamos Estados Unidos grande otra vez«, propone también una política económica proteccionista que incluye la imposición  arancelaria a todos los productos importados, fomentar la fabricación de vehículos eléctricos y frenar la importación de coches desde China, mientras intensifica la guerra comercial con el gigante asiático.

Inmigración y fronteras

Trump, conocido por su firme postura sobre la inmigración, se compromete a llevar a cabo la mayor deportación de migrantes en la historia del país, con un enfoque en los más de 10 millones de residentes en situación irregular e incluso despedir a miles de funcionarios de carrera y reducir la independencia de las agencias federales. El candidato republicano ya se negó a aceptar su derrota en 2020 y se enfrenta a las acusaciones por el asalto al Capitolio. En 2024 asegura que sólo reconocerá los resultados si son «honestos». Asimismo, promete aumentar la producción nacional de petróleo y gas para reducir los precios de la energía y llevar a cabo el mayor recorte de impuestos de la historia.

Justicia y democracia

El expresidente ha declarado que ordenará al Departamento de Justicia perseguir a Joe Biden, a quien acusa sin pruebas de orquestar una «caza de brujas» en su contra por sus cuatro casos abiertos y 48 imputaciones en los tribunales. Respecto al aborto y los derechos LGTBI defiende la libertad de cada estado para su regulación, pero acorde a la decisión del Tribunal Supremo que anuló el derecho federal a tal práctica. Además, propone cortar fondos públicos a los colegios que enseñen la identidad de género.

Amenazas e insultos

Donald Trump llama “inestable, vaga y retrasada mental” a su rival demócrata, Kamala Harris, que a su vez tilda al republicano de “peligro fascista” y de ser un riesgo para la seguridad. Las diatribas lanzadas en campaña ocho años atrás, difícilmente se pueden borrar, como tampoco cambiar sus amenazas públicas: “no acataré el resultado electoral”, “el sistema está corrupto” y “llevare a Hillary a prisión”.

A pesar de todo, si la balanza le catapulta de nuevo a otro mandato, el presidente de EE.UU. tendrá derecho a la decencia que ha negado a sus rivales para constatar si deja de alinearse con los peores mandatarios que abochornaron a su país: Andrew Johnson, un presidente racista y el primero en ser acusado de violar la ley, -empeñado en preservar el sur como el ‘país del hombre blanco’, John Tyler, tras extender la esclavitud en los estados confederados; Ronald Reagan, por apoyar Sadam Husein en la guerra de Irak y  rearmar al yihadismo que estableció el régimen talibán en Afganistán,  o George W. Bush por su política neoconservadora y el rediseño de la geopolítica exterior que lejos de beneficiar a Estados Unidos generó un conflicto internacional.

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