
¡Pobre lagartija! Un malvado le declaró la guerra. Iba como una centella de piedra en piedra, esperando protección. Una mano veloz la agarró por la cola, pero la lagartija continuó su camino. Sin cola, pero libre.
Putin se quedará con Crimea y el Donbas. Crimea y Sebastopol, la única base naval en territorio ruso de “aguas calientes” o libres todo el año con acceso al Mediterráneo a través del Mar Negro y del Bósforo que controla celosamente Turquía de conformidad con la Convención de Montreux de 1936. A Rusia le cuesta llegar a los mares libres. A pesar del deshielo, los puertos árticos no son de fácil acceso todo el año. El Báltico es ahora un mar esencialmente aliado con el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN. En el Pacífico tiene Vladivostok en territorio cedido por China mediante los llamados “Tratados Desiguales” del XIX, cuando el Imperio del Dragón era pura debilidad.
Vladimir el Terrible pone velas rogando a Dios que Beijing solo piense en recuperar Taiwán. El espía comunista es ahora un ortodoxo convencido que se persigna de derecha a izquierda, al revés que los católicos romanos. Agradece también que Trump intente hacer con él la pinza a Xi en Beijing, núcleo esencial de la estrategia internacional del americano. Pondrá precio.
Quiso Rusia toda la tarta ucraniana y se quedará con dos porciones, un 20 %, que ya eran como suyas. Crimea es rusa de “toda la vida”. Anexionada en el siglo XVIII, Kruschov, predecesor de Putin, se la entregó a Ucrania en 1954. En Kiev se hicieron ilusiones. El Donbas es una pérdida más dura, pero la mayoría de sus habitantes querían quedarse en la órbita rusa. Nada justifica, sin embargo, las agresiones territoriales rusas.
Ucrania será occidental. Es el fondo de la cuestión. ¿Dónde se ubica Ucrania, en el mundo occidental o como satélite de Rusia? En 2014 Putin presionó para que Ucrania no firmara un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Luego vino, ese mismo año, el Maidán con sus diferentes interpretaciones rusas u occidentales, la ocupación de Crimea y, en 2022, la invasión rusa de Ucrania para controlarla enteramente y situar un gobierno títere. El fracaso militar ruso provocó que Moscú se consolara con una guerra de conquista territorial centrada en el Donbas rusófilo con réditos, sin duda, pero en la que tampoco ha podido ir más lejos y hacerse con la mítica Odesa y la costa ucraniana del Mar Negro.
Tan claramente queda Ucrania en el mundo occidental que ahora Moscú no objetaría un ingreso ucraniano en la Unión Europea. Ciertamente, conserva la cola de la lagartija (Crimea y Donbas), pero ésta corretea fuera de su alcance. ¿Y hay quienes dicen que Rusia ha ganado? ¡Será Trump, ignorante geográfico y de Historia! También un “pelota” elemental cuando le conviene. Tan prepotente, él, que ahora queman efigies suyas en Ucrania para reprocharle sus injustos ataques a Zelensky al que quiere echar y despojar de la mitad de los recursos ucranianos como pago por la ayuda esencial de Biden, un órdago con el que el americano obtendrá algo. Más fácil lo segundo que lo primero si bien el ucraniano está dispuesto a no ser un obstáculo para una verdadera paz y pide, a cambio, entrar en la OTAN.
“Tienes que pagar por la ayuda americana”, le dice Trump a Zelensky mientras engaña acusándole de dictador, de culpable del conflicto. Algunos tragarán estas mentiras del mal amigo que hasta empujaría a Kiev de nuevo hacia Moscú, pero, por ahora, la lagartija azul y amarilla está a salvo. Los europeos la ayudarán, incluyendo España con su valeroso Presidente del Gobierno dispuesto a enfrentarse a Trump.
¿Ucrania fuera de la OTAN? No se puede ganar en todo. Muchos aliados lo preferirán porque Ucrania es un riego seguro. Cuando sea más prospera que Rusia por estar incrustada en la Europa libre, Moscú no lo soportará. Mejor ayudar a Ucrania a rearmarse y a no ser cogida de nuevo por sorpresa por Rusia como Europa por Trump. Tampoco le será fácil al magnate imponer siempre su voluntad que suele volar alto antes de descender a la realidad.
En cuanto a la UE, debe desarrollar su propia defensa, una estructura de mandos como en la OTAN, insertable en la Alianza o capaz de ser eficaz por si sola por lo que necesitará su propia disuasión nuclear. La relación transatlántica se tensa, pero veremos si se lleva por delante a la OTAN como algunos desean en la misma Europa y en el Kremlin que sueña con que Washington deje Europa. Los europeos debieran también estructurarse en una Unión Federal, al menos España y otros como los fundadores originarios de lo que ha devenido la UE.