
Rusia tiene como objetivo desestabilizar Europa y desmotivar el voto en las elecciones de 2019. A las noticias falsas se unen ahora los fake videos, que pretenden transformar la opinión pública. La UE quiere lanzar una gigantesca campaña de comunicación.
El poderoso complejo ruso de fabricación de bulos o noticias falsas (fake news) tiene como primer objetivo la desestabilización de Europa. Así lo manifiestan diversas fuentes de las instituciones de la Unión Europea, que exhiben centenares de ejemplos de una ofensiva recrudecida a partir del brexit y que ha tenido picos de gran intensidad con ocasión de los diversos procesos electorales de Holanda, Francia, Austria, Alemania e Italia, así como con ocasión del procés y el referéndum ilegal en Cataluña del 1 de octubre pasado.
La UE teme especialmente la campaña inminente que sospecha lanzarán los intoxicadores rusos en las elecciones al Parlamento Europeo de 2019. Unos comicios que traducirán en escaños la nueva realidad del continente, jalonada por el impacto de la salida del Reino Unido, las heridas causadas por la crisis de los refugiados y los desafíos del ultraproteccionismo comercial de Estados Unidos.
Desde la crisis económico-financiera de 2007, la UE ha sufrido una ostensible bajada de prestigio. La marca Europa ha sido ensuciada, admiten fuentes comunitarias, hasta poner en entredicho el principal activo del modelo europeo: sus valores. La libertad, la democracia y la solidaridad, ejes fundamentales de tal modelo, son cuestionados por las grandes potencias, Rusia y China, desde luego, pero también los Estados Unidos de Donald Trump, cuyo desarrollo del “America First” se traduce en muros, barreras proteccionistas y repliegue sobre sí mismo.
La inminente amenaza de los fake videos
La preocupación aumenta también ante el avance tecnológico que supone la difusión masiva de mensajes falsos. El nuevo paso es la creación de aplicaciones informáticas capaces de crear fake videos, es decir, producciones animadas en las que se incrusta el rostro de una persona sobre el cuerpo de otra. Este tipo de efectos especiales, costosísimo y hasta ahora solo al alcance de los grandes especialistas de Hollywood, sería la última herramienta puesta a punto por el complejo de desinformación ruso.
Su capacidad para conmocionar y transformar la opinión pública puede arrasar las actuales técnicas de comunicación. Con mucho dinero y buenos especialistas será fácil, por ejemplo, insertar a un político en una juerga pornográfica o hacerle protagonista de un soborno. Ya ha aparecido de hecho un programa equivalente en Estados Unidos, denominado FakeApp, que ha puesto en órbita un vídeo ultrarrealista realizado con […]