Entiendo que es natural la tendencia, en el ser humano, a compadecer al más débil cuando está sufriendo por cualquier razón. Y a lo mejor eso podría explicar la postura de parte de la ciudadanía española ante el conflicto desatado por los terroristas palestinos de Hamas con su ataque a Israel el pasado siete de octubre.
Porque sí, sobre el papel, los palestinos, los civiles palestinos, que son prisioneros de hecho de los terroristas en la Franja de Gaza, son desde luego los débiles en esa guerra declarada como respuesta al ataque de Hamas. Son esos “inocentes” por los que claman aquí los radicales de la progresía, ministros del gobierno incluidos.
Pero, como pasa siempre, ideologizan sus reacciones a su interés y conveniencia, para arrimar la sardina a su ascua, olvidando de paso lo que no favorece tanto su postureo político. Porque son los mismos que no han condenado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, por ejemplo; los que olvidan que este conflicto viene de un ataque del terrorismo palestino a civiles israelíes, sin mediar aviso ni más provocación que su mera existencia. A lo mejor a nuestros progres bocazas les parece, como a Hamas, que esos hebreos no son tan inocentes, por el hecho de serlo, que aquellos con los que sí se les llena la boca.
Y ello abonado por las imágenes que nos sirven los informativos de todas las cadenas que, día sí, día también, nos ponen sobre la mesa en la que estamos comiendo crudas imágenes de heridos palestinos, preferentemente niños. Israel ha administrado con cuenta gotas las imágenes del ataque de Hamas. Dicen fuentes de Tel Aviv que no han llegado a occidente ni el cincuenta por ciento de los vídeos con la “hazaña” de los terroristas, que grababan su heroica masacre contra jóvenes asistentes a un festival de música, contra granjeros de los kibutz hebreos que han sabido convertir en vergel un desierto… Gente toda muy culpable del simple hecho de vivir.
No hay guerra buena, no la ha habido en la historia de la humanidad, por más que la historia y el devenir de los hechos haya en ocasiones blanqueado algunos conflictos, siempre desde el punto de vista de quienes resultaron vencedores, ya fuera en las conquistas del Imperio Romano, en las batallas napoleónicas, en las Guerras de Independencia americanas o en la II Guerra Mundial.
Pero en nuestro tiempo contamos con esas “guerras” no declaradas, pero permanentes, que protagonizan los grupos terroristas de toda laya. Alemania tuvo su Baader Meinhoff, Italia sus Brigadas Rojas, España los malditos canallas de ETA que lideraba ese Otegui que daba precisas instrucciones sobre qué hacer con un secuestrado… Y en Oriente Próximo, desde la instauración misma del Estado de Israel, toda una variedad de asesinos que lo mismo masacraron al equipo olímpico judío en Munich como a inocentes jóvenes que asistían a un festival.
A los grupos terroristas, como a esos que se denominan “lobos solitarios” y matan en Francia o Bélgica —y esperemos que no lo hagan también, como ya hicieron, en España— no se puede hacer otra cosa que eliminarlos, desterrarlos de la sociedad, con la justicia y la fuerza precisa, para evitar que sigan siendo el cáncer que acaba con la paz. Nunca HAMAS. Yo reivindico el derecho de Israel, sociedad atacada por los terroristas, a defenderse.
Muy buenoAntonio.Comparto totalmente tu valiente y acertado texto.
Bravo Antonio. Gracias por tu reflexión que nos ayuda a pensar.