Matar a Putin

Matar a Putin
Antonio Imízcoz
Por
— P U B L I C I D A D —

A Volodomir Zelensky, el heróico presidente de Ucrania a quien nadie tomaba en serio porque había sido actor, le andan a la caza los esbirros de Putin, ya sean esos mercenarios del Grupo Wagner que el sátrapa ruso utiliza a conveniencia en todos los charcos en que se mete; o los paramilitares chechenos, de la ralea de aquellos que tomaron como rehenes a todo un teatro en Moscú.

Dice The Times que hasta tres veces han intentado asesinar al mandatario ucraniano y las tres han fracasado —siendo en alguna de ellas, además, perfectamente eliminados por las fuerzas locales— y que ahora hay en Moscú un tole-tole de preocupación por la causa de que los ucranianos se estén anticipando a los criminales planes de los rusos y sus sicarios.

Pero es que, a pesar del silencio que Putin ha impuesto en su país a los medios de comunicación, las redes sociales y hasta los simples ciudadanos que osan manifestarse contra su aventura bélica —más de tres mil se dice que han sido ya detenidos, que ya me dirás tú que haces con tanta gente, por muy grande que sea Siberia—, pues a pesar de esa censura y esa persecución, digo, el régimen del tirano engreído y marrullero está comprobando muchas filtraciones de sus planes y operativos.

Algunas fuentes apuntan al propio FSB, El Servicio Federal de Seguridad de Rusia, uno de los órganos federales que, fundado en 1995 por Boris Yeltsin, se encuentra bajo la jurisdicción inmediata del Presidente de Rusia. Heredero de la KGB, parece que no todos sus mandos e integrantes aplauden la acción de su presidente contra Ucrania, al fin y al cabo, una nación hermana.

Y podrían ser ellos quienes estuvieran filtrando los movimientos de tropas rusas, los planes del Kremlin y las intenciones de sus matones para acabar de descabezar al gobierno ucraniano.

Abundando en ello, no son pocas las fuentes que afirman que podrían cambiar de estrategia si el dictador ensimismado persistiera en sus acciones y volverse contra su propio dirigente. Para muchos, en Ucrania, claro, pero también en Europa y la OTAN, y hasta en la propia Rusia, la solución al conflicto que ha iniciado solo y únicamente la ambición, la obsesión y la locura de un majadero, pasa por su eliminación, incluso física: hay que matar a Putin.

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