Kamala en campaña

Carlos Miranda
Por
— P U B L I C I D A D —

Los hay quienes, inquietos, critican la campaña presidencial de Kamala Harris. Unos de buena fe y otros de mala, tan progres algunos de estos últimos que ya acusaban a Joe Biden de ser de derechas. No se sabe bien si son rojos verdaderos, quintacolumnistas de Donald Trump o de frente estrecha.

La culpa la tiene Biden. Naturalmente. Si se hubiera retirado en enero, habría habido primarias y Harris no las hubiera ganado. Su popularidad entonces estaba por los suelos y otros candidatos había, y hay, más lustrosos. Son los azares de la vida. Si el debate entre Trump y Biden hubiese sido en septiembre, los demócratas ya no habrían tenido margen para sustituir a Biden. Harris es la candidata porque la Vicepresidenta era lo único disponible en julio vista la situación.

Está es su única oportunidad de llegar a la Casa Blanca. Si no gana, se diluirá como el vapor en el aire y tendremos a Trump solo cuatro años más ya que una vez reelegido no podrá optar otra vez más a la presidencia salvo que permanezca en ella, como ya lo intentó ilegalmente, precursor del maestro de los pucherazos, Nicolás Maduro, al que en España algunos adoran por su petróleo y por ser un verdadero revolucionario, es decir, un dictador.

Borrell, afortunadamente no sólo él, libre de cualquier futuro que no sea, quizás, el de sustituir a Sánchez, se ha despegado de su antes “conducator” y le critica, así como a Illa, por el acuerdo PSC-ERC que previlejará financieramente a Cataluña y, aún Alto Representante, coincide con Robles al llamar a Maduro dictador.

Maduro, por su parte, se ha inventado una trama contra él, o la ha expuesto, casualmente, justo ahora, deteniendo a individuos variopintos, dos de ellos españoles, para distraer de su pucherazo, meter presión a Sánchez y ayudar a nuestro timonel y a sus ministros (salvo Robles) para que puedan criticar al PP por meterse, según ellos, donde no le llaman al conseguir que el Congreso votase el reconocimiento español de Edmundo Gonzalez como Presidente electo.

Von der Leyen también fue una rueda de repuesto para evitar a su compañero democristiano Manfred Weber que nadie quiso al frente de la Comisión. Tan mal no ha salido y ha sabido navegar para su reelección. En los EEUU los equipos ya salieron a la cancha y habrá que animar al de uno, aunque no se haya alineado la mejor opción y si los forofos pitan sus errores en vez de jalearles, el equipo se vendrá abajo. Lo sabemos todos, pero no todos tienen nervios de acero.

Kamala los tuvo en su debate con Donald, algo que no mostró Hillary, quizás mejor candidata que Kamala, porque Donald la desconcertó irremediablemente y porque, asimismo, sólo vio el lado payaso del horrible magnate. Como casi siempre, la elección está entre lo malo y lo menos malo. Lo de elegir al mejor siempre ha sido una utopía.

Para la importantísima muñidora demócrata, la determinante Nancy Pelosi, el verdadero candidato era y sigue siendo Gavin Newsom, Gobernador de California, pero las circunstancias de premura dictaron apoyar a Kamala. Puede que, en la mente de Pelosi, si sale Kamala, Newsom tendría que esperar cuatro u ocho años según las circunstancias de una presidencia kamaliana o solo cuatro si gana Trump.

Se echa en falta ahora a Pelosi y da la sensación de que a Kamala ya le han cortado el cordón umbilical. No parece tan arropada como cuando se trataba de eliminar la única opción claramente perdedora que era Biden, pero así pueden ser a veces de implacables los políticos, capaces de desear la derrota de su partido para tener luego su propia opción. En cuanto a Trump, el segundo intento de asesinato le viene al pelo. Un intento que Trump considera inspirado por “la marxista Kamala”. ¿Qué pasaría si alguien consigue matarle? O a Kamala.

Los políticos son raza aparte y más egocéntricos no se encontrará a nadie. Así que, a aguantar animosamente hasta el primer martes después del primer lunes de este mes de noviembre. Luego veremos cómo nos adecuamos a ella críticamente si gana o como torear al infumable, si bien los buenos matadores saben sacarle partido hasta al peor morlaco. ¡Hala Kamala!

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