En la jornada del sábado 21 de agosto vinieron a España Charles Michel, Presidente del Consejo Europeo y Ursula Von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, “monta tanto”, aunque no “tanto monta”, para visitar, acompañados del Presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, el campamento de primera acogida instalado en la base española de Torrejón para afganos refugiados que, en principio, han trabajado para la UE y sus miembros (suponemos que ambos mandatarios fueron sentados en butacas gemelas y no en divanes desparejados como en Turquía …).
España se ofreció para acoger a afganos que tras las formalidades necesarias serán redistribuidos a distintos países de la Unión. Una buena iniciativa que Von der Leyen consideró un “ejemplo del alma europea”. Tiene razón. A pesar de sus ambiciones de autonomía estratégica, la UE no es una gran potencia mundial como EEUU, China o Rusia, algo más “regional” ésta última. Eso sí, la condición humanitaria europea es una de sus características y la engrandece.
Este final en Afganistán es un desastre que subraya el fracaso expedicionario aliado y occidental allí por agotamiento y falta de arrestos de los militares afganos. Esas extracciones apresuradas debían de haberse iniciado bastante antes. Así piensan algunos que fueron intérpretes afganos para diplomáticos, militares y cooperantes. Mala información y unos análisis irrealistas originaron este drama que a pesar de heroicidades, entrega, valor y constructiva improvisación dejará atrás a afganos que los talibanes perseguirán, incluso matarán -a ellos y a sus familiares- por haber colaborado con la misión de NNUU que pretendía evitar que Afganistán fuese santuario de terroristas, así como modernizar el país, empresa noble, aunque inalcanzable pues ciertas transformaciones sólo pueden salir de la propia sociedad. Se puede ayudar, pero no imponerlas.
La UE deberá recoger a refugiados afganos, en todo caso a los que han ayudado a los europeos y en este sentido, el llamado “hub” en Torrejón parece una buena iniciativa, sin perjuicio de algunas incógnitas: ¿Pasarán todos esos afganos por Torrejón? ¿Serán todos redistribuidos a diferentes países de acogida? ¿Los países del Este europeo seguirán mostrando la insolidaridad que previamente han mostrado en circunstancias semejantes?
Mientras tanto, la visita de los dos Presidentes europeos y sus comentarios positivos nos permite sacar pecho con unas dos mil extracciones sin perjuicio de que otros países también hayan procedido a evacuaciones exitosas desde el aeropuerto de Kabul a donde no les es fácil llegar a aquellos a los que el aviso no llegó a tiempo. España reforzó su presencia en el aeropuerto, controlado aún por EEUU, con diplomáticos, fuerzas especiales del Ejército y policías. Todos actuaron bien. Esperemos que de aquí al 31 de agosto nada salga mal.
Buen reto tiene por delante el nuevo Ministro de Exteriores, José Manuel Albares: remozar nuestro papel e imagen en la Unión y en el extranjero. En la Unión, debiera ser acercándose al tándem franco-alemán y a las Instituciones comunitarias en Bruselas, como supo hacer con eficacia Felipe González. En el marco occidental y transatlántico, haciendo que nadie dude de que somos un país aliado que cumple con sus obligaciones y requiere mayor reconocimiento de ello. Saber hacerse valer inteligentemente en Washington es imprescindible. En un ámbito más próximo, nadie duda de la necesidad de estabilizar la relación con Marruecos sin olvidar Argelia, que acaba de romper relaciones con la primera. Más ampliamente, ser factor reconocido de ejemplaridad en Oriente Medio, África y América Latina así como extender tentáculos propios de entidad en Asía, especialmente con China.
La conversación de casi media hora mantenida la jornada de ese mismo sábado pasado por Sánchez con Biden refleja ya un acercamiento que no percibimos en tiempos de González Laya en Exteriores. Hablaron de las evacuaciones desde Afganistán, agradeciendo Biden la disponibilidad de nuestras bases en Rota y Morón para primera acogida de afganos “suyos” con destino a EEUU.
Nuestra presencia en diversas operaciones de carácter estratégico muestra nuestro compromiso occidental. El convencimiento con el que se realizan es importante para revelar la verdadera naturaleza de los compromisos que adquirimos y que requieren el respaldo de la oposición de turno, así como de la opinión pública a la que debe informarse con transparencia de donde estamos en el damero mundial.
Eso sí, para ser más relevantes en el escenario global hay que reforzar el servicio diplomático, seguir incrementando el presupuesto para la cooperación internacional e invertir más en la modernización de nuestras Fuerzas Armadas cuyo papel, en los ámbitos de NNUU, UE y OTAN, debe ser significativo junto a su rol originariamente disuasorio.
Sorprendentemente, la Ministra de Defensa afirmó este miércoles que “Occidente ha fallado a los afganos”. Una afirmación, incierta, miope y asombrosa cuando llevamos 20 años dedicándonos a Afganistán, atacados por talibanes y criticados por “intachables” en nuestros propios países. Robles, jurista y política, debiera consultar con historiadores. Si prefiere azotarse, basta que diga que los occidentales, ella incluida, han perdido una guerra por los afganos y sus libertades.