“No sé cuándo terminará la guerra, pero estoy convencido de que Israel no aceptará volver a la situación previa al ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre”. Así de rotundamente contesta a preguntas de Atalayar Marcus Sheff, consejero delegado del Instituto para el Monitoreo de la Paz y la Tolerancia Cultural en la Educación Escolar (IMPACT-se, por sus siglas en inglés).
Considerada una de las 100 personas más influyentes del mundo judío, Marcus Sheff pasó por Madrid, en donde ha mantenido numerosas reuniones con diversos grupos profesionales, incluido un desayuno con periodistas.
Asesor de la UNESCO y de diversos gobiernos en materia de políticas de educación, Sheff considera probadas las evidencias obtenidas tanto por testigos que lograron sobrevivir a la masacre del 7 de octubre, como por las Fuerzas Armadas de Israel (IDF), de que al menos un centenar de los atacantes en aquella fecha fatídica habían sido formados e instruidos en el antisemitismo y el odio a Israel en las escuelas de la UNRWA.
Esta agencia de la ONU para la población refugiada de Palestina y el Próximo Oriente lleva ocupándose de los 5,9 millones de palestinos asentados en Siria, Líbano, Jordania, Gaza y Cisjordania. Financiada casi en su totalidad por las contribuciones voluntarias de los Estados miembros de la ONU, disponía hasta el estallido de la guerra de Hamás contra Israel de un millar de instalaciones, con 30.000 empleados, de los que el 99% disponía del estatus de refugiado.
Según el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, a punto de cumplirse el primer año del estallido de la guerra, al menos 220 miembros de la agencia han muerto y más de 3.000 han visto arrasados sus hogares a causa de los bombardeos israelíes.
Con varios informes en la mano, Marcus Sheff, señala que “desde prácticamente 1950, la UNRWA ha sido objeto de críticas por su incitación a la violencia y al antisemitismo, tanto a través de los libros y textos escolares de los países en los que opera, como en los que la propia agencia imprime y produce”. Esgrime las numerosas pruebas recopiladas por gobiernos y ONGs al mostrar los textos con los que se forman los escolares palestinos, que demuestran que todos los programas educativos de la mencionada agencia “glorifican la violencia y el terrorismo, espolean a la yihad y al martirio, incitan al antisemitismo y rechazan la mera existencia de Israel.
Por otra parte, la constatación de que numerosas instalaciones de la UNRWA, incluidos centros y complejos escolares, habían albergado depósitos de armas e incluso rampas móviles de lanzamiento de cohetes, además de servir de refugio y lugar de reunión y planificación de acciones contra Israel, provocaron que tanto varios países individualizadamente como el Parlamento Europeo acordaran la congelación de los fondos que destinaban a sufragar a la agencia onusiana. Entre ellos no se encontraba España, que ya en 2023 se había convertido en el undécimo contribuyente al sostenimiento de la UNRWA con casi 31 millones de dólares, más del doble de lo que donó en 2022. En marzo de este mismo año 2024, España acordó una ayuda adicional de 20 millones de euros para “paliar las más urgentes necesidades de alimentos, educación y sanidad del pueblo palestino”.
Además de no seguir la senda de congelación o recortes de fondos de otros países, especialmente Estados Unidos, el Gobierno de Pedro Sánchez condecoró al comisionado general de la agencia, Philippe Lazzarini con la Real Orden de Isabel la Católica. Asimismo, Sánchez procedió a reconocer unilateralmente al Estado palestino sin esperar a que la UE procediera conjuntamente, subrayando su decisión al recibir al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, en el Palacio de la Moncloa.
A nuevas preguntas de Atalayar, el antiguo editor, corresponsal y director de empresas de comunicaciones estratégicas Marcus Sheff, contestó que “la implementación de los Acuerdos de Abraham con diversos países árabes no se ha detenido durante la guerra, y por supuesto experimentarán un nuevo impulso tan pronto con estemos en el día después”. Admitió no obstante una pequeña desaceleración en la ejecución de la gran catarata de proyectos industriales, científicos, culturales y tecnológicos, pero resaltó que la apuesta es tan gigantesca y beneficiosa para los países firmantes que no cree en absoluto en su caducidad.
El ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre y el desencadenamiento consiguiente de la guerra logró ciertamente frenar la entonces adhesión a dichos Acuerdos de Abraham de Arabia Saudí. A juicio del CEO de IMPACT-se, la firma terminará produciéndose, pero mientras tanto Riad ha borrado todo vestigio de antisemitismo en los libros de texto de sus estudiantes, “un ejemplo que evidentemente no siguen Irán ni sus organizaciones satélites”.