Cada tres años se celebra una consulta del Eurobarómetro destinada específicamente a testar la percepción de los ciudadanos de las 194 regiones europeas, tanto sobre los problemas que atañen a su situación en el territorio en que residen, como con respecto a su gobierno nacional y la propia Unión Europea.
Este año, la consulta se ha celebrado en los meses de enero y febrero, con una muestra de 62.091 entrevistas realizadas en todas las regiones comunitarias. Se les plantean cuestiones como la situación económica de su región, su calidad de vida, los problemas más importantes que padece el territorio en el que viven y la confianza que les merecen las distintas instituciones que les rigen, desde la propia Unión a los gobiernos nacionales o las respectivas administraciones regionales y locales.
Empezando por lo más positivo, hay un sentir bastante general (82 %) en el que los ciudadanos europeos afirman que la calidad de vida de que disfrutan en la región en que residen es satisfactoria, si bien el porcentaje baja al 65 % cuando se les pregunta por la bondad de la situación actual de la economía de su región; un 10% la considera incluso bastante buena.
También es relevante que la confianza en sus administraciones más próximas, regionales y locales se cifra en el 58 %, porcentaje que repiten respecto de la propia UE. También en este capítulo surgen las diferencias cuando se inquiere acerca del futuro. En ese caso, el 66 % de los europeos se muestra confiado en el buen desarrollo de su región frente a un 32 % que lo ve con pesimismo. Pero, respecto de la UE, los que confían en su futuro bajan al 55 % mientras que los pesimistas se sitúan en un 42 %. Este dato es incluso mejor no obstante que el relativo a la imagen que los ciudadanos tienen fijada de la UE: menos de la mitad, 47 %, la tiene positiva, frente a un 21% que la considera negativa y un 30 % neutra.
Si hablamos de los extremos, cabe destacar que los más satisfechos en todos los órdenes son los habitantes de las regiones finlandesas del archipiélago de Aland (96 %) y de Uusimaa (92 %). En el polo contrario nos encontramos con las regiones ultraperiféricas francesas de Guadalupe y Martinica, junto con la Kentriki Ellade de Grecia, cuyo índice de satisfacción no llega siquiera al 25 %.
Con respecto a España, cabe considerar como relevante la diferencia de satisfacción entre unas y otras regiones, dándose el caso de que esa diferencia de percepción interregional sea la más grande de toda la UE. En concreto, mientras el 89% de los que viven en el País Vasco y el 84 % de los que residen en Navarra se muestran los más satisfechos tanto con la situación actual como la futura de sus respectivas regiones, esos porcentajes se reducen drásticamente en Extremadura (30 %) y en Canarias (32 %), diferencias que no parece muy difícil atribuir a qué causas puedan deberse, aun cuando la encuesta obviamente no profundiza en tales causas.
El desempleo constituye un problema fundamental que preocupa mayoritariamente a todo el sur de Europa. Dentro de España es cuestión prioritaria para extremeños y asturianos (58 %), menos en Andalucía (46 %) y casi inexistente en Baleares (10 %).
A poco más de dos meses de las elecciones al Parlamento Europeo, precedidas en el caso de España de las del País Vasco y Cataluña, las conclusiones estadísticas de este Eurobarómetro trianual parecen imponer algunas correcciones, tanto a escala de la Unión como respecto de las desigualdades interregionales.
Todo ello, bajo el denominador común de que la propia UE en general, y sus 27 países miembros en particular, se enfrentan sin duda alguna a los mayores retos de su historia, derivados todos ellos de las consecuencias tanto de la guerra en Ucrania como de la de Gaza. Conflictos ambos que incidirán en todos los aspectos políticos, económicos y sociales de la vida de los ciudadanos europeos.