El río Dnieper separa en Ucrania a los combatientes rusos y ucranianos. Muchas regiones al este y sureste de ese río están ahora en manos de Rusia. Llega el momento de intercambiar paz por territorios, un acuerdo doloroso para Ucrania, aunque le beneficiaría pues le permitirá un mejor desarrollo democrático y económico, superior al ruso. Si bien la defensa ucraniana frente a la invasión rusa en 2021 y la contraofensiva de 2022 fueron exitosas, la de 2023 no lo ha sido. Las líneas del frente se han consolidado quedando Crimea y el Donbas, bastante filorusas, en poder de Moscú. Sin embargo, no están las cosas políticamente a punto para pactar.
En Kyiv la situación militar parece haber producido cierto disenso entre Zelensky y su principal general, Zaluzhni. El Presidente quiere un plan militar “que funcione” y el jefe del ejército quiere más reclutas y más obuses. El militar es popular y la única figura que políticamente podría hacerle sombra a Zelensky. En la capital ucraniana no debieran descartar que pronto puede volver Trump a la Casa Blanca, un amíguete de Putin. (También deben considerarlo los europeos, incapaces de defenderse ellos solitos de Rusia o de querer pagarlo).
Una Cumbre aliada celebrará el año próximo en Washington el 75 aniversario de la fundación de la OTAN. Algunos aliados centroeuropeos y bálticos desearían aprobar entonces el ingreso de Ucrania. EEUU, Alemania y otros no quieren oír hablar de ello hasta que el conflicto se solucione ya que la OTAN se vería directamente involucrada contra Rusia.
En cambio, algunos estarían dispuestos a denunciar el acuerdo de la Alianza con Rusia de 1997 que instituyó el Consejo OTAN-Rusia y conllevó ciertas renuncias aliadas como el establecimiento permanente de tropas y despliegues nucleares en los países antes del Pacto de Varsovia. De todos modos, Rusia no lo cumple y la Alianza ya no se siente tan obligada. En dicho acuerdo Moscú aceptó la ampliación de la Alianza.
En cuanto al rio LItani, en el sur del Líbano, tiene importancia política y estratégica. Discurre paralelo a la frontera israelí, a unos 30 kilómetros de la misma. En 2006 Israel cumplió con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de NNUU y se retiró tras su frontera después de haber ocupado ese espacio a raíz de unos graves atentados desde El Líbano de terroristas palestinos que hicieron unos 35 muertos por la costa hasta Tel Aviv.
Hezbollah, una organización terrorista patrocinada por Irán al igual que Hamás, realiza ataques esporádicos en el norte de Israel con cohetes. Podría intentar operaciones más serias ya que su potencial militar es superior al de Hamás. Israel lo devuelve ahora golpe a golpe. Casi todos los residentes israelíes cercanos al Líbano, unos 80.000, han sido evacuados y el ministro de Defensa israelí, Gallant, no descarta una operación militar para eliminar a Hezbollah en la zona comprendida entre la frontera israelí y el Litani. Sería un segundo frente que evidenciaría que el de Gaza es victorioso según los estándares militares israelíes.
¿Qué harán en tal caso las fuerzas de la ONU (FINUL) en el sur del Líbano del que España es un componente? Su presencia desde 2006 como interposición entre las Fuerzas Armadas libanesas e israelíes no ha impedido que Hezbollah, cuya presencia estaría también prohibida por la ONU, se reinstalaran al sur del Litani ni su acoso a Israel.
«Los palestinos necesitan la esperanza de un Estado, y los israelíes garantías de seguridad«, dijo Albares en el Congreso. Así, más aceptable para Israel que lo dicho de otra manera por Sánchez. Pero, manda este último y la diplomacia no es lo suyo. Solo le importará Exteriores para el nombramiento de embajadores políticos a modo de prebendas. El corporativismo político de Sánchez es inagotable e inaceptable.
Las guerras en Ucrania y Palestina son terribles. Hay que apoyar a los agredidos, pero conviene acabar pronto con esos conflictos y fomentar soluciones que eviten su reproducción. Para eso se fundó la ONU. Para eso tiene un Consejo de Seguridad.
