Conteniendo las ganas de soltar al dóberman

Panorámica de la Ciudad Vieja de Jerusalén en la madrugada del 14 de abril de 2024
Pedro González
Por
— P U B L I C I D A D —

Irán cumplió su Promesa Verdadera, o sea, atacar directamente a Israel en respuesta al reciente bombardeo contra el Consulado iraní en Damasco. E Israel demostró tanto la eficacia de su Cúpula de Hierro, su sistema de defensa contra ingenios que vienen por el aire, como que cuenta con aliados -Estados Unidos, Reino Unido y Francia- capaces también de destruir drones y misiles antes de que llegasen a penetrar en territorio israelí. 

Pero, eso sí, la teocracia iraní puso buen cuidado en avisar de sus intenciones tanto a Israel como a sus aliados. El mismo presidente iraní, Ebrahim Raisi, hizo un llamamiento público a que esos enemigos de Irán “aprecien la acción responsable y proporcionada” de su ataque masivo, añadiendo (esto para consumo interno y de sus propios aliados) que “si Israel efectúa a su vez un bombardeo de respuesta, recibirá un ataque mucho mayor”, añadiendo que las bases norteamericanas en la región serán objetivo prioritario. 

Se ha podido saber que una fuente diplomática reveló a Reuters que Teherán informó de antemano a Turquía de sus planes de bombardeo. Y, a su vez, Estados Unidos hizo saber a Irán, vía Ankara, que dicha operación “tendría que efectuarse dentro de ciertos límites”. En resumen, nadie puede alegar que la operación le pilló por sorpresa, de manera que todo se ha desarrollado conforme al guion previsto. Sería muy arriesgado afirmar que, además de previsto, estaba aprobado por las partes afectadas, pero casi dan ganas de subrayarlo. 

Desde luego, de cara a la opinión pública es todo un hito que el régimen de los ayatolás lance desde su propio territorio directamente contra Israel 170 drones, 30 misiles crucero y 120 misiles balísticos. Promesa Verdadera honrada, pues. Bien respondida por la defensa antiaérea de Israel y aliados, al destruir el 99% de tales ingenios. Demostración “urbi et orbi” de la eficacia de los sistemas defensivos de Israel. Consecuencia: ni un solo muerto a causa de tan masivo bombardeo; y solamente un herido, una pobre niña beduina de siete años, única víctima directa a causa de las esquirlas de uno de los únicos tres proyectiles que esquivaron el escudo defensivo israelí. 

¿Y después? Pues, vuelta al combate dialéctico con promesas y amenazas de uno y otro bando. Israel, con su gabinete de guerra discutiendo qué tipo de operación pueden emprender para contener sobre todo a Hezbolá, que no cesa de hostigar el norte de Israel, que ha tenido que evacuar a más de cien mil personas para evitar las consecuencias de los ataques del partido-milicia libanés. Al mismo tiempo, los aliados habrán de seguir ocupándose de los hutíes de Yemen, que tampoco cesan de hacer casi imposible la navegación por el mar Rojo. 

En cuanto a Hamás, Israel proseguirá con toda certeza su operación tendente a su aniquilación. Lo ocurrido a lo largo de este fin de semana ha servido no solo para desviar el foco de la atención mundial sobre Gaza. Y más aún, también ha proporcionado a Israel una importante victoria moral cuando el relato le había convertido prácticamente en un implacable verdugo de los palestinos gazatíes. El ataque de Irán y la persistencia de sus amenazas sirve de prueba a Israel para demostrar su derecho a defenderse, máxime cuando lo que se juega es su propia existencia. 

Dentro del Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, las voces más radicales aprovechan la ocasión para instarle a que “no desaproveche la ocasión y lance un ataque contra Irán que cercene de raíz su carrera por dotarse del arma nuclear”. A buen seguro que esa hipótesis cuenta con más partidarios que los Ben Gvir o los Smotrich. No es, sin embargo, lo que más conviene a Estados Unidos, cuyo presidente Joe Biden no cesa de tirar de la correa para que Netanyahu no campe por sus respetos y no convierta, intencionadamente o no, el Oriente Medio en una gigantesca hoguera. La Casa Blanca ya ha hecho saber a Netanyahu que no cuente con que Estados Unidos participe en cualquier tipo de contraofensiva de Israel hacia Irán. 

Como afirma el experto en la zona Alan Pinkas, “estratégicamente, el tablero sigue intacto. Irán ha probado sus capacidades, pero también que puede ser disuadido por las del adversario. En realidad, la amenaza iraní no va a ninguna parte. Eso sí, su patrocinio del terrorismo y la desestabilización continuarán sin duda alguna”.

A destacar también el respaldo del G-7, cuyos jefes de Estado y de Gobierno -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, Japón más la Unión Europea- dijeron tras su videoconferencia del domingo que “están dispuestos a tomar medidas contra Irán en respuesta a nuevas iniciativas de desestabilización”.


FOTO: Se muestra una vista panorámica de la Ciudad Vieja de Jerusalén en la madrugada del 14 de abril de 2024, después de que Irán lanzara un ataque con aviones no tripulados y misiles contra Israel. Irán lanzó más de 200 drones y misiles contra Israel en un ataque sin precedentes el 13 de abril de 2024, anunció el ejército israelí, en una importante escalada de la larga guerra encubierta entre los enemigos regionales | AFP/RONALDO SCHEMIDT

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