El Presidente Biden, un progresista a escala estadounidense inició la semana pasada su discurso anual del Estado de la Nación advirtiendo que la democracia peligra tanto en el mundo como en los EEUU. Trump amenaza desde dentro mientras el riesgo mundial es Putin, especialmente para Europa.
Biden recordó que Reagan, republicano, pidió a Gorbachov que tirase abajo “ese muro”, el de Berlín, mientras Trump, también republicano, dice a Putin que haga lo que quiera. Con el magnate, al que muchos consideran un populista de extrema derecha, los EEUU renunciarán a su liderazgo mundial, democrático y occidental.
A diferencia de Macron que recientemente abrió, innecesaria e imprudentemente, la puerta a una hipotética presencia militar francesa y occidental para combatir en Ucrania, provocando tiranteces con aliados, sobre todo con una Alemania atacada por Moscú con filtraciones de espías, Biden aseguró que no hay ni habrá soldados americanos luchando en Ucrania, pero que es fundamental ayudarla a defenderse de Rusia.
No debiera ello excluir un entendimiento factico o jurídico entre Kyiv y Moscú sancionando una perdida territorial ucraniana (Donbas y Crimea). Ucrania ha impedido la ocupación de todo el país, el verdadero objetivo ruso, y recuperado territorios invadidos por Putin. Un gran éxito. Cedería partes bastante filorusas, pero consolidaría su integración en el mundo occidental y en una década sería un país más desarrollado económicamente que Rusia.
Sin embargo, decirlo como el Papa proponiendo una “bandera blanca” ucraniana no parece apropiado. Hasta los católicos polacos se le han revuelto. Queda claro que el Vaticano no debe ocuparse de cuestiones terrenales.
Moscú sigue siendo imperialista como con los zares, así como con la URSS y los comunistas. Estos últimos criaron a Putin que, a falta de ellos, cubre su gobierno autoritario con el manto ideológico de la Iglesia Ortodoxa rusa bajo el liderazgo del Patriarca de Moscú, un subordinado suyo.
Subrayó Biden el fortalecimiento de la Alianza Atlántica con las incorporaciones de Finlandia y Suecia, consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Dejaron atrás sus neutralidades. La finlandesa, forzada por Moscú tras dos intentos rusos de conquistar totalmente Finlandia en los inicios de la Segunda Guerra Mundial que fueron rechazados si bien Finlandia perdió un 20% de su territorio. La sueca, una tradición de dos siglos abandonada porque le han visto las orejas al oso ruso.
En Europa varios países están volviendo al servicio militar obligatorio y la mayoría rearmándose, aunque tarde e insuficientemente. En España un importante sindicalista jubilado no se recata en decir algo impopular, pero necesario: España debe gastar más en defensa y debería volver al servicio militar, que podría ser nacional, al menos de unos meses. ¡A ver qué partido tiene las agallas de asumirlo!
El Presidente americano señaló que ha dado la orden a sus militares de instalar un puerto flotante en Gaza para llevar la ayuda humanitaria mejor que con paracaídas. Tardarán algo de tiempo. ¿Podría haberse hecho antes? Más vale tarde que nunca sin olvidar que Israel es un aliado de EEUU y de los occidentales, que, estratégicamente, no pueden abandonar al Estado judío, sin perjuicio de sus desmanes en respuesta al terrorismo de Hamas o de otros grupos árabes que intentan borrar a Israel del mapa desde 1948. Hamás aún retiene a más de un centenar de rehenes mientras Egipto no quiere a refugiados palestinos como los hacinados junto al paso fronterizo de Rafah cerrado por El Cairo.
Biden se enfrentará a la elección presidencial de noviembre con unos sondeos que ahora hacen de Trump el favorito, especialmente en unos pocos Estados donde el resultado es determinante para nutrir el Colegio Electoral que es el que verdaderamente elige al Presidente, pero aún debe jugarse el partido. Con Putin (y Xi en China) ya tenemos bastante como para que vuelva Trump
En otras partes hay también otras amenazas locales. En España la ley de amnistía señala a quienes con temeridad fragilizan nuestro Estado ofreciendo una impunidad injusta a quienes sin contrición alguna siguen siendo contrarios a la unidad de España y a nuestra Constitución blanqueando, asimismo, a quienes han desviado fondos públicos para incumplirla.
