Ahora, Europa

Antonio Imízcoz
Por
— P U B L I C I D A D —

Quedan muy pocos días para las Elecciones Europeas, y uno se asombra de que los grandes partidos hayan convertido la cita del 9 de junio en una suerte de plebiscito entre Sánchez y Feijóo, entre la izquierda y la derecha, entre el muro que unos quieren levantar y el derribo que otros quieren propiciar. Nada de Europa, nada sobre nuestro futuro común, ni una propuesta, ni una idea, ni un compromiso. Siguen en el pacato argumento de ver quien mea más lejos, olvidándose de lo que España y los españoles nos jugamos en esta convocatoria, en la inútil disputa de ver quién coloca más paniaguados en los escaños de Bruselas, destierro dorado para la mayoría de viejos elefantes a los que se aspira a mantener a costa de fondos públicos.

Y se equivocan, porque ahora importa Europa, esta Europa a la que pertenecemos y necesitamos; una Europa que precisamos más fuerte, más grande… y también distinta. Hay que reformar Europa, por supuesto, para que atienda mejor tanto a los países que la integramos como, sobre todo, a sus ciudadanos.

Y en este tiempo de polarización, de trincheras, de intereses pequeñitos y particulares, hay gente, mucha gente, que piensa que la solución es el centro. Un ámbito de diálogo, de convivencia, de pacto; de no mirar a derecha o izquierda, sino de enfocar problemas y alcanzar soluciones.

Por eso hay una mayoría de ciudadanos que cree en una Europa más ágil, con menos burocracia, menos estructura política, menos directivas, menos reglamentos, menos normas, menos prohibiciones y más próxima a ciudadanos como nuestros agricultores, nuestra industria y nuestra gente. Que cree en una Europa más solidaria, unida contra la desigualdad, más justa y que trate los problemas de inmigración y asilo con valentía pero con respeto a los derechos humanos.

Gente que cree en una Europa que aborde reformas para sus retos económicos, buscando la armonización fiscal y la expansión internacional de nuestro mercado único; porque ha cambiado el paradigma y ya no es el pez grande el que se come al chico: es el pez más rápido el que se come al lento. Y a Europa le falta velocidad, innovación, progresismo y reformismo.

Que cree en una Europa de políticas industriales y medioambientales coordinadas y reformistas que lleven al impulso de un desarrollo sostenible. Con la Agenda 2030, sí, pero sin que eso coarte las muchas necesidades que tenemos, sin asfixiar a nuestros agricultores, nuestras pymes y nuestros autónomos, mediante una armonización fiscal a nivel europeo, buscando eliminar los paraísos fiscales dentro de la Unión Europea, lo que permitirá una competencia más justa y equitativa entre los Estados miembros, asegurando que todos contribuyan de manera adecuada a los presupuestos comunitarios.

Que cree en una Europa unida, donde la defensa colectiva se vea reforzada ante las amenazas a nuestra integridad y libertades, donde los países europeos estemos unidos ante quienes nos acosan; donde haya un código penal comunitario, con una “euroorden” europea que impida la vergüenza de un prófugo de la justicia paseándose por Alemania, Bélgica y Francia, con la implementación de un reconocimiento automático de demandas penales entre los Estados miembros, para agilizar los procesos judiciales transfronterizos, garantizar un trato justo y coherente en toda la UE, y aumentar la eficiencia y rentabilidad de los procedimientos penales.

Que cree, en definitiva, en una Europa que se llene de oportunidades para nuestros jóvenes mediante reformas educativas, desde una EVAU común no solo en España, sino en toda Europa, y de calidad del empleo que hagan de Europa el lugar donde nuestros jóvenes quieran quedarse.

Porque quien CREE en Europa, y somos cada vez más, saben que para nuestro progreso, para nuestro crecimiento, para nuestra integración en un futuro común y mejor, la solución está en el centro.

1 Comentario

  1. Un error de principio: seguir identificando izquierda (PSOE) y derecha (PP) cuando ambos constituyen el mismo proyecto: la subordinación de las naciones a intereses particulares.
    Segundo error: pensar que Europa y sus estados miembros puede decidir sobre su futuro cuando están sometidos a un órgano superior llamado UE, con una estructura política ajena a los tratados iniciales, donde las «directivas» de diferente signo son impuestas desde intereses particulares.
    Tercer error: persistir en la agenda 2030 sin un mínimo sentido crítico de su contenido, lo que hace suponer que «CREE», partido de nueva creación (supuestamente de «centro» inexistente) es uno más a defender el globalismo junto al PSOE, al PP y demás acólitos.
    Cuarto error: no saber de qué va el llamado Nuevo Orden Mundial o, por el contrario, ser cómplices de sus objetivos.
    Dicho lo cual espero que su aportación final vaya más allá de los particularismos locales con que nos tienen entretenidos.
    Un cordial salduo.

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