El pasado día 20 de noviembre ha fallecido el teniente general Andrés Casinello a los 97 años, un almeriense de recto corazón y conducta intachable. Cursó su carrera militar durante el régimen de Franco cuya reforma, junto al presidente Adolfo Suárez, le hizo convertirse en uno de los grandes protagonistas de la Transición.
Casinello sufrió las consecuencias de la guerra civil en grado extremo: su padre fue fusilado junto a otros miembros de su familia cuando él era un adolescente. Algunos años después de concluido la guerra, ingresó en la Academia General del ejército y, concluida con brillantez la carrera, tuvo la oportunidad de ser elegido para hacer un curso de contraespionaje en Estados Unidos. Era el año 1966 y España estaba ya considerada como una nación aliada de importancia estratégica, desde que el presidente Eisenhower visitó España en diciembre de 1959 y dio un abrazo a Franco, exultante ante el reconocimiento del todopoderoso Ike.
Cuando fue nombrado presidente del gobierno Suárez en 1976, no tardó en encomendar a Casinello la dirección de lo que sería el incipiente servicio secreto español, el SECED, que habría de defender al Estado del terrorismo criminal de ETA. Y no sólo eso, pues el pulso entre reforma y ruptura estaba vivo sin que la oposición, hasta entonces clandestina, hubiera aceptado que un rey heredero del régimen designara presidente a quien había sido secretario general del Movimiento. La situación política motivó que el servicio secreto tratara de vigilar los movimientos de los que serían nombres importantes después: Felipe González, Alfonso Guerra, Santiago Carrillo y, también, a los que se agruparon en torno al bunker franquista. Fue Casinello el que detuvo al teniente coronel Tejero en lo que se llamó operación Galaxia, aunque tras cortísima condena volviera a intentarlo en 1981 en la jornada del 28-F de triste recuerdo y también fue Casinello quien aconsejó sagazmente a Suárez que se reconociera al partido comunista: “mejor que esté a la luz del día a que se mantenga clandestino”
Una de las misiones más importantes que llevó a cabo Casinello fue su viaje a Francia para visitar a Josep Tarradellas e informar sobre el que había sido presidente de la Generalidad en el exilio: “me encontré ante un hombre inteligente y comprensivo que abrió una posibilidad en la que no se pensaba; no era un fanático del nacionalismo, sino un hombre sencillo que deseaba la reconciliación”. De aquella gestión discreta vino luego la decisión de restablecer la Generalidad de Cataluña bajo la presidencia de Tarradellas.
En el año 1988 y tras haberle confiado el presidente Felipe González misiones importantes (Plan ZEN) contra el terrorismo etarra, Casinello fue promovido a teniente general y alcanzó a ser designado capitán general de la V Región. Ya retirado, y para demostrar que su espíritu nunca envejeció, fundó con algunos que participamos en política aquellos años, tanto a derecha como a izquierda, la Asociación para la defensa de los valores de la transición (ADVT) para mantener vivo el espíritu de nuestra Constitución de 1978 a la que debemos la superación de aquel drama que dividió a los españoles en vencedores y vencidos, para abrir el periodo más fructífero de nuestra historia de paz y libertad.
Al hacer llegar nuestra condolencia a su familia, queremos dejar patente nuestro dolor por la pérdida de un gran hombre que ha sido nuestro presidente y amigo.
Grande e instructiva reseña, Abel; no sabía tanto de un hombre, sin ninguna duda, ejemplar.