Cada día que pasa aquellos acontecimientos se antojan más lejanos, pero que Pedro Sánchez se encaramara al poder mediante una moción de censura, con morcilla tramposa incluida, fue la culminación de una serie de coyunturas, casualidades y desaciertos, origen en última instancia de la actual situación política por la que atraviesa el país.
“El Pacto del Anexo” (SND Editores, 383 páginas) elabora una narración novelada de aquellos días decisivos para España. Su autor, el ingeniero zamorano José Luis Heras Celemín, conoce bien los pasillos y los subterráneos del Congreso de los Diputados. No en vano ejerce como veterano cronista parlamentario sin ganas de alejarse de su fina observación de la vida política española, visión plasmada en obras como “El Caso Naseiro y algo más”, “El Caso Bankia y algo más” o “El Socialismo Superado”, varios de sus relatos más descollantes.
La inmensa mayoría de los españoles que vivieron aquellas jornadas en directo o a través de las noticias aún se siguen formulando preguntas como: ¿Por qué se fue Mariano? ¿Por qué el presidente Rajoy no dimitió dos minutos antes de la votación y dejó el Gobierno en manos de su partido? ¿Por qué se pasó la tarde tomando “chupitos” y no volvió al Congreso? ¿Por qué Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidente, no fue presidente del Gobierno de España?
El libro cuenta una versión donde se recopilan y se entresacan los datos más relevantes a juicio del autor. Para él fue determinante descubrir la celebración secreta de una comida en el restaurante pequeño del Congreso de los Diputados, el que está atravesando el pasadizo por debajo de la Carrera de San Jerónimo. Como comensales, se sentaban a la mesa diputados de distintos grupos, parecía que cuidadosamente elegidos. El ágape coincidió en el día con la entrevista del presidente de la Generalidad de Cataluña con el presidente Rajoy, a cuyo término Artur Mas convocó a la prensa nacional en los locales de Blanquerna en Madrid, dependiente también del Gobierno catalán.
“En la novela hay hechos que muestran poderes reales, ocultos o no”, afirma José Luis Heras, para quién “en la vida política española esos poderes de todo tipo influyen lo que pueden, aunque no siempre se sepan los motivos”. Es lo que siempre intentan desentrañar los (buenos) periodistas, aunque como confiesa uno de los personajes de la novela, “cuando los periodistas vamos ya hay quién ha venido dos veces, algunos nos llevan incluso más ventaja”.
El autor escudriña la veracidad de tópicos muy incrustados en la opinión pública como la supuesta vaguería de Rajoy o su presunto desdén por enterarse de no pocas cosas. Y, tras recabar y contrastar decenas de testimonios, pone en boca de otro personaje que “Don Mariano es muy inteligente, mucho más que todos los que hay en Génova [sede central del Partido Popular] y en el Gobierno. Hay quien le toma por un vago y los que creen que se entera solo de lo que le cuentan. Craso error, él sabe de qué va todo, tanto que es él quién si no dirige todo hasta el más mínimo detalle, es el que corta y reparte el bacalao de todo”.
Antiguo alumno del Colegio Mayor Luis Vives, José Luis Heras eligió este recinto para la presentación de la novela, en conversación con un histórico de Televisión Española, José Hervás. Este subraya el dibujo del personaje de Rajoy con informaciones complementarias que no tienen desperdicio, como por ejemplo la revelación de una comida a tres, incluyendo al presidente Rajoy, en la que uno de ellos le planteó al jefe del Gobierno español “la necesidad de hacer algo, de preparar una estrategia para afrontar la cuestión catalana”. Según su narración, la respuesta le dejó petrificado: “Que esos políticos [catalanes] se ahoguen solos”.
En un tiempo de indudable descrédito de la llamada clase política, el autor la reivindica después de haber pasado mucho tiempo conociendo y analizando a sus integrantes. “Estamos en una democracia -dice- en la que los políticos no son gente extraordinaria, ni siquiera los mejores. Cada uno hace lo que puede, sabe y quiere. Son humanos, con virtudes y defectos, estos últimos especialmente expuestos por los medios de información. Sus amores, cuernos, envidias y afanes de poder o venganza no son distintos a la sociedad en la que viven ni al estatus social de cada uno de ellos”.
Una novela en la que, según él mismo confiesa, ha preferido no incluir las páginas de la que hubiera sido su propia conclusión, de manera que sea el lector el que, a la vista de todo lo narrado, sea quién decida su final.