Ya, en el tardo-franquismo, definido por Raúl Morodo como última etapa mortecina de la dictadura, aparecen los primeros movimientos feministas, ya sean de militancia única radical o en los incipientes partidos. Desde las primeras elecciones la mayoría de las mujeres defendíamos la igualdad legal y formal, todos y todas iguales ante la ley como ciudadanos libres. Nuestra Constitución del 78, abordó directamente el tema e introdujo algo importante para su interpretación: Artículo 9, apartado 2, que introduce la remoción de obstáculos que la impidan la plena… es decir, la discriminación positiva.
Primero en el Partido Popular (nada que ver con el actual) como coalición de democristianos, liberales y socialdemócratas, embrión de la UCD, al que se incorpora para las elecciones de 1977 Adolfo Suárez y el grupo de Martín Villa, enarbolamos la bandera del feminismo reformista, no sin dificultades y luchas internas. En la legislatura constituyente , mientras la Constitución se elaboraba y se firmaban los Pactos de la Moncloa con el acuerdo del PSOE, se aprobaba la igualdad de hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio, se despenalizaba el adulterio, los anticonceptivos, la homosexualidad (que estaba en la Ley de vagos y maleantes) y se preparaba la reforma del derecho de familia, su régimen económico, filiación y separación y divorcio… Estatuto de los trabajadores… se asistía a las con voz y voto, Conferencias internacionales contra la discriminación de la mujer de ONU.
Éramos feministas hasta donde nuestros marcos abarcaban
No nos avergonzábamos de hablar y ser amigas de feministas más radicales, éramos feministas hasta donde nuestros marcos abarcaban. Nos ayudábamos aunque no todo fuera acuerdo en los debates. Luego vino la despenalización del aborto y, posteriormente, la actual ley. Hubo desacuerdos entre feministas y entre hombres, en la sociedad en general. Nosotras, yo ya estaba en el PSOE como socialdemócrata, seguíamos levantando nuestras banderas.
La perspectiva de género, teoría de género vino de EEUU, de sus universidades más cualificadas y aquí la mayoría la aceptó. La Ley contra la Violencia de Género, se aprobó por toda la Cámara. El PP representante de toda la derecha del país la defendió. Hoy, la discusión sobre ella se debiera centrar en ampliar su aplicación a toda clase de violencia contra las mujeres no solo por parentesco concreto. Sin embargo, se discute hasta su nombre y se rebelan contra cualquier perspectiva de género. La violencia machista no tiene ningún ámbito de justificación. Ni siquiera debe ser utilizada como fondo ruidoso.
Hay que seguir avanzando. Ser feministas sin complejos, con hijos y nietos, mayores y jóvenes… los insultos machistas no se escucharán, no cuentan para nosotras, no haremos eco de ellos. El feminismo es transversal y cada una se sitúa en luchas, investigaciones, debates o en el ejercercio cotidiano, en la vida misma. Las mujeres se movilizan el 8 de marzo, planetariamente. Nosotras lo hicimos y, a nuestra forma y manera, lo secundaremos.
Persistiremos sin vuelta atrás
Persistiremos sin vuelta atrás, desde la razón, la Constitución, el diálogo sin insultos, la paciencia, aguantando improperios y defendiendo los valores que hicieron posible la concordia que hasta hace poco existía. Seguiremos siendo nosotras mismas de la mano de nuestros compañeros.
Si alguien no quiere seguir esta senda, que lo diga sin remover todos los cimientos construidos. Sin demagogia ni engaños. Nosotras no daremos pasos atrás. Aunque los años pasen y pesen, seguimos, seguiremos.
Acaba de morir, José Pedro Pérez LLorca, ponente constitucional y hombre de bien.
Mi primer acto político fue con él, en Maite Comodoro, defendiendo la igualdad. Siempre entendió nuestras demandas.
Querido José Pedro, muchas gracias por muchas cosas.