Potentes mensajes ecologistas en Casa Árabe

Arenas Movedizas es una exposición que muestra la rápida evolución, no siempre a mejor, de los paisajes del Norte de África y Oriente Medio

Pedro González
Por
— P U B L I C I D A D —

Los largos y tórridos días que se viven este verano en Madrid hacen si cabe más natural la transición entre el espacio urbano de la capital de España y lo que nos muestra la exposición Arenas Movedizas en el impresionante recinto neomudéjar que alberga la Casa Árabe. Una muestra que presenta cinco proyectos interrelacionados de jóvenes fotógrafos provenientes del Norte de África y de Oriente Medio, que abordan, cada uno con una sólida visión creativa, los profundos cambios que se están operando en los paisajes del Norte de África y Oriente Medio. Comisariada por David Drake, la muestra forma parte de PhotoEspaña y se puede contemplar hasta finales de septiembre.

Cuando, con la luna creciente del 18 de julio, acaba de comenzar el Año Nuevo islámico o Hijrî, o R´as as-Sana en árabe, los cinco autores que exponen sus obras hacen una llamada a la acción: cómo podemos utilizar la tierra de forma sostenible, garantizar la conservación de la biodiversidad y el suministro de agua limpia, y respetar los modos de vida tradicionales al tiempo que hacemos avanzar la modernidad, manteniendo así nuestro vínculo sagrado con la madre naturaleza.

Rehab Eldalil, Seif Kousmate, Amina Kadous, Nadia Bseiso y Wafaa Samir plasman esa ruptura. Desde el denominado Creciente infértil, en alusión a los 180 kilómetros del polémico “oleoducto de la salvación” del Mar Rojo-Mar Muerto, a la desaparición en el último siglo de dos tercios del hábitat de los oasis marroquíes, estos jóvenes fotógrafos transmiten esa alteración, obviamente no siempre a mejor, de los paisajes, lugares y horizontes que componen su propia memoria e historia personales.

Dice David Drake que “el futuro de todas las sociedades depende de una relación humana arraigada y respetuosa con el mundo natural”. Él mismo constata que en el mundo árabe, el reto de mantener este equilibrio se ha visto agravado por la inestabiliad política, la agricultura y la construcción excesivamente intensivas, la deforestación, la desviación de los cursos de agua y, ya más recientemente, la emergencia climática mundial.

Oro blanco, El anhelo del forastero cuyo camino se ha roto, Wafa (Oasis), Lo que queda o Creciente infértil componen los cinco capítulos de esta muestra, en que el discurso artístico nos habla del origen, la memoria, la historia abandonada, el uso y conservación de la tierra, los traumas personales, las batallas que libramos en nuestro interior cuando intentamos situarnos en un mundo en cambio constante.

Hay una continua incitación a la reflexión en todas y cada una de las instantáneas expuestas, aderezadas con técnicas y pigmentos que ahondan en la necesidad de que el hombre no pierda sus raíces y su relación permanente con la tierra. El silencio que se respira en la Sala de Columnas de Casa Árabe favorece ese recogimiento que acaso precisaría de algún sillón desde el que hacer más larga y cómoda la contemplación, la evocación y la reflexión para el visitante.

Es en suma una de las exposiciones que, además de su calidad visual, encierra una mayor potencia espiritual. 

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