Judíos en la Guerra Civil española

Pronto se cumplirán noventa años de la llegada a España de miles de jóvenes de todo el mundo para combatir junto al bando de la República en la Guerra Civil, un hecho que convirtió el cruel y brutal duelo fratricida entre españoles en un conflicto de alcance y repercusión universal

Judíos en la Guerra Civil | Foto: Pedro González
Pedro González
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— P U B L I C I D A D —

De los 40.000 voluntarios de las Brigadas Internacionales que lucharon en la Guerra Civil española un 20 % eran judíos. ¿Cuáles eran las motivaciones de aquellos 8.000 judíos integrados en los contingentes de los más de 50 países que los aportaron? Es lo que trata de explicar la exposición “Por Vuestra Libertad y la Nuestra” en el Centro Sefarad-Israel de Madrid, que se mantendrá abierta hasta el próximo 31mayo.   

Lo primero que explica el equipo comisariado por Almudena Cruz Yabar es que “el objetivo de la muestra es dar a conocer los testimonios y motivaciones de estos brigadistas judíos desde un punto de vista histórico y una aproximación humana, sin moralizar el relato, ya sea en un sentido o en otro, o sea ni mitificación ni demonización”. 

Judíos en la Guerra Civil | Foto: Pedro González

Para ello, la muestra acoge 400 piezas, fotografías y documentos en su mayoría, pero también prensa, libros, carteles y audiovisuales. A través de ellos se explica cómo antes de la lucha en los campos de batalla, la “internacionalización” de la guerra comenzó con el movimiento de resistencia desatado en Barcelona. En aquellos días de julio de 1936 se celebraban en Barcelona las Olimpiadas Populares, organizadas como respuesta a los Juegos Olímpicos de Berlín, que Adolf Hitler quería sirvieran de escaparate de los logros del nacionalsocialismo.  

Atletas, intelectuales y activistas de diversas nacionalidades, que habían llegado a la capital catalana para participar en la Olimpiada se encontraron de golpe en el epicentro de los primeros combates, convirtiéndose en testigos, y a veces en protagonistas, de la resistencia contra el levantamiento militar contra la República. Fueron así los emisarios de lo que se ventilaba en aquella guerra, cuyos relatos resonarían en toda Europa atrayendo a miles de voluntarios a encuadrarse en las Brigadas Internacionales.  

Judíos en la Guerra Civil | Foto: Pedro González

Así nació, por ejemplo, el grupo al que se dio el nombre de Thaelmann, el líder comunista alemán. Inicialmente estuvo integrada casi exclusivamente por judíos polacos y alemanes que ya vivían en España antes de la sublevación militar. Este grupo, que sería por tanto la primera de las brigadas en conformarse, llegó a tener 1.500 miembros, procedentes también de otros países de Centroeuropa y Escandinavia. 

La participación de los judíos en la Guerra Civil al lado de las fuerzas de la República era la respuesta a la entonces ya declarada persecución del nazismo, que provocaría ya por entonces el primer éxodo de judíos alemanes y austríacos. Ello marcaría también una de las teorías políticas del franquismo. Es lo que se llamó la conspiración judeo-masónica, el recurso ideológico por el que se designó al judaísmo, la masonería y el comunismo como las principales amenazas para la nación.

Para quienes promovieron la idea, los judíos eran una fuerza oculta que actuaba en sintonía con los intereses masónicos y revolucionarios para desestabilizar al país. El relato del franquismo de posguerra siguió insistiendo en que los combatientes de las Brigadas Internacionales fueron comunistas, socialistas y judíos, todos ellos parte de un mismo complot internacional, apuntalando así un discurso que permitía presentar el conflicto como una cruzada nacionalista contra enemigos infiltrados en el país.

Como escenario en el que se enfrentaron, por lo tanto, los totalitarismos nazi y fascista de un lado, y el comunismo estalinista de otro, España sirvió de referencia para que todos vieran de cerca la cruda realidad. Ahí están por ejemplo las experiencias del húngaro Arthur Koestler, que además de pasar tres meses encarcelado y condenado a muerte por el bando franquista, vio derrumbarse sus convicciones comunistas hasta escribir “El cero y el infinito” (1940), en el que criticó duramente al estalinismo y consumaría su ruptura con el comunismo.   

Sin ser directamente combatientes, otros intelectuales judíos, como la francesa Simone Weil o el alemán Carl Einstein, se incrustaron en la Columna Durruti, tanto para observar los profundos cambios sociales y los ideales de emancipación humana y libertad individual que encarnaba aquel líder anarquista procedente de León. 

La peripecia de los brigadistas judíos terminaría para muchos de ellos en las cárceles y los campos de concentración, especialmente el penal de San Pedro de Cardeña y los recintos de Palencia y Miranda de Ebro. Los que lograron huir a Francia se enfrentarían a nuevos sufrimientos en los campos de internamiento de Gurs, Vernet o Rivesaltes. Muchos de ellos serían reclamados por la Gestapo y deportados a Auschwitz o Mathausen, enfrentando la brutalidad del Holocausto.

Judíos en la Guerra Civil | Foto: Pedro González

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