Si hay algo que defina la identidad de Azerbaiyán por antonomasia es el arte de tejer sus reposteros y alfombras, hasta el punto de que a pesar de ser un arte milenario ha conservado su esencia específica en cada una de sus regiones.
Veinte de sus mejores ejemplares han llegado a Madrid para conformar una exposición en la Real Fábrica de Tapices. Vienen de Garabaj, Bakú, Gazaj, Shaki, Najchivan y Shirvan, conjunto de un arte textil declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde el año 2010.
La exposición ha servido de pórtico para la firma de un Acuerdo de Colaboración entre la emblemática Real Fábrica de Tapices española y su homóloga azaerbaiyaní Azerkhalcha. Los respectivos máximos dirigentes de ambas, Alejandro Klecker y Emin Mammadov, respectivamente, pusieron de relieve la gran historia común que España y Azerbaiyán comparten en el arte del tapiz. Klecker reveló que España ya fabricaba alfombras tres siglos antes de que se popularizaran en Europa, y que el denominado nudo español, tan de origen asiático como el azerí, ha sido siempre muy apreciado tanto en las cortes como en los más refinados salones de la nobleza.
El embajador de Azerbaiyán, Ramiz Hasanov, en su discurso inaugural de la muestra, se enorgulleció de la milenaria historia del arte de la tapicería de su país, resaltando que la muestra que ahora se exhibe en Madrid hasta mediados del próximo mes de enero, es el resultado de la transmisión de su conocimiento para las nuevas generaciones, y se felicitó de las nuevas y futuras actividades de colaboración conjunta entre la Real Fábrica de Tapices y Azerkhalcha.
Por otra parte, la exposición se enmarca entre los acontecimientos organizados por Azerbaiyán para conmemorar el centenario del nacimiento de su líder nacional, Heydar Aliyev, y que ha servido para que ambos países estén concluyendo diferentes acuerdos de cooperación e intercambio de especialistas en materia de Cultura, Educación y Ciencia.
