El paso adelante de Centroamérica

Arte contemporáneo para concluir las celebraciones del Bicentenario de las Independencias en las dos orillas del Atlántico

Pedro González
Por
— P U B L I C I D A D —

Toca a su fin la exhibición del innovador proyecto, ideado y producido por la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID): la exposición con siete sedes simultáneas a ambos lados del Atlántico, que vienen a concluir también las celebraciones del Bicentenario de las Independencias de los países centroamericanos.

Casa de América ha sido el escenario elegido en España, junto con otros seis centros culturales de la AECID en Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá. Con obras cedidas por los principales museos nacionales de cada país, junto con los propios autores y colecciones privadas, esta exposición ofrece hasta el próximo 6 de febrero el panorama del arte contemporáneo más vibrante de una de las regiones del mundo que más turbulencias ha sufrido en los últimos dos siglos.

Con la coordinación de los directores y comisarios del proyecto, Tamara Díaz Bringas y Ricardo Ramón Jarne, el título de esta muestra multinacional simultánea en siete países y dos continentes está inspirado en la frase “El pasado está delante”, con la que el artista maya Benvenuto Chavajay hace referencia a la cultura y a la manera de entender el pasado y la relación con los ancestros. 

Ahí está, en Casa América, su obra El retorno de la silla, dibujada sobre la espalda de un guatemalteco contemporáneo, en referencia a la rebelión en 1820 de Atanasio Tzul y Lukas Akiral. Fue entonces un grito indígena contra los impuestos virreinales, revivido casi doscientos años después, en 2012 cuando una marcha indígena, también en Totonicapán, fue reprimida a sangre y fuego por oponerse al aumento de las tarifas eléctricas.

Eterno retorno a la madre tierra

En las obras expuestas hay ficciones, invención o imaginación política, pero también formas concretas de sostener la vida en común. De ahí el recurso de materiales (o sus representaciones) como la tierra, el agua, las semillas o de fluidos como la sangre o la leche. Con barro trabaja, por ejemplo, Rolando Castellón desde 1981, según una ética y ecología que pone en relación con culturas amerindias.

La tierra es materia con la que trabajan también varios artistas y la base de prácticas ancestrales como la geofagia, que Adán Vallecillo plasma en fotografías que impresiona sobre papel de algodón. El autor describe la geofagia como práctica de resistencia cultural, que sin embargo es denostada por el pseudo-humanismo occidental, el cual la presenta como consecuencia del hambre y la pobreza. En contraste con tal visión paternalista, ese proceso de producción y consumo de “galletas de tierra” es sumamente complejo y está arraigado en rituales ancestrales, que remiten a profundas conexiones espirituales con el territorio.

Otras formas o imaginarios de sanación se convocan en esta muestra, desde ciertos rituales, narraciones o palabras, hasta algunos silencios o fugas. En ausencia del término “arte” en su lengua, Benvenuto Chavajay entiende su hacer como una suerte de “sanador” de la herida colonial.

El pasado adelante interroga la colonialidad y su persistencia en la desigual atribución de valor a ciertos saberes, modos de organización, de relación o espiritualidad. En las obras y en sus tensiones toman forma o deseo prácticas no extractivas de relación con la naturaleza y con otros seres vivos.

A este respecto es particularmente ilustrativa la instalación de Lucía Madriz denominada Tres hermanas, hecha con maíz verde, maíz amarillo, frijoles rojos, negros y blancos, semillas de calabaza y tierra. Las tres hermanas es como se denomina la forma de cultivo de la milpa en Mesoamérica desde épocas prehispánicas. Madriz quiere representar en ella que la agricultura no es solamente una actividad necesaria para la supervivencia sino también un legado cultural de formas de hacer y de ver el mundo, una parte integral de lo que somos.

Además de los citados, otros autores como Ángel Poyón, Héctor Burke, Donna Conlon, Christian Salablanca, Patricia Belli, Guadalupe Maravilla, Natalia Dominguez y Simón Vega, conforman esta muestra, atenta y comprometida con las cuestiones ideológicas, políticas y sociales de nuestro tiempo.

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