Los conflictos olvidados

Es pertinente, tras más ya de un mes con la atención internacional centrada exclusivamente en Ucrania, que recordemos que en África hay algunos conflictos en marcha con impactos humanitarios que reclaman atención inmediata y urgente de la comunidad internacional

Nubes de humo tras ataques aéreos en la región de Tigray, al norte de Etiopía en 2021.
José Segura Clavell
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— P U B L I C I D A D —

En estas últimas semanas, con la actualidad internacional dominada cuasi en exclusiva por la invasión rusa en Ucrania, hemos oído en multitud de ocasiones la petición de que no olvidáramos que, además del conflicto que tenemos a las puertas de Europa, en África hay diversos focos de inestabilidad a los que debemos seguir mirando. No es habitual en mis artículos enfocarme tanto en cuestiones negativas, pero sí creo que el momento merece que entendamos que en el continente africano hay algunos conflictos de gravedad y situaciones humanitarias que deberían ser muy tenidas en cuenta por la comunidad internacional y que generan éxodos humanitarios.  

Etiopía

Qué gran paradoja que un año después de obtener el Premio Nobel de la Paz, el presidente etíope Abiy Ahmed se enfundara su equipación militar y anunciase su presencia en el frente para combatir junto a sus soldados contra sus conciudadanos de la región del Tigray. En estos momentos, el conflicto entre el Gobierno de Etiopía y los rebeldes tigreños sigue ahí, con un frágil alto el fuego humanitario vigente, que fue aceptado por ambas partes.  

Sin embargo, la preocupación del mundo y los observadores de este conflicto está ahora en la extrema situación de hambruna que se vive en la zona del Tigray, entre acusaciones de que se está usando el hambre como arma de guerra, poniendo en peligro inminente a más de 6 millones de personas. Desde el Tigray se acusa al gobierno etíope de hacer pinza con el de Eritrea para ahogar y, literalmente como dicen ellos, “matar de hambre” a su población. Hoy mismo, momento en que escribo este artículo, ha sido el primer día en que, después de tres meses, un convoy con ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha conseguido acceder a la región. 

«No hay en estos momentos ningún otro lugar del planeta donde la salud de millones de personas esté más en peligro que en el Tigray”. La frase es del mismismo máximo responsable de la Organización Mundial de la Salud. Como leí recientemente en un artículo sobre la región, es muy factible decir que el presidente Abiy “ya ha ganado esta guerra, pero ahora le corresponde ganar la paz”, y conseguir reconciliar un país étnicamente muy complejo que necesita estabilidad para seguir siendo el motor económico de África Oriental.

Sudán del Sur

Varios han sido los avisos en las últimas semanas de que la paz del país más joven de África (creado en 2011) pende de un hilo. Sudán del Sur tenía solo dos años cuando vivió su primera guerra civil, que acarreó un balance que ronda los 400.000 muertos. La aplicación del acuerdo de paz de 2018 que firmaron los dos bandos enfrentados (el del presidente Salva Kiir y el del vicepresidente Riek Machar) ha caminado siempre sobre un alambre, y han sido habituales los enfrentamientos esporádicos entre facciones de ambos bandos, que además comparten gobierno. La situación se agrava con un momento de hambruna y sequías, sin duda con influencia del cambio climático, puesto que acaban de sufrir hace pocos meses las inundaciones más duras de los últimos 60 años, que afectaron gravemente a más de 800.000 personas y forzaron a 200.000 de ellas a abandonar sus casas.  

Naciones Unidas hizo ayer mismo un llamamiento urgente y dijo necesitar cerca de 1.500 millones de euros para poder entregar ayuda humanitaria ante una hambruna que está afectando en diversos grados a casi 9 millones de personas, lo que es una cifra escandalosa. «Los efectos acumulados y agravantes de años de impactos climáticos como inundaciones y sequías, el conflicto y la violencia subnacional han destruido las casas y sustentos de las personas, robándoles el futuro que merecen», manifestaba la coordinadora de la ONU en el país, Sarah Nyanti.   

El Sahel

Ya me han leído en estos últimos meses varios artículos sobre el Sahel, del que no me canso de remarcar la importancia estratégica que tiene para nuestro país. En Casa África vamos a abordarlo este mismo martes, 5 de abril, en un evento que hemos organizado junto a los responsables del Centro de Coordinación con África de Cruz Roja, ubicado en el Puerto de La Luz y de Las Palmas. La presencia de varios de los miembros del comité de coordinación africano de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en la región nos permitirá tener una visión privilegiada tanto de la situación humanitaria del Sahel como del trabajo que esta organización está haciendo también en el terreno migratorio.  

Junto a los participantes de Cruz Roja, todos de altísimo nivel, hemos incluido dos periodistas canarios para que complementen la información tanto desde el punto de vista de las migraciones, en especial por la llamada ‘ruta canaria’ (José María Rodríguez, delegado de la Agencia EFE en Canarias) como desde la compleja situación actual del Sahel (José Naranjo, corresponsal de El País y de varios medios que informa del continente africano desde Senegal).  

Hay muchísimos factores en este momento que preocupan, y mucho, del Sahel. Desde la retirada francesa y la entrada (ya oficialmente reconocida por el Gobierno maliense) de soldados y mercenarios rusos (del grupo Wagner, a las órdenes de los servicios de inteligencia rusos) a la posible expansión de la inestabilidad desde el corazón de la zona (Mali, Níger y Burkina Faso, principalmente) a los países costeros de África Occidental (Costa de Marfil, Benín, Ghana o Togo, por citar algunos). Y todo en un entorno con gobiernos extremadamente débiles o directamente juntas militares surgidas de golpes de Estado.  

La última noticia que nos llega de la región apunta a un preocupante deterioro de la situación de seguridad en Mali. Algunas fuentes hablan de “centenares” de muertos en la llamada zona de las tres fronteras (Mali-Níger-Burkina Faso) y Naciones Unidas, responsable de la misma MINUSMA, la misión que mantiene en la zona a cerca de 15 000 efectivos, admite que la situación está fuera de control.  

Yihadismo en Nigeria y Mozambique

Tanto el norte de Nigeria (Boko Haram, Estado Islámico) como el norte de Mozambique (Al Shabaab) siguen generando noticias por la presencia en ambos casos de fuerzas yihadistas. También en ambos casos ha habido avances en el acoso al que los militares de cada país (con apoyo de otros ejércitos como el ruandés y de la región del sur de África —agrupada como organización regional en la SADC— en el caso mozambiqueño), pero los yihadistas siguen causando estragos y la consecuente crisis humanitaria que conlleva su presencia para los civiles.  

Somalia

En Somalia, con presencia también de terroristas de Al-Shabaab, la situación política no está ayudando a pacificar el país. En el escenario, un nuevo retraso en las elecciones y una sequía gravísima que en estos momentos tiene en jaque a siete millones de personas.  

Covid-19

Y, por último, no quiero cerrar este artículo sin decirlo de nuevo. Pese a que esto no es un conflicto, es importante no olvidar que la pandemia sigue presente en nuestras vidas, y que por mucho que ya en nuestro país estemos llegando a la fase hasta de debatir quitarnos la mascarilla en interiores, en África aún las cifras de vacunación son extremadamente bajas y, por lo tanto, muy peligrosas y susceptibles de que pueda producirse la aparición de alguna variante. El dato africano, en el seguimiento que llevamos haciendo desde hace ya dos años, cifraba hoy en el 15,67 por ciento el total de ciudadanos y ciudadanas africanas que disponen de al menos dos dosis de la vacuna. Más vacunas y más sensibilización, por el bien de todos.


FOTO: Nubes de humo tras ataques aéreos en la región de Tigray, al norte de Etiopía en 2021.

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