Hay representaciones pictóricas que difícilmente se pueden catalogar en un estilo o escuela. Y más cuando lo sutil se presenta como un mensaje inmediato, sin necesidad de más argumento. Es el caso de la muestra FAZ, de la barcelonesa Carla Cascales Alimbau, quien estuvo en Madrid con ocasión de ARCO, entre los pasados 24 y 29 de febrero. No presentó nada en IFEMA, pues prefirió el Invernadero, espacio sito en la calle de San Lorenzo, 11; área de la capital que promete convertirse en otro mundo del arte plástico, al igual que el conformado por El Prado, el Reina Sofía y el CaixaForum. Para Cascales todo Madrid es un ARCO por esas fechas, siendo cualquier punto de la ciudad más adecuado, al no saturar tanto al espectador con las cantidades del evento en sí.
Las formas trazadas por Cascales invitan a la coautoría por parte de quien mira, pues aunque se intitulen FAZ, mucho más que rostros humanos pueden llegar a resultar: torsos, miembros, músculos, tendones. El paso del tiempo y los estragos que va causando en nuestra piel, es la intención de fondo en la obra de Cascales. También accidentes geográficos como bahías o penínsulas; y hasta plantas o rocas. Toda la naturaleza viva o inerte, pueden sutilmente converger ante la invitación de esta diseñadora de profesión, quien ha trabajado para Inditex realizando estampados.
Y es que ella es toda sutileza al expresarse y presentar su obra. Grácil como una modelo en pasarela, con palabra suelta y sonora, explica el proceso de elaboración de sus cuadros. Sobre lienzo de lino como soporte, vierte una resina de caucho; tras el proceso de volcado sobre volcado, va encontrando formas, densidades y colores. Cuando todo está seco, aplica un lacado como pigmento, fijándolo todo con un barnizado.
Desgraciadamente tiene que irse de España… como tantos. Pasa unos 2 meses en Estados Unidos, entre Los Ángeles y Nueva York, ciudades en las que vende un 70% de su producción. Aunque, recalcitrante, mantiene su estudio en Barcelona y de allí ha traído cuadros y esculturas; unas terracotas en colores pastel, recipientes que la artista prefiere que no se llenen de nada, para que así puedan apreciarse mejor. Piezas elaboradas exclusivamente para el Invernadero, en palabras de su socia fundadora Silvia Hengstenberg.
En lo sutil y delicado del trazo, pero con gran fuerza conminatoria, tal vez habrá intervenido la combinación por las preferencias artísticas que confiesa esta catalana de 30 años: Matisse en pintura, Chillida en escultura y Oteiza en arquitectura.
Página web de Carla Cascales: carlacascales.com