El pintor Henri Matisse dedicó muchas de sus obras a representar a la mujer como odaliscas orientales (más o menos conseguidas), de las que se desprende una voluptuosidad y sensualidad inmediatas para cualquier “voyeur” que se precie.
Una de ellas sobre todo tuvo su momento de gloria cuando protagonizó uno de los escándalos que tanto salpican el mundo del arte, al ser suplantada durante varios años por una simple copia en uno de los museos más prestigiosos de Hispanoamérica: el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber de Caracas (hoy Museo de Arte de Caracas Armando Reverón), perteneciente a la Fundación Museos Nacionales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Tanto el museo como sus colecciones tienen a sus espaldas una larga historia donde es innegable el papel jugado por la promotora, primera directora y casi símbolo del mismo, que adquirió a la galería “Pierre Levai-Marlboroug” de Nueva York, por 480.000 dólares una de tales “odaliscas”: la llamada “Odalisca con pantalón rojo” junto a su marco original. Un óleo sobre lienzo de 60,56×73,5 cms., fechado en el año 1925 en Niza, que pasó a formar parte de la colección del citado museo, tomando parte en exposiciones como la que se realizó en la Sala de las Alhajas de la Fundación Cajamadrid en el año 1996 “Joyas de la Colección MACCSI”, reproducida en el catálogo de la exposición (pág. 107).
La historia de la obra puede resumirse en diferentes fases (según Art Lost Register): el mismo año en que es pintada por el autor, es adquirida por la firma londinense “Reid & Lefevre” que la vende a su vez a “T.D.Barlow” también de Londres en el año 1931. Más tarde, sería adquirida por la “Knoedler Gallery” de Nueva York (que acabó cerrada por otros escándalos en el año 2009/2010), pasando después a la citada “Marlboroug Gallery” (al parecer tras haber pasado por la Casa Matisse en París (?) y una colección privada neoyorquina en 1971), donde sería adquirida en marzo de 1981 por Sofía Imber junto a su marido Carlos Rangel, a la sazón directivo también del museo. La odalisca cruzó el Atlántico para asentarse en América parecía que definitivamente.
Es en el año 1996 cuando hace la travesía otra vez entre el Museo Sofía Imber de Caracas y la Sala de las Alhajas de Madrid de donde regresaría de nuevo a su lugar de origen al finalizar la exposición madrileña. Tanto en un viaje como en otro acompañada siempre por personal del museo caraqueño y la propia Sofía Imber que supervisaba personalmente todas las operaciones: cargas, descargas, embalajes, manipulación de las obras, etc.
Vuelta a casa y ya durante la presidencia de Hugo Chávez, éste realizó una visita al museo donde posa junto a Sofía Imber ante la odalisca de Matisse con motivo de la FIA (Feria Iberoamericana de Arte de Caracas) en junio de 2004. Una foto normal en estas visitas protocolarias de las que queda el testimonio de los personajes que visitan la institución. Pero…
Ya en el año 2000, en el Art Lost Register, en respuesta realizada a la galerista de Aspen (Colorado) Lyn Segal, en el historial de la obra antes citado figura: “Museo Sofía Imber, Venezuela en 1974” y cómo última propiedad “Colección corporativa Florida/Venezuela en el año 2000”. La investigación realizada por la periodista venezolana la lleva a una firma de Miami: “Global Art Miami” (constituida en agosto de 2001 y disuelta en octubre de 2002),a cuyo frente aparece una marchante, quien recibió en su momento el encargo de venta de la “Odalisca con pantalón rojo” de un hombre “de aspecto venezolano”, que la llevaba bajo el brazo enrollada, en su residencia de Miami Beach. El portador de la obra acompañaba el encargo de un documento de fecha 20 de noviembre de 2000 en que se confirmaba la autorización del museo a la Sra. Imber para la venta de la obra, al que se unió otro de la propia Sofía Imber, autorizando “a vender a Global Art Miami la pintura de Henri Matisse”. Es decir, la pintura ya estaba ofertándose en el mercado de arte, cuando Hugo Chávez estaba mirando su réplica en compañía de Sofía Imber en 2004.
Mientras tanto, la marchante encargada de la venta de la obra mantenía su custodia en la firma “Fortress Storage” de Miami, desde donde la enviaría a Nueva York en octubre de 2000, con motivo de la “Art Fair” interesándose por ella uno de los expositores de la feria, quien decidió consultar a la experta en la certificación de obras de Matisse (Wanda de Guebriant) quien, como es lógico, suponía la pintura en el museo venezolano Sofía Imber, por lo que procedió a avisar al propio museo de lo que sucedía, sin recibir respuesta alguna del mismo.
En agosto de 2001, otro intermediario contactaría a la experta sobre la misma cuestión, recibiendo la misma respuesta: según sabía, la obra pertenecía al museo caraqueño. No obstante, se avino a examinar la obra en los almacenes de la firma “André Chenue” de la aduana de París, en diciembre de 2001, constatando que se trataba de la obra original. Sujeta con grapas a un simple bastidor, la estuvo revisando varias veces durante los primeros meses de 2002, en que permaneció en tales almacenes. En enero consiguió por fin hablar con la propia Sofía Imber quien la dirigió a la nueva directora del museo que tampoco atendió a su llamada. En abril del año 2002 Sofía Imber volvía a visitar el museo en compañía de su sustituta y, parándose delante de la supuesta odalisca de Matisse le dijo: “Un día te contaré una extraña historia sobre este cuadro” una historia inédita aún en el año 2004 (por la foto con Chávez).
Entre unos y otros intermediarios un galerista venezolano domiciliado en Miami, recibiría noticias de esta oferta, lo que supuso la inmediata denuncia de los hechos tanto a la propia Sofía Imber como a su sucesora que, en lugar de agradecerlo, reprochó el aviso. Luego vino el silencio durante años, en los que la Justicia venezolana no parecía llegar a una conclusión, hasta que…
Finalmente, en una operación conjunta institucional, la obra original sería recuperada en un hotel de Miami el 18 de julio de 2012, por agentes federales de EE.UU. que se hicieron pasar por posibles compradores dispuestos a pagar 740.000 dólares. La pregunta es: ¿quién preparó el plan de sustitución y lo llevó a cabo?