Sandra Marchena Rejas deslumbra creatividad y simpatía hasta por teléfono. Da gusto hablar con esta actriz, tanto de teatro como de televisión, guionista de lo audiovisual y dramaturga en el arte sobre las tablas. Afable, gran profesional en detalles en apariencia nimios, como el de dar autógrafos y dedicar fotografías a sus admiradores. Lo cual no es baladí, pues si a alguien se debe una actriz es a quien la ve trabajar en un escenario o en la pantalla de televisión.
Marchena conversó con El Mentor —mascarillas mediante— en uno de los pocos descansos que le permite el rodaje de Acacias, 38, la serie que está a punto de culminar en la 1 de TVE .
—Sandra: de Sabadell a Madrid. ¿Por qué a la Villa y Corte y no a Barcelona, tan activa en teatro y tan cerca de tu ciudad natal?
—Fui a Madrid porque hice una prueba en la escuela “Cristina Rota” y porque dos compañeros míos de la compañía “Viéndolas venir” vivían ya en Madrid. Me pareció una buena ocasión para emanciparme y probar suerte como actriz.
—¿Cuánto tiempo estuviste en este centro? ¿Continuaste estudios en otra escuela?
—Estuve cinco meses y me sirvió de mucho; pero donde me formé de forma exhaustiva —dos años— fue en la escuela de Berty Tovías, “Estudios de teatro”. Allí me formé en el método Lecoq y las enseñanzas en ambas escuelas, siempre están presentes. Aprendí herramientas muy útiles para la interpretación. Sigo con ansias de aprender y siempre que puedo continúo formándome.
—¿Con cuáles actores o actrices —famosos después— coincidiste en la escuela de Rota?
—El compañero que tuve que es más conocido actualmente es Bart Santana. También coincidí, con mis compañeros de la compañía “Viéndolas venir” que te he comentado anteriormente, María José Lesmes y Moisés Ramírez. Los tres muy buenos compañeros.
—¿Recuerdas la primera vez que te enfrentaste a ese monstruo llamado público, desde un escenario?
—Fue con la compañía “Viéndolas venir”, dirigida por Carles de la Rosa en Sabadell, en la obra Noche de Reyes de William Shakespeare; fue una experiencia maravillosa. Estaba muy nerviosa e ilusionada.
—¿Quién te quiere más, la cámara o las tablas?
—No lo sé, pienso que la cámara me da una magia distinta a la del teatro; pero ambas experiencias son maravillosas.
—Personalmente me gustan mucho las producciones llamadas de época. ¿Qué has tenido que hacer para transformarte en Rosina, una mujer entre finales del siglo XIX y principios del XX?
—He intentado siempre ir secuencia a secuencia, centrándome en las emociones del personaje, sus necesidades, sus limitaciones y en la relación con los demás personajes/compañer@s.
—Se debe rodar a un ritmo frenético para tener listo un capítulo todos los días. ¿Cómo haces para compaginar el estudio de guiones, grabaciones y vida personal?
—A veces es complicado porque es un ritmo muy demandante. La clave es intentar dejar espacio para cada parcela de tu vida.
—Trabajas con grandes profesiones del escenario como María Gracia o Clara Garrido. ¿Con alguno de ellos has coincidido antes en alguna producción?
—Solo he coincidido en Acacias 38, pero tanto Clara como María son muy buenas compañeras, ojalá coincida con ellas y el resto del elenco en otros trabajos. Tiene que ser bonito coincidir interpretando otros personajes y contando otras historias.
—Acabas de publicar un libro, el cual es una obra de teatro, Sincronía. Una comedia amarga. ¿Cómo ha sido ese viaje de ida y vuelta, de la actriz hacia la dramaturga?
—Me han ayudado mucho algunos cursos de dramaturgia que he podido hacer, y pienso que mi paso por el stand up comedy y el hecho de ser actriz me han servido para escribir de una forma muy orgánica.
—Sincronía narra el reencuentro de una pareja. ¿Qué te ha llevado para dramatizar un tema por el estilo?
—Me ha llevado a ello intentar comprender una historia personal, pero solo como punto de partida. Creo que mi obra —utilizando palabras de Sergio Blanco, al que tuve la suerte de conocer en una charla recientemente— es una recreación de un recuerdo re-inventado, transformado.
—Has hecho una lectura dramatizada de la obra. ¿La pondrás en escena?
—Sí, hice la lectura dramatizada junto a Gonzalo Trujillo, interpretando conmigo y junto a Xoan Forneas, como ayudante de dirección, en Nuevo teatro Fronterizo. Y sí, me gustaría llevarla a escena.
—¿Qué proyectos tienes para el próximo futuro en teatro, cine o televisión, cuando acabe Acacias, 38?
—Me gustaría llevar la obra a escena, profundizar en dos proyectos de escritura que tengo y lo que surja como actriz; ya sea en cine, teatro o televisión.