Entrevista con María Jesús Echániz

Miguel Manrique
Por
— P U B L I C I D A D —

Según la definición clásica, la psicología es una rama de la filosofía que estudia la conducta de los seres humanos. Pero el comportamiento, además de generarse vía espiritual, también puede ser influido por lo físico, teniendo las enfermedades mucha de la culpa; como es el caso de la fibromialgia. La psicóloga María Jesús Echániz Quintana (Madrid, 1957) recibió a EL MENTOR en uno de sus viajes a la capital, ya que reside y trabaja en Mérida, donde ha llevado a cabo varios proyectos para el Gobierno extremeño.

María Jesús Echániz Quintana, psicóloga

—¿Cuáles son los síntomas de la fibromialgia?

—La fibromialgia está considerada como un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas de naturaleza desconocida, en los que se incluye dolor generalizado, cansancio y fatiga, deterioro cognitivo (trastornos de memoria y atención) sueño no reparador y, en bastantes casos,  ansiedad o depresión.

—¿Qué investigaciones se están haciendo a nivel español o mundial para dar con las causas de la fibromialgia?

—No cesa la investigación en España y otros países en torno a la etiología o causa de la fibromialgia. La mayoría de las investigaciones coinciden en que las causas son multifactoriales, es decir, habría elementos biológicos, psicológicos y sociales. Muchas investigaciones se centran en que hay una alteración en los mecanismos que se encargan de trasmitir el dolor al cerebro. Estos receptores estarían alterados y aumentados en personas con fibromialgia.

—¿Cómo trabaja la psicología para paliar dicha enfermedad?

—La ciencia ha demostrado que el tratamiento psicológico es muy útil en la fibromialgia; tanto o más que los propios medicamentos. Consiste en que la persona recupere el mayor numero de actividades que ha perdido a consecuencia de la enfermedad, actividades que antes le resultaban gratificantes. Un psicólogo experto en psicología cognitivo-conductual puede ayudar a cambiar las creencias perjudiciales y catastrofistas que provoca la fibromialgia, y tener un buen afrontamiento ante la enfermedad.

—Según las estadísticas, se da más en mujeres que en hombres: de 9 a 1. ¿Por qué se da esta anomalía?

—Aún no hay resultados certeros de que por el hecho de ser mujer se tengan más papeletas para enfermar de fibromialgia. No obstante, he visto varios casos en hombres, a veces más severos y complicados de abordar que en mujeres.

—¿A qué edades suele presentarse?

—Suele haber más prevalencia (número de casos) entre los cuarenta y cuarenta y nueve años, pero se puede presentar a cualquier edad, incluso en la infancia o ancianos.

—Usted es autora de un proyecto para que el paciente acepte a la enfermedad. ¿Qué resultados se obtuvieron, concretamente, en Extremadura?

—Una enfermedad, y más con dolor crónico generalizado, es difícil de aceptar y convivir con ella. La fibromialgia afecta a todos los ámbitos de la vida de la persona, laboral, familiar de pareja. El grupo de personas que participaron en el proyecto, mediante técnicas de afrontamiento cognitivo-conductuales, aprendieron estrategias para poder vivir con su enfermedad y mejoraron bastante su calidad de vida.

—¿A nivel nacional español se trata a la fibromialgia desde la psicología?

—La fibromialgia se debería tratar mediante equipos multidisciplinares; una buena coordinación del médico de atención primaria y salud mental y psicólogos especializados en la enfermedad y el dolor crónico, trabajando en unidades de dolor. En muchas comunidades existen estos equipos, pero hay otras que carecen de ellos. Son las asociaciones de enfermos y familiares las que a menudo se hacen cargo de la atención psicológica y de otras terapias adecuadas para paliar la enfermedad.

—Hablemos de la psicología en general. Se dice que en España se va poco al psicólogo, en comparación con Estados Unidos y otros países. ¿A qué se debe esta carencia?

—Hasta hace pocos años, ir al psicólogo era una especie de estigma. No se buscaba al psicólogo por perder la pareja, pasar un duelo, quedarse en paro o sentirse triste o ansioso; eran procesos de la vida que había que superar de manera natural. La psicología ayuda y da herramientas para que la persona gestione mejor estos cambios de la vida. Después de la pandemia ha habido una aceptación por parte de la sociedad de la psicología, de alguna manera se ha hecho más visible.

—La atención de la psicología por parte de la Seguridad Social deja mucho que desear. ¿Desde ustedes, los profesionales, se insta a los poderes públicos para mejorar esta situación?

 —Es claramente insuficiente, y últimamente se está hablando mucho de ello. Se publican cifras de que en España sólo hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que en la media europea hablamos del triple. Los psicólogos estamos dando visibilidad a este problema, y el Gobierno ha puesto en marcha un Plan de Acción 2021- 2024 de Salud Mental. Veremos con el tiempo los resultados y si el dinero invertido es  suficiente.

—Ya no sólo respecto a la fibromialgia sino al resto de enfermedades, por ejemplo, el cáncer: ¿cómo trabaja la psicología para ayudar a los pacientes?

—Un diagnóstico de cáncer es algo muy estresante para la persona, altera y cambia la perspectiva de vida y futuro de manera drástica. La psicooncología es una especialidad que se integra con la oncología y se centra en atender los aspectos psicológicos y de cambio de comportamiento de las personas afectadas. La psicología de la salud se está integrando con la medicina para el tratamiento y abordaje de muchas enfermedades.

—El personal sanitario, en general: ¿acude al psicólogo ante el desgaste que supone enfrentarse a las enfermedades y, sobre todo, a la muerte?

—Es un desgaste enfrentarse continuamente con el dolor y la muerte; genera mucho estrés en los profesionales sanitarios. También el tener que dar malas noticias a un familiar sobre sus seres queridos. El deterioro, la muerte, tener que comunicar malas noticias, tienden a generar impotencia, frustración y culpa en el profesional. El profesional necesita apoyo de la psicología a causa de ese estrés sostenido en el tiempo.

—Y ustedes, los psicólogos: ¿van al psicólogo?

—Claro, estamos en contacto con el sufrimiento y el dolor de las personas. Debemos ponernos en manos de colegas que nos ayuden a canalizar las emociones negativas que, muy a menudo, es inevitable no llevárselas a casa.

—El filósofo alemán Wilhelm Dilthey conceptuaba a la psicología como “ciencia del espíritu”. ¿Puede lo espiritual tener ciencia?

—Este autor quería diferenciar las ciencias naturales de las ciencias humanas, o ciencias del espíritu, en las que incluía la psicología. La psicología es una ciencia empírica, pero el pensamiento científico no tiene por qué ser ateo. Hoy en día hay corrientes en psicología que hablan de Inteligencia Espiritual. El psicólogo Seligman, fundador de la psicología positiva, considera un rasgo de fortaleza aquella persona que practica o tiene una cierta espiritualidad en su vida, aunque no se canalice mediante la religión.   

—Existen los “psicólogos para perros”. ¿Es esto posible, es una broma o, directamente, una estafa?

—Claro, aunque no tienen por qué ser licenciados en psicología; son veterinarios que han estudiado el comportamiento animal o estudiosos de la conducta y emociones de los perros. Los animales también sienten y padecen, tienen comportamientos inadecuados, agresividad en exceso y se deprimen ante la falta o el abandono del dueño. Se les suele denominar etólogos caninos.

—¿Desea agregar algo más al contenido de esta entrevista?

—Hemos visto como la pérdida de la salud, por una enfermedad crónica como la fibromialgia, afecta a la persona en todos los ámbitos de su vida, familiar, laboral o de pareja. El ciclo vital de las personas, según la etapa de la vida, está lleno de ganancias y pérdidas. Como mencionaba anteriormente, todo esto eran procesos que la persona iba superando sola, a pensar del desgaste que suponía para ella. Hoy en día la psicología ayuda con herramientas eficaces, que hacen que pasar por todas estas crisis vitales, no suponga un sufrimiento extremo. Alguien dijo que mientras vivimos tenemos la obligación de ser felices. La psicología no promete la felicidad, pero sí ayuda a tener cierto aprendizaje para poder conectar más con ella.

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